|
|
|
|
Frederick II (El Grande, 1712-1786), Rey de Prusia, ignoró la tradición religiosa de castigar severamente a las personas que tuviesen contacto sexual con animales.
|
|
|
|
Auguste Forel
(1848-1931) exigió la abolición de las leyes en contra del contacto sexual con animales.
|
|
|
En el siglo XVIII, la “Era de la Iluminación”, la condena religiosa y la persecución penal del contacto sexual humano con animales gradualmente se hicieron menos severas en la mayoría de países occidentales. Por ejemplo, Frederick el Grande de Prusia, se consideró el legislador de la iluminación, no se sentía atado a los dogmas religiosos, y en materias sexuales era simplemente pragmático. Cuando uno de sus soldados de la caballería lo encontraban teniendo relaciones sexuales con su yegua, el rey le aplicaba un castigo simple. “El hombre tendría que ser transferido a la infantería”.
En el siglo XIX se vio que la influencia religiosa era cada vez menor en la legislación civil y penal europea y, por último, a principios del siglo XX, el eminente psiquiatra suizo Auguste Forel abogó drásticamente por la abolición de todas las leyes sobre la sodomía: “Cuando un pobre imbécil copule con una vaca, esta no es maltratada de ninguna manera; y tampoco el dueño. Es más,... el juez castiga la sodomía aun cuando el culpable es el dueño del animal. ¿Cómo puede la ley tener el derecho de castigar un acto que lastima a nadie? Evidentemente es un vestigio religioso, algo como castigar por pecar contra el Espíritu Santo.” (1)
De hecho, en las décadas siguientes, muchos de los países occidentales comenzaron una revisión crítica de sus códigos penales y eventualmente abolieron las leyes en contra del contacto sexual con animales. Hoy en día, esas leyes existen en muy pocos lugares.
(1) Forel, A. La Pregunta Sexual (Edición Alemán original 1905), edición en inglés, Nueva York 1926., pág. 400
|
