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Aspectos Artísticos
El contacto sexual con los animales se ha descrito y representado en todas las culturas desde la antigüedad. Aquí se muestra un hombre teniendo relaciones con un burro. Tallado en roca,,
Val Camonica, Italia,
ca. 3000 A.C.
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En las sociedades judías-cristianas, el contacto sexual entre los animales y los hombres fue, por mucho tiempo, un delito penal. Como consta en la Biblia, los antiguos hebreos prohibieron dicha actividad bajo la pena de muerte (Levítico 20).El Talmud ni siquiera le permitía a una viuda tener un perro de mascota por miedo a que ella lo utilizara con fines sexuales (Abodah Zarah 22b; Baba Metziah 71 a).Estas actitudes negativas judías fueron posteriormente adoptadas por las iglesias cristianas, que, a su vez, influyeron en la ley secular en la mayoría de los países occidentales. El crimen fue llamado sodomía, después de la ciudad bíblica de Sodoma, la cual fue destruida por Dios como castigo por el comportamiento sexual poco natural (Génesis 19).En las mentes medievales, esto significaba todas las formas de relaciones sexuales que no involucraban el coito, especialmente los actos homosexuales, pero también el contacto sexual con los animales. (Realmente, la Biblia no dice que los habitantes de Sodoma tenían ese tipo de contactos.) En efecto, en una vuelta irónica de la historia, las leyes de sodomía fueron usadas en contra de los propios judíos. Algunos teólogos medievales declararon que el contacto sexual de un cristiano con un judío o musulmana era moralmente equivalente a tener relaciones sexuales "innaturales" con animales, “en la medida en que dichas personas a los ojos de la ley y de nuestra santa fe difieren en modo alguno de las bestias." El delito era considerado muy grave. Durante siglos, de hecho en los tiempos modernos, los hombres y las mujeres eran enterrados vivos, quemados en la hoguera o colgados por tener contacto sexual con animales. En algunos casos mataban también a los animales junto con ellos.
Estas tradiciones religiosas y legales también se reflejaban en la forma de pensar de los médicos occidentales. Por lo tanto, el comportamiento que parecía pecaminoso y criminal a los clérigos y legisladores fue denunciado fácilmente como una enfermedad por los psiquiatras. Para ellos, las relaciones sexuales con los animales eran el síntoma de "trastorno", una "aberración", "anormalidad", o "perversión". Lo que la iglesia y el estado había llamado "sodomía" y un "crimen en contra de la naturaleza", los psiquíatras lo etiquetaron como "zoofilia" o "bestialidad". Las personas que practicaban ese tipo de comportamiento eran declarados enfermos mentales. Solo fue hasta el siglo XX que los psiquíatras comenzaron a ser más auto-críticos y comenzaron a evitar estos juicios indiscriminados.
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