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Aspectos Religiosos
Arriba: Zeus el Dios supremo griego, asumió la forma de un cisne para seducir a Leda, la reina de Esparta.
(Antigua escultura griega)
Abajo: Las esculturas de unos antiguos templos Hindú mostraban todas las formas de actividad sexual.
(Aquí se muestra un ejemplo del Templo de Lakshmana, Khajuraho, India Central)
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Los mitos y cuentos del folklore de muchas culturas contienen referencias a relaciones sexuales entre los seres humanos y otras especies animales, como osos, lobos, caballos, culebras y cocodrilos. La actitud hacia este tipo de comportamiento no siempre fue negativa. Por ejemplo, las religiones que creían en la transmigración de las almas, es decir, en la idea de que una persona podía volver a nacer en forma de un animal, tenían una actitud muy diferente que aquellas que veían al hombre como algo excepcional y sin ninguna conexión espiritual con el mundo animal.
En los relatos más antiguos, los animales eran objeto de repentinas pasiones humanas, pero los antiguos escritores griegos y romanos hablan de algunos casos en los que los animales toman la iniciativa. Por ejemplo, en una famosa historia por Aelian (Claudius Aelianus, Siglo 2 A.C.), un delfín se enamora de un niño, lo corteja y lo hace su compañero. Cuando el niño muere en un accidente, el delfín con el corazón roto pierde la voluntad de vivir. Los griegos también creían que Zeus, su máximo Dios, asumía ocasionalmente la forma de un animal para poder ganar los favores sexuales de una mujer que de otra manera era inaccesible. Por lo que se acercó a Europa como un toro y a Leda como un cisne. La mitología griega nos dice que Pasiphaë, la reina de Creta, tuvo relaciones con un toro y después dio a luz al Minotauro, un monstruo humano con cabeza de toro. Historias similares fueron contadas por varias personas analfabetas en Asia, África y América. Por ejemplo, cierta tribu esquimal creía que la raza blanca era el resultado de las relaciones sexuales entre una mujer y un perro.
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