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El Matrimonio y el Desempeño Sexual
Los jóvenes varones y mujeres casadas tienen niveles más altos de desempeño sexual que solo las mujeres y los hombres de la misma edad. Sin embargo, con el tiempo, los niveles de rendimiento de ambos grupos disminuyen a un nivel bajo para todas las mujeres mayores (ambos solteros y casados) y otro bajo nivel común para todos los varones de más edad (ambos solteros y casados).
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Para los hombres jóvenes, el matrimonio marca la diferencia en su desempeño sexual: Antes de la edad de veinte años, los hombres casados tienen un promedio de 5 orgasmos por semana, solo en tanto los solteros tienen un poco más de 3. Sin embargo, al poco tiempo las curvas de frecuencia en ambos grupos comienzan a descender: A la edad de cincuenta años, el número de orgasmos semanales para todos los hombres es inferior a 2, para los que se encuentran en los sesenta años, es un poco por encima de 1 y de los setenta años de edad, es por debajo de 1. Estos fueron los resultados de Alfred C. Kinsey en la mitad del siglo 20, y por lo tanto las cifras exactas podrían ser cuestionadas por una serie de razones. Sin embargo, aún hoy, no cabe duda acerca de la tendencia que muestran. De hecho, ya ha sido confirmada por investigaciones más recientes.
Para las mujeres, por otra parte, Kinsey y sus colaboradores encontraron una curva bastante plana que ilustra una frecuencia mucho más baja durante toda la vida. No hay ni un fuerte aumento inicial ni un pronunciado declive posterior. Al igual que en la muestra masculina, el matrimonio hizo una diferencia para las mujeres jóvenes. Una vez casados, tenían entre 2 y 3 orgasmos por semana. En efecto, entre las edades de treinta y cincuenta, todavía tenían unos 2 orgasmos por semana. Por otro lado, las mujeres solteras, durante toda su vida, registraron sólo un (1) orgasmos por semana o menos. La misma figura se aplica a las mujeres casadas de más de cincuenta.
Hay que destacar, por supuesto, que estas cifras significan promedios, y que existen enormes diferencias entre los individuos. Por otra parte, las cifras sólo representan orgasmos. No dicen nada acerca de las fuentes de estos orgasmos y, más importante aún, ignoran todas las demás respuestas sexuales cortas del orgasmo. Sin embargo, es precisamente esta reducción aparentemente sin sentido a los números de eventos "contables" que ilustran mejor cómo las respuestas sexuales femeninas y masculinas se desarrollan en los últimos años. En este sentido, los resultados de Kinsey siguen siendo pertinentes (1).
(1) Fuentes: Alfred C. Kinsey et al., “Sexual Behavior in the Human Male”, 1948, p. 267 y “Sexual Behavior in the Human Female” 1953, p. 549.
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