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Nordisk Sexologi 1995;/3:193-211

Entrenamiento sexológico para los profesionales de la salud

por Erwin J. Haeberle




Entrenamiento sexológico para los profesionales de la salud

Erwin J. Haeberle

Resumen

En los últimos años, un número de programas de entrenamiento académico sobre Sexología se han originado en Europa, un hecho que ha pasado en gran parte inadvertido en círculos académicos establecidos al igual que entre los mismos sexólogos europeos.

El Instituto Robert Koch ha conducido una encuesta de estos programas y ha recogido los diferentes curricula y requisitos de grado ahora existentes: checo, polaco, belga, británico, francés, italiano y español en un folleto "Sexology in Europa".

Como las colecciones muestran, hay dos tipos básicos de programas de entrenamiento: 1. en Sexología médica y 2. en Sexología no médica. Este último se puede dividir a su vez en dos grupos: 1. Terapia sexual no médica, y 2. Educación sexual.

En vista del proceso rápido de integración europea, conduciendo a un reconocimiento mutuo de los grados académicos, el presente ensayo discutirá los elementos comunes en todos estos programas así como las discrepancias. Luego también se harán algunas sugerencias en cuanto a los siguientes pasos prácticos que se tomarán.

En años recientes, se ha incrementado la demanda de que la mayoría de los profesionales de la salud deben tener cierto conocimiento científico básico sobre el comportamiento sexual humano. Es decir, los médicos y los psicoterapeutas, las enfermeras, los administradores hospitalarios, los consejeros matrimoniales y familiares, los funcionarios de planificación familiar, los trabajadores comunitarios de la salud e incluso los epidemiólogos deberían recibir por lo menos un cierto entrenamiento sexológico.

Esta demanda es el resultado de varios procesos históricos que convergieron a principios de nuestro siglo en Europa y más adelante en los Estados Unidos, y que entre otras cosas, produjeron una nueva ciencia especial de Sexualidad. Esta ciencia fue al principio una iniciativa privada, algo marginal e incluso hoy todavía se encuentra marginada en nuestras universidades, pero de cierta manera indirecta, sin embargo, ha tenido una influencia asombrosamente fuerte en el pensamiento social y político moderno. En cualquier caso, es útil echar un vistazo rápido a los inicios.

Hubo, yo creo, tres hitos que condujeron a la situación actual:

1. El concepto inicial de Sexología como empresa científica interdisciplinaria en Europa antes de la Primera Guerra Mundial,

2. La aceptación de la Sexología como campo de estudio académico en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial y

3. La definición y la promoción de salud sexual de la Organización Mundial de la Salud desde 1975.

1. Comienzos en Europa

El concepto de Sexología como ciencia en su propio derecho fue primero propuesto en 1907 por el dermatólogo berlinés Iwan Bloch. Sus ideas fueron rápidamente adoptadas por sus colegas en la misma ciudad, especialmente Magnus Hirschfeld, quien, en 1908, editó la primera "Revista de Sexología", en 1913 cofundó la primera "Sociedad Médica de Sexología y Eugenesia", en 1919, fundó el primer "Instituto de Sexología" en Berlín y en 1921, también en Berlín, convocó la primera "Conferencia Internacional de Reforma Sexual sobre una base sexológica".

Tanto Bloch como Hirschfeld creyeron que el enfoque médico tradicional de las preguntas sexuales era demasiado estrecho y debería ser ensanchado. Solamente una combinación de los métodos tomados de las ciencias naturales y sociales podría hacer justicia al fenómeno complejo biopsicosocial del comportamiento sexual humano y por lo tanto, buscaron la colaboración de expertos en una gran variedad de campos, tales como Medicina, Bioquímica, Psicología, Etnología, Historia, Pedagogía, Criminología, Jurisprudencia, Filología, Estudios literarios e Historia del Arte. Algunas disciplinas más amplias como la Sociología, la Economía y las Ciencias Políticas estaban todavía en desarrollo o encaminadas hacia la aceptación académica completa en ese entonces, al igual que algunas subespecialidades médicas y bioquímicas como la Endocrinología y la Genética. En cualquier caso, todas éstas y muchas otras fueron listadas inmediatamente en la empresa enorme de la investigación sexual humana. Esta investigación, a la vez, tenía una meta abiertamente establecida: proporcionar la munición en la lucha por la reforma sexual. El lema de Hirschfeld resume perfectamente la causa común: "per scientiam ad justitiam!" , Por medio de la ciencia hacia la justicia! Las revistas sexológicas antiguas, los manuales y los congresos reflejaron esta filosofía interdisciplinaria. De hecho, el Instituto de Hirschfeld, aunque médicamente dominado, acogió y, en algunos casos, financió o aprobó estudios históricos y sociológicos y películas educativas. Este también ofreció varias formas de asesoramiento psicológico tanto individual como para parejas. Finalmente, ofreció la llamada "terapia de entorno" para homosexuales, quienes en opinión de Hirschfeld, no eran enfermos, sino que simplemente tenían que aprender a aceptarse a sí mismos. Así, no podrían ser llamados por más tiempo pacientes en el sentido tradicional, sino eran realmente clientes usando un servicio terapéutico no médico.

No es ampliamente conocido que el Instituto privado de Hirschfeld también sirvió como una escuela de entrenamiento para dos médicos checos, el Prof. Pecirka y el Prof. Hynie, quienes planearon abrir un nuevo instituto sexológico en la Universidad en Praga. El primero murió prematuramente, pero el segundo alcanzó el éxito. El Instituto de Praga es, de hecho, el Instituto sexológico más antiguo que sobrevive en el mundo.

Mientras que estos institutos sexológicos pioneros fueron fundados y dirigidos por médicos, y mientras que su propósito principal fue servir a pacientes y clientes con problemas sexuales, también estaban comprometidos con la investigación original y dedicaron mucha energía al entrenamiento de profesionales y educación del público. Es decir, las tres ramas principales de la Sexología - la investigación sexual, la terapia sexual y la educación sexual, se desarrollaron completamente y alcanzó su plenitud antes del triunfo del nazismo y la consiguiente Segunda Guerra Mundial trajo la primera fase prometedora del crecimiento sexológico hasta el final.

2. Progresos en los Estados Unidos

Cuando el biólogo Alfred C. Kinsey fundó su Instituto para la investigación sexual en 1947 en la Universidad de Indiana, lo hizo sin emplear médicos. En cambio, es así que sus colaboradores regulares vinieron de campos no médicos, tales como la Antropología, la Psicología y la Sociología. Sin embargo, Kinsey acumuló una colección enorme de material sexológico de todos los campos relacionados e invitó a eruditos serios de todos los campos profesionales posibles, por ejemplo historiadores de arte y de literatura, a que aprovecharan el Instituto. Desafortunadamente, debido a la pérdida repentina de su ayuda financiera, el Instituto Kinsey no pudo sostener su crecimiento, y los progresos interdisciplinarios más prometedores tuvieron que ser reducidos. Este tampoco ofreció ningún entrenamiento formal en Sexología. Todavía, por lo menos en los meses de verano, dirige cursos de educación continuada tanto para mujeres como para hombres interesados de todo el país. Fue solamente en 1976 que una escuela de postgrado formal, no médica de Sexología fue establecida en San Francisco, y, hasta el día de hoy, concede masters y grados doctorales estatalmente aprobados. Su decano académico fue, por muchos años, Wardell B. Pomeroy, el colaborador más cercano de Kinsey. Actualmente, hay dos universidades estadounidenses más (la Universidad de Nueva York y la Universidad de Pensylvania) con programas sexológicos no médicos. Estas conceden grados en educación sexual. Además, un pequeño número de universidades ahora también ofrece programas de "estudios gay".

3.Encuesta de la OMS de 1975

Hace 20 años, en la primavera de 1975, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su informe "Education and Treatment in Human Sexuality: The Training of Health Professionals" Este informe ofreció la siguiente definición de salud sexual: Salud sexual es la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales, y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor. (1)

Esta definición, en alguna ocasión, ha sido criticada como ingenua e ideológica, y no hay duda, de que refleja los valores morales supuestos por las clases medias educadas en sociedades industrializadas occidentales. En ese sentido, la definición de la OMS no puede reclamar validez universal. Sin embargo, en el contexto pragmático actual, no es nesesario agregar esta discusión filosófica. En cualquier caso, el texto enumeró los tres elementos básicos siguientes de salud sexual:

1. Una capacidad de gozar y de controlar el comportamiento sexual y reproductivo de acuerdo con una ética social y personal,

2. Libertad de temores, de vergüenza, de culpabilidad, falsas creencias y de otros factores psicológicos que inhiben la respuesta sexual y que deterioran las relaciones sexuales,

3. Libertad de desórdenes, enfermedades y deficiencias orgánicas que interfieren con las funciones sexuales y reproductivas.

Siguiendo esta definición detallada, el informe llegó entonces lógicamente a las conclusiones sobre el significado de la asistencia médica sexual:

"Así la noción de salud sexual implica un acercamiento positivo a la sexualidad humana y los propósitos de asistencia médica sexual deberían ser el realce de la vida y de las relaciones personales y no simplemente el asesoramiento y cuidado relacionado con la procreación o las enfermedades de transmisión sexual."

Esto, a la vez, también definió el papel de los profesionales en fomento o restablecimiento de la salud sexual y de la aclaración de este papel siguieron de nuevo las recomendaciones para el entrenamiento profesional. En resumen, el informe de la OMS fue el primer proyecto internacional para la organización de la Sexología al servicio de la salud pública.

La verdad es que algunas de las recomendaciones de la OMS se han seguido desde entonces en una cantidad de países, por lo menos hasta el momento. Por ejemplo, la OMS ha exigido el establecimiento de centros de recursos sexológicos regionales:

"Centros de recursos regionales y estatales deberían ser establecidos para proporcionar consulta y asistencia en programas de entrenamiento, producción de materiales educativos, investigación y terapia relacionada con la sexualidad."

Estos centros, se esperaba, ayudaría a crear una terminología standard junto con standards profesionales internacionales. De hecho, se esperaba que cooperaran hasta el punto de organizar un instituto internacional.

El informe de la OMS se dió cuenta de que ésto también requeriría el desarrollo de la Sexología como un campo de estudio en su propio derecho:

"Dependiendo de condiciones locales, la Sexualidad humana debería animarse a desarrollarse como una disciplina autónoma en la educación y el entrenamiento de los profesionales de la salud y convertirse en un componente reconocido de los servicios generales de salud, particularmente en salud familiar."

Estos dos propuestas, la de los centros de recursos y la de Sexología como un campo especial de estudio, de hecho se han puesto en práctica en una cantidad de países.

4. Primera Encuesta General

En 1993, gracias al subsidio para la edición de la Wellcome Fundation, Rolf Gindorf y yo pudimos publicar para el DGSS una encuesta mundial de instituciones, programas y organizaciones sexológicas bajo el título "Sexology Today - A brief Introduction". Varios miles de copias de este folleto gratis, fueron distribuidas en la conferencia International AIDS Conference en Berlín a participantes de muchos países. Entre otras cosas, ésta contuvo muestras internacionales de standards académicos y profesionales en Sexología y la reimpresión del informe de la OMS de 1975. (2)

Mientras tanto, por supuesto, el folleto necesita actualizarse urgentemente y expandirse. Por ahora hemos recibido muchas más direcciones importantes, así como un buen número de nuevos curricula y stándards. Todos ellos, deberían ponerse a disposición de todos los sexólogos para facilitar la comunicación y ahorrar a muchos de ellos el problema de "reinventar la rueda".

De hecho, es notable lo amplio que ya ha sido alcanzado un consenso. Como muestra nuestra encuesta, la mayoría de los sexólogos en la mayoría de los países están de acuerdo hoy con el contenido del entrenamiento sexológico, con los niveles académicos y profesionales a ser alcanzados y con la necesidad de entrenar tanto sexólogos médicos como no-médicos. En resumen, las sugerencias del informe de la OMS se han seguido por lo menos en algunas instancias y se han conservado sorprendentemente bien.

5. Encuesta europea realizada por el Instituto Robert Koch

Con la creación, en 1994, de un Archivo de Sexología en el Instituto Robert Koch en Berlín, finalmente llegó a ser posible poner nuestro programa de la encuesta en una base más permanente. En primer lugar, ahora hemos intentado evaluar el status quo de la Sexología europea en un folleto separado titulado "Sexología en Europa: Un directorio de instituciones, organizaciones, centros de recursos, programas de entrenamiento y revistas científicas". (3)

Encuestas internacionales de Sexología
A nivel mundial 1993Europa 1995

Esta publicación ilustra convincentemente varios desarrollos:

Hay un número considerable y todavía creciente de instituciones y organizaciones sexológicas en Europa, aunque su distribución entre los diferentes países es absolutamente desigual. Muchos de ellas, mantienen contacto unas con otras como miembros de una Federación europea de Sexología, la cual, en 1992 llevó a cabo su primer congreso en Taormina, en 1994 su segundo en Copenhague, y la cual, en marzo de 1996, organizará su tercer congreso en Marsella.

Existe una cantidad de centros de recursos sexológicos en varios países europeos. Algunos son parte de agencias gubernamentales, otros son privados. Algunos ofrecen sus servicios gratuitamente, otros cobran grandes o pequeñas sumas. Algunos están abiertos al público, otros restringidos a los miembros. Algunos cuentan sólo con poco material seleccionado, otros tienen colecciones enormes. En resumen, hasta ahora, la visión general es, de hecho muy variada.

Sin embargo, el hecho de que tantas fuentes de información sexológica, si es que realmente existen, llega como una sorpresa agradable. No coordinados como son, su misma existencia es prueba suficiente de que satisfacen una necesidad de muchos grupos sociales. Los profesionales así como el público en general están cada vez más interesados en cuestiones de salud sexual y, en respuesta a este interés, una gran variedad de iniciativas han sido y están siendo tomadas. Obviamente, durante la larga ejecución, sería muy provechoso si muchos o por lo menos algunos de estos centros de recursos pudieran formar una red para maximizar mutuamente sus fuerzas. Si, por ejemplo pudieran reunir sus catálogos y transformarlos en una base central de datos, los recursos combinados podrían hacerse fácil e inmediatamente accesibles a una gran cantidad de gente a través de Internet o por CD-ROM.

Como todos estos centros saben por su propia experiencia, que la información sexológica regularmente - y muy a menudo sin éxito - está siendo buscada por una gran variedad de grupos interesados: estudiantes y profesores de todas las disciplinas periodísticas tanto de los medios impresos como electrónicos, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, asociaciones profesionales y ciudadanos privados.

Por el momento, esta necesidad enorme no puede ser fácilmente satisfecha. Por lo tanto, tarde o temprano, será necesario evitar el duplicado y hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles, especialmente desde que la financiación está volviéndose cada vez más escasa en todas partes. Nuestra encuesta de los centros de recursos europeos puede servir como punto de partida para el proceso, desde hace mucho tiempo atrasado, de la integración informativa. Producirá indudablemente grandes beneficios para la promoción de la salud pública en Europa.

Aún más impresionante es otro desarrollo en Sexología: Ahora hay una cantidad de programas de entrenamiento académicos y profesionales.

Aparte de unos pocos ejemplos viejos, este ha sido un fenómeno más reciente. Por otra parte, tales programas nuevos ahora están siendo creados a un paso acelerado. De los países dentro de la Unión Europea, especialmente Francia, Italia, España y gran Gran Bretaña están llegando a ser muy activos, mientras que los países de habla alemana se están quedando bastante retrasados. Una posición media está siendo ocupada por Bélgica y Suecia.

Debido al continuo progreso de la integración europea, sin embargo, este desarrollo asimétrico no puede seguir siendo ignorado por mucho más tiempo. No hay duda, por ejemplo, que tarde o temprano grados académicos legítimos en alguno de los países miembro de la UE también serán reconocidos en todos los demás países. Añadiendo, el movimiento libre de personal y profesionales dentro de la EU, se tiene una situación que pide a gritos atención inmediata.

Como nuestra encuesta muestra, hay ahora muchos grados académicos y profesionales diferentes que son concedidos. Algunos de éstos son reconocidos oficialmente por gobiernos y/o universidades, algunos están luchando por tal reconocimiento y otros aún son reconocidos solamente por varias organizaciones profesionales. El contenido de los programas también varía notablemente, aunque parece haber un consenso general sobre algunos cánones de conocimiento básico. Generalmente, sin embargo, los programas actuales pueden dividirse en tres grandes grupos:

- Entrenamiento en medicina sexual o terapia sexual médica, - entrenamiento en psicoterapia no médica de problemas sexuales, - entrenamiento en educación sexual.

No hay necesidad de decir, que ésto no agota la lista de programas de entrenamiento sexológico posibles (debería haber también por lo menos algún entrenamiento especial para los investigadores sexuales), pero nuestra encuesta actual ha encontrado solamente las tres clases de entrenamiento mencionadas arriba.

Parece seguro predecir, que por lo menos, dentro de la Unión Europea, tanto los programas de entrenamiento ahora existentes como todos los futuros, tendrán que ser implantados de acuerdo al consentimiento mutuo. Alguna forma de standarización, por lo menos en los requisitos de grado, parece inevitable en el largo camino. De hecho, algún curriculum sexológico básico, tendrá que ser convenido para facilitar la aceptación general de la Sexología como un campo legítimo de estudio.

Este desarrollo será notablemente acelerado por la extensión rápida actual de la informática. Una vez que ciertos cursos básicos se puedan poner a disposición a través de Internet o CD ROM, algunas universidades aprovecharán indudablemente esta herramienta nueva de enseñanza y ofrecerán algunos segmentos cortos o largos de su curriculum para estudiantes a distancia. Esto, reducirá bastante a los estudiantes el tiempo gastado en la ubicación. En resumen: el entrenamiento sexológico quiere, por lo menos en parte, llegar a ser tanto más barato como más ampliamente accesible.

Esto, a su vez, ensanchará el espectro académico dentro de la Sexología. Incluso las escuelas médicas que ahora no ofrecen nada más que la formación permanente en terapia sexual médica, comenzarán a ver los méritos de un programa más completo. Después de todo, hay también un mercado potencial enorme para los cursos de educación sexual y psicoterapia no médica. Tales curricula adicionales, por otra parte, deben contener cursos de Anatomía sexual, Fisiología, ETS, y otras materias médicas. Por lo tanto, la pura conveniencia económica producirá más y más escuelas integradas interdisciplinarias, departamentos, o programas de Sexología.

En vista de todo ésto, parece prudente intensificar la comunicación entre todas las partes interesadas. Una separación estricta entre la Sexología médica y no médica es un lujo que no podemos permitirnos por mucho más tiempo. Indudablemente, lo anterior requiere especialmente mayores standards y por lo tanto debe permanecer restringido a los médicos, a los psiquiatras y al personal paramédico. No obstante, es importante recordar que el verdadero comportamiento sexual humano no es ni enfermo ni criminal. Sin embargo, necesita ser estudiado mucho más, y por lo tanto es absolutamente nesesaria una base amplia no médica de Sexología, para su propio beneficio y como un correctivo para una perspectiva médica definida demasiado estrecha. De hecho, el número de estudiantes potenciales de Sexología, no médicos, puede ser mucho mayor que el de estudiantes de medicina. El conocimiento sexológico es cada vez más útil a una variedad amplia de profesionales: educadores, psicólogos, abogados, criminólogos, sociólogos, trabajadores sociales, asesores en cuestiones de drogas, epidemiólogos, demógrafos, etnólogos, historiadores, periodistas, y teólogos, por nombrar sólo algunos. De lo que se deduce, que las investigaciones sexológicas e instituciones de enseñanza idealmente deberían ser empresas verdaderamente interdisciplinarias abiertas a todos los estudiantes serios.

Permítame ser muy claro al respecto: cometeríamos un error muy grave, si enfrentáramos el nuestro con el rápido progreso de la Sexología médica. El sexo no es una enfermedad, y el estudio sexual no debe ser restringido al estudio de sus disfunciones. Así como la Geología no puede ser restringida al estudio de terremotos y de erupciones volcánicas, ni la Historia puede ser restringida al estudio de guerras y de revoluciones, y así como la Economía no puede ser restringida al estudio de bancarrotas y de descalabros bursátiles, la Sexología tampoco se puede restringir al estudio de las enfermedades y crímenes sexuales. Una restricción tal tendría no solamente una visión corta del futuro, sino que fundamentalmente sería poco científica. De hecho, tarde o temprano amputaría la Sexología médica de las mismas fuentes de su éxito, la aislaría del resto de la comunidad científica y finalmente haría de ella una clase de cuaquerismo obsoleto, esotérico y dañoso. La sociedad perdería la paciencia con ella, y su desaparición, bien merecida, entonces también amenazaría al resto de las especialidades sexológicas.

No estoy hablando aquí de un peligro vago y distante. De hecho, como la historia de la psiquiatría y de la de la terapia sexual ilustra ampliamente, el tratamiento clínico de problemas de comportamiento reales y supuestos corre siempre el riesgo de llegar a ser demasiado rígido, demasiado terminante, demasiado ortodoxo, demasiado seguro de sí mismo. Muy a menudo, los clínicos han sido no solamente inútiles, sino positivamente destructivos. En vez de aliviar problemas, han creado nuevos. En vez de ayudar a los pacientes han producido víctimas. Los ejemplos abundan, de persecución médica de masturbadores y de opresión de mujeres sexualmente vigorosas a la estigmatización de homosexuales y la tortura psiquiátrica de trasvestis y de otros géneros no convencionales. Si, durante el siglo pasado, la terapia sexual ha tenido éxito repetidas veces en salir de la trampa del dogmatismo autoindulgente, fue solamente porque era bastante sensato corregir su propia miopía profesional, ensanchar su perspectiva y escuchar los colegas de otras disciplinas, tales como biólogos, sociólogos, etnólogos, historiadores y filósofos.

Incluso hoy, la terapia sexual no está todavía libre de conceptos no científicos o más bien precientíficos, asunciones falsas incuestionadas, términos engañosos y otros lastres ideológicos. Las revisiones repetidas recientes, del manual de diagnóstico estadounidense y otros, indican que la conciencia de estos problemas está creciendo, pero el proceso de revisión y de actualización debe continuar y el diálogo necesario entre las diversas especialidades sexológicas, tanto en las ciencias naturales como en las sociales debe por lo tanto ser institucionalizado. Obviamente, la mejor manera de hacerlo es por medio de la creación de institutos verdaderamente interdisciplinarios de Sexología. La experiencia ha mostrado, sin embargo, que éstos tienen la mejor oportunidad de crecer si no forman parte de una escuela médica. Por el contrario, del mayor interés de todos los sexólogos, incluyendo sexólogos médicos, depende si tales institutos son independientes o están vinculados a programas no médicos.

Es de esperarse que las universidades europeas pronto reconocerán todo ésto y sacarán las conclusiones inevitables. En cualquier caso, los procesos de la integración europea y el rápido avance de la informática, están volviendo obsoletos muchos enfoques académicos tradicionales. Sin embargo, para la Sexología, una ciencia hasta ahora marginada, estos progresos recientes son una gran ayuda. Los programas ya existentes, tomados juntos, forman una base muy prometedora para un consenso y un progreso rápido, como un resultado de apoyo mutuo.

Finalmente, mirando las revistas científicas europeas de Sexología, es sorprendente que la mayoría de ellas están dedicadas a los aspectos médicos y terapéuticos del sexo. Esto no ha sido siempre así.

En realidad, la primera revista científica dedicada completamente a preguntas sexuales fue publicada en Italia en 1896: "Archivio delle psicopatie sessuali", editada por el psiquiatra Pasquale Penta. Sin embargo, tres años más tarde, en 1899, el médico berlinés Magnus Hirschfeld, comenzó a publicar su "Jahrbuch für sexuelle Zwischenstufen" (Anuario de las formas sexuales intermedias), que defendió la causa de la emancipación homosexual. Por consiguiente, el anuario presentó la mayoría de los artículos biológicos, legales, políticos, históricos, literarios, sociológicos y etnológicos junto con historias médicas y psicológicas del caso. Fue también Hirschfeld, quien, en 1908, publicó la primera "Zeitschrift für Sexualwissenschaft" (Revista de Sexología) que duró solamente un año pero fue refundada en 1914 por Iwan Bloch y Albert Eulenburg. Editada finalmente por Max Marcuse, apareció regularmente hasta 1932, cuando la amenaza cada vez mayor del nazismo lo forzó a cesar la publicación. Una vez más esta revista cubrió una gama enorme de enfoques científicos e intelectuales, desde la Dermatología y la Ginecología hasta el Psicoanálisis, la Historia, la Antropología, la Ley, la Literatura y el Arte. No hay duda que, durante los 18 años de su publicación, fue la revista principal en el campo. La subida de Hitler al poder y la consiguiente Segunda Guerra Mundial, sin embargo, destruyó el trabajo de nuestros pioneros sexológicos en toda Europa.

Solamente en 1948 el médico, nacido australiano, Norman Haire comenzó a publicar "The Journal of Sex Educación" en Londres. Había sido amigo cercano de Hirschfeld y fue, de hecho, uno de los últimos sobrevivientes de la generación de sexólogos de la preguerra. Mientras tanto, una cantidad considerable de revistas sexológicas ha aparecido nuevamente, y otras nuevas están siendo agregadas constantemente. En su totalidad son un gran testimonio de la vitalidad creciente de nuestro campo.

No obstante, la preponderancia de revistas terapéuticas en Europa es preocupante. Esto es en contraste con las revistas sexológicas estadounidenses, que, tomadas juntas, muestran una gama mucho más amplia de enfoques: representan no solamente disciplinas clínicas, sino que abarcan muchos otros intereses de la investigación. No hay razón convincente, del por qué, en Sexología, las ciencias sociales o culturales deban dejarse a los estadounidenses. De hecho, los sexólogos europeos deberían aceptar el desafío y publicar sus propias revistas de Historia, Economía y Sociología sexual, de Política y Educación sexual.

6. Primer bosquejo del campo

Mientras tanto, la American Board of Sexology ha producido un "Bosquejo de Sexología", es decir un resumen del conocimiento sexológico actual en todos los campos relacionados desde la medicina sexual hasta la educación sexual. Esto es hecho por medio de un sistema ingenioso de referencias bibliográficas anotadas críticas, contenidas todas en un folleto no más grande o más grueso que nuestro propio folleto "Sexology in Europa". (4) Este bosquejo sirve ya como currículum básico para los candidatos que desean recibir un diploma e incorporarse a la American Board como diplomados. Estos tienen que aprobar un examen escrito basado en el bosquejo además de completar 220 horas en Sexología clínica.

Primer bosquejo de Sexología
Bosquejo preparado por la ABS 1993

Sólo resta ver, si el bosquejo estadounidense siempre está disponible electrónicamente ya sea en Internet o en CD-ROM. Esto sería ciertamente una herramienta excelente de la enseñanza que podría ser utilizada por todo el mundo. Mientras tanto, se podría distribuir este bosquejo gratis en forma impresa en los congresos sexológicos, siempre y cuando, se encuentre un patrocinador. De hecho, tal patrocinador no podría encontrar un medio más potente para su publicidad que la distribución gratis de un juego de dos volúmenes: "Sexology in Europa" y "An Outline of Sexology".

Ambos trabajos, por supuesto, requieren la adaptación a otros países, la revisión constante y la actualización periódica, y por lo tanto su medio ideal es uno electrónico. Ya, actualmente y en los dos o tres años siguientes un juego impreso podía hacer maravillas en el campo. Este podría proporcionar el arranque para un despegue rápido y espectacular de la Sexología en Europa. De ninguna otra herramienta se puede esperar que sea tan efectiva en fomentar un consenso profesional, fijar standars internacionalmente reconocidos o proporcionar tanta información sexólogica tan rápidamente a tantos. Sin embargo, esta información no llegará a todo el que la necesite, si no se proporciona gratis. Es decir, el conjunto no puede ser un producto comercial. De hecho, debe ser entregado sin ningún costo a cualquier persona que esté interesada en él.

7. Hacia un currículum europeo básico

Al recomendar el bosquejo estadounidense existente, no quiero dar a entender que este podría simplemente ser adoptado de manera sistemática. Para nosotros europeos, no puede ser más que un punto de partida. Lo qué debería ser adoptado es su idea subyacente y su estructura ingeniosa.

Para llegar a un currículum básico - cierto curso básico debería ser tomado por todos los estudiantes de Sexualidad humana - el campo entero de la Sexología con todas sus ciencias contribuyentes - desde la Biología hasta la Sociología, desde la Psicología a la Arqueología y a la crítica literaria, desde la Etnonología a la Historia, desde el Derecho civil y penal hasta la Economía - debería ser dividido en áreas de interés especial, con ésta subdivisión en unidades del curriculum cada vez más pequeñas. Estas unidades, a la vez deberían ser divididas en módulos prácticos de aprendizaje que se ocupen de preguntas específicas. Por cada uno de los centenares de estas preguntas, debe ser proporcionada una respuesta abreviada y tres o cuatro referencias científicas. Las referencias deben ser elegidas de tal manera que, en combinación, proporcionen la información detallada necesaria según las últimas conclusiones de la investigación científica generalmente aceptada. Es decir el bosquejo propuesto no es nada más que una clave para la investigación actual.

La mera descripción de tal proyecto nos hace darnos cuenta de las dificultades involucradas. Tradicionalmente, por supuesto, tales claves fueron proporcionados por los libros de texto, y de hecho, existen ya una cantidad de tales libros de texto en Sexología. Sin embargo, en el futuro, se requerirá tanto menos como más que un libro de texto clásico. Menos porque no habrá necesidad de textos explicativos largos una vez que las referencias del original se han leído, y más, porque el texto completo de estas referencias debe estar disponible y su inclusión o retiro debe ser el resultado del monitoreo constante y de la actualización contínua.

Obviamente, entonces, el proyecto entero de un curriculum europeo básico pide a gritos algún formato electrónico. Quizá se podría comenzar conectando varios programas universitarios e investigadores independientes por medio de Internet y después asignar ciertos temas a ciertos participantes. Una vez que cada participante haya terminado lo asignado y haya producido un resumen junto con las referencias respectivas, las diferentes contribuciones se pueden reunir para producir un bosquejo general aceptable. Si hay contradicciones, objeciones o sugerencias, las correcciones o enmiendas necesarias se pueden discutir directamente On-line. Al final, se estaría en capacidad de llegar a un bosquejo con el cual todos estén de acuerdo. Si este bosquejo luego se presenta, completo o en parte, en el mismo Internet, en CD-ROM, o periódicamente en forma impresa, eso es de importancia secundaria.

No deseo subestimar los problemas del diálogo interdisciplinario requerido aquí, pero tampoco creo que sean insuperables. Después de todo ya hay muchos libros de texto sexológico en el mercado que muestran áreas extensas del acuerdo, y el Sex Information and Education Council of the United States (SIECUS) (Consejo de Información y Educación Sexual de los Estados Unidos) tiene, publicadas desde hace años, bibliografías anotadas ampliamente aclamadas de varios tópicos sexológicos. Por otra parte, según lo mencionado anteriormente, ya existe un bosquejo sexológico completo que se puede utilizar como punto de partida.

El problema más grande surgirá dentro de una subdivisión particular del curriculum básico propuesto: Sexología médica y Terapia sexual no-médica. Todavía hay problemas concepcionales y terminológicos en estas dos áreas, donde los términos obsoletos y confusos todavía se utilizan muy ampliamente, y donde diversas escuelas terapéuticas discrepan fuertemente unas con otras. Por lo tanto, lo que con frecuencia parece ser nada más que un argumento sobre palabras, es de hecho casi siempre un conflicto acerca de la sustancia. Las definiciones se determinan en gran parte si algo o qué y cómo y por quién debe ser hecho acerca de un problema sexual percibido. Por ejemplo, ya hay argumentos acerca de si la respuesta sexual humana se debe dividir en dos, tres, cuatro o más fases y qué consecuencias tienen para la causa del feminismo, estas divisiones y sus nombres científicos. Sexólogos discrepan acerca de cual es el término más apropiado entre, "impotencia", "disfunción eréctil" o "carencia de tumescencia" si los llamados problema de eyaculación masculina no se pueden describir mejor como problema orgásmicos o aún mejor como problemas con sincronización del orgasmo, si - en el interés de igualdad de género - términos correspondientes o aún idénticos deben ser utilizados tanto para las disfunciones sexuales masculinas como femeninas, si existe realmente algo como la "afección de la fase del deseo" y si ésta debería ser tratada, si tiene sentido hablar de "adicción sexual", o si los términos "perversión" y "parafilia" reflejan algún objetivo perspicaz o son ambos igualmente ideológicos y poco científicos. Actualmente sólo hay algunos pocos indicios, en el curso del debate. De hecho, a duras penas existe algún término en Sexología clínica que no pueda y no haya sido criticado por sexólogos no médicos. Tomará algún tiempo establecer algún terreno comunal lo suficientemente grande para construir una casa académica comunal.

Otro problema tiene que surgir con el debate entre biólogos y sociólogos sobre el comportamiento sexual humano. Actualmente, este debate perenne toma la forma de argumentos acalorados entre los llamados esencialistas y construccionistas de la orientación sexual. Por ejemplo, mientras que los esencialistas continúan comparando las hormonas, las estructuras del cerebro y los genes de presuntos "homosexuales" y "heterosexuales" para encontrar la causa de sus diversas inclinaciones eróticas, los construccionistas los ridiculizan como ingenuos y poco científicos, porque la gama extensa de orientaciones sexuales humanas no permite que el mundo sea "dividido en ovejas y cabras".

Según los construccionistas, los "homosexuales" como grupo de gente especial, no existe, y entonces los esencialistas están estudiando así una clase de personas arbitrariamente creada, completamente artificial, de hecho, nada más que un producto de su propia imaginación. Por lo tanto, los construccionistas han abandonado los mismos términos "homosexual" y "homosexualidad" como descripciones de individuos y de su condición. Ellos pueden ahora hablar del comportamiento erótico del mismo sexo, pero sin ninguna implicación que caracterice a un tipo determinado de persona.

Obviamente, cualquier diálogo entre estos campos científicos es difícil. Actualmente están hablando sin entenderse. Sin embargo, así como en el ejemplo anterior de Terapia sexual, creo que un consenso realizable acerca de un curriculum sexológico básico y su terminología puede ser alcanzado, si todos los participantes conservan una mente abierta. Esto no significa que todas las diferencias científicas serán resueltas, pero significa que pueden ser expuestas de una manera general comprensible y aceptable. De hecho, la necesidad creciente de un curriculum básico para todos los sexólogos puede y, en beneficio de todos los disputantes, acelerará este proceso de clarificación.

8. Mejorando actitudes sexuales en trabajadores de la salud

Personalmente me preocupa algo más: los sexólogos, desde el principio, han hecho mucho bien, pero, en ocasiones, también han actuado como agentes de opresión. En muchos casos, no lo hicieron consciente o deliberadamente. A menudo, incluso actuaron de buena fe, porque no pudieron examinar su propio silencio, sino asunciones falsas. Esta actitud no crítica hacia su propio dogma profesional pudo persistir en muchos casos, porque tenían poca o ninguna experiencia personal de la gama extensa del comportamiento sexual humano real. Debido a la ignorancia mantenida durante la infancia y bien guardada durante la adolescencia, como estudiantes de la universidad, no tuvieron ni el tiempo ni la oportunidad de conocer inconformidades sexuales de ninguna clase. Cuando tomaron su primer trabajo como médicos o psicólogos clínicos, seguían siendo inconsciente de las subculturas sexuales que los rodeaban, y cuando se casaron y tuvieron hijos, sus nuevas responsabilidades les costo la última oportunidad de echar un vistazo a las realidades sexuales ocultas. Incluso los pacientes o los clientes que atendieron, con todos sus problemas sexuales, no pudieron ampliar su campo visual estrecho. Por el contrario, reafirmaron simplemente el prejuicio de que todo comportamiento inconforme es enfermo.

Permítame ilustrar mi punto con una experiencia personal: en los años 80 impartí seminarios en la conferencia anual de entrenamiento para Sexología médica en Heidelberg llegando así, a ser bien conocido entre los participantes, muchos de los cuales volvían año tras año. En los ocho o nueve años, conduciendo una sesión de grupo sobre la prevención del SIDA, fui interrumpido repentinamente por un participante mayor, distinguido quien exclamó: "realmente estamos perdiendo nuestro tiempo aquí. Durante años usted nos ha estado hablando sobre minorías sexuales - homosexuales, bisexuales, fetichistas, sadomasoquistas, travestis, transsexuales y todo el resto -, pero en mi práctica de más de 30 años como médico nunca he visto a ninguna de estas personas. Ni uno solo! Así que, por favor concentrémonos en el mundo real!"

Cuando le aseguré que él había, de hecho, visto centenares, incluso miles de tales personas, y que simplemente no las había reconocido, él seguía escéptico. Después de todo, él conocía sus pacientes, y yo no . Era simplemente demasiado tarde para este hombre al final de su carrera reconocer que toda su vida había estado enviando una señal fuerte a todos los pacientes que entraban a su consultorio de que él esperaba que fueran "normales", y por lo tanto ninguno de ellos se atrevió a desafiar su presunción. El se había cegado a su comportamiento sexual real, y ellos, a su vez detectaron muy claramente que él no los entendería y por lo tanto no los podría ayudar. Así, ambas partes sufrieron: el médico, porque no tuvo la oportunidad de aprender algo sobre el mundo verdadero en el que vivía. En cambio, cayó víctima de una ilusión y no vio el bosque para los árboles. Sus pacientes sufrieron, porque no recibieron la ayuda que necesitaron y que él hubiera podido darles. Desafortunadamente, todavía hay muchas de éstas "autoridades" bien intencionadas, pero ignorantes intentando ayudar a la gente con sus vidas sexuales. Algunas de ellas incluso se llaman a sí mismas sexólogos.

El problema fue bien reconocido por la OMS en su informe de 1975, que exigió una actitud sexual racional por parte de los trabajadores de la salud. Deberían entender y ocuparse racionalmente de sus propios problemas sexuales, y, deberían también "ser conscientes de y validar la amplia gama de variación en el comportamiento sexual". El informe acentuó: "los trabajadores de la salud en todos los niveles comparten las mismas creencias, mitos, y supersticiones que existen en la sociedad a la que pertenecen, y pueden ellos mismos tener problemas sexuales sin resolver. Su entrenamiento hace generalmente poco por disipar estas actitudes, debido al actual énfasis más curativo que preventivo de los servicios; por ejemplo, los médicos están mejor preparados para hacer frente a un dolor y a una enfermedad que para el establecimiento del bienestar placentero y sexual. Las actitudes de los trabajadores de la salud pueden presentar un obstáculo importante a su funcionamiento eficaz... en el campo de la sexualidad, y no es sorprendente que frecuentemente se muestren reacios a involucrarse en esta área. Esta repugnancia se puede manifestar en una negación inconsciente de la sexualidad de sus pacientes o de un acercamiento mecánico e impersonal... Hasta el punto de que la gente con problemas sexuales busca en los profesionales de la salud dirección y consejo, las actitudes punitivas o negativas, las afirmaciones irresponsables, y los métodos inapropiados con respecto a las materias sexuales pueden dañar seriamente en el paciente el sentido del valor de su propia vida sexual personal." (5)

El informe por lo tanto concluye:

"Hay necesidad de cambiar las actitudes existentes hacia la sexualidad humana entre el público en general, así como entre el personal de la salud y el personal que es responsable de la educación y del asesoramiento sexual... El desarrollo de actitudes positivas hacia la sexualidad... debe ser una meta fundamental de las actividades de la educación y del entrenamiento." (6)

Siguiendo este consejo, todos los programas de entrenamiento sexológico, así como académico o profesional, deben por lo tanto tener cuidado de mejorar actitudes además de impartir conocimiento. Es decir, además de un curriculum básico teórico y de un mínimo de práctica deben exigir y proporcionar una unidad de entrenamiento básico respecto al cambio de actitud.

Algunos programas de entrenamiento clínicos que existen actualmente están intentando resolver este requisito estableciendo los llamados grupos Balint o las reuniones regulares similares en los que los participantes discuten no solamente de las reacciones de sus pacientes y clientes, sino también de sus propias hacia ellos. Tales reuniones de grupo enfocadas son extremadamente valiosas, pero, por sí solas, no son suficientes.

En los Estados Unidos, muchos programas de entrenamiento por lo tanto han introducido cursos especiales diseñados para cambiar actitudes de una manera más integral.

Estos cursos SAR (Sexual Attitude Restructuring) fueron iniciados por el Institute for Advanced Study of Human Sexuality en San Francisco, en donde fui profesor por muchos años, y donde, aunque en licencia indefinida, todavía mantengo una cátedra en la facultad.

Bosquejo original del curso SAR
Edición en inglés 1975 Edición en francés 1977

El Instituto exige a todos sus estudiantes y nuevos miembros de la facultad tomar este curso, que se da una o dos veces al año. Estrictamente hablando, no se asemeja a ningún curso en el sentido tradicional, sino que es más un proceso intensivo de grupo interactivo de ocho días, durante el cual se expone a los participantes todas las clases concebibles de comportamiento sexual humano. Esto es hecho por medio de todos los métodos de enseñanza disponibles: conferencias, discusiones, ejercicios, viajes al campo, encuentros personales con minorías sexuales, películas, y videos. Por ejemplo, los participantes, sin importar su propia orientación sexual pueden tomar parte en el desfile gay del día de la independencia de la ciudad, visitar un burdel sadomasoquista, un campo nudista o un "swingers club". No hace falta decir, que todos van a estos lugares no como clientes, sino simplemente como visitantes que escuchan a las prostitutas, los nudistas y los swingers explicando sus actividades y contestando preguntas. Los seguidores de gustos sexuales inusuales también aparecen como conferenciantes en la sala de clase y dan demostraciones en vivo. Además, se les pide a los participantes ver, sin interrupción, durante muchas horas, películas "pornográficas" viejas y nuevas, comerciales y privadas de todo género. A veces, una docena de tales películas se muestran simultáneamente en una pantalla gigante. Transexuales y travestis pueden actuar como líderes de grupo y se revelan a sí mismos sólo gradualmente ante su grupo. Por otra parte, hacia el final del curso, los participantes organizan una fiesta de cruce de géneros, es decir todas las mujeres aparecen vestidas como hombres y todos los hombres vestidos como mujeres, y tanto las unas como los otros desempeñan sus nuevos papeles asumidos durante toda la tarde. A través del curso bien estructurado, hay interrupciones repetidas para ejercicios de respiración y de relajación, para pequeños grupos de discusión, para reuniones individuales con los líderes del curso y para tomar las comidas juntos. El efecto acumulativo de todo este tiempo, combinado con la dinámica del proceso de grupo, conduce de hecho a una reducción de la ansiedad y a una reestructuración de actitudes sexuales en la dirección de mayor tolerancia. Esto ha sido confirmado repetidas veces, porque, como de costumbre en los Estados Unidos, los participantes han evaluado cada curso y cada vez le han dado las notas más altas. Esto solo quizás probaría ya un poco, si el Instituto tampoco sabía que muchas veces, a principios del curso, los participantes se quejan amargamente, de hecho, se rebelan y amenazan con abandonarlo, pidiendo el retorno de su dinero. Curiosamente ninguno de ellos, lo ha hecho realmente, y, al final del curso, algunos desean quedarse más tiempo. A estos hay que hacerlos "aterrizar" y hacerles entender que la asignación terminó y otros cursos tienen que comenzar.

Naturalmente, este programa exitoso del cambio de actitud pronto fue imitado por todas partes, aunque algunas veces en forma tan reducida y racionalizada que a duras penas merece el nombre SAR. Ya algunas escuelas médicas y organizaciones profesionales produjeron por lo menos algunos resultados útiles con el fin de semana de tres días SAR, y durante algunos años éstas fueron muy populares por todas partes del país. Curiosamente, con la llegada del SIDA, los cursos del SAR, en vez de ampliarse, fueron recortados gradualmente por razones financieras, y nuestro Instituto de San Francisco es hoy otra vez su organizador principal.

En Europa, sin embargo, los cursos del SAR no se han intentado seriamente, aparte de algunas tentativas poco entusiastas que pronto fueron abandonadas desde hace años en Francia y Gran Bretaña. Para la mayoría de los sexólogos europeos éstos siguen siendo nuevos y probablemente muy efectivos. Por lo tanto, valdría la pena considerarlo si se desarrollase un curso europeo del SAR. Debo precisar, sin embargo, que requeriría de mucha preparación, consulta y cooperación y los medios audio-visuales necesarios no serían baratos.

Además, los salones de clase, auditorios y salas de conferencias tradicionales son inadecuados para el curso, de tal manera que se tendrían que buscar diferentes localizaciones.

En una u otra forma, sin embargo, un cambio de actitud sexual debe llegar a ser parte de todo el entrenamiento sexológico de los profesionales de la salud. Quizás hay nuevas vías que podrían ser exploradas, nuevas técnicas que podrían ser intentadas, nuevos medios de enseñanza que podrían ser empleados. Hoy, he dado simplemente ejemplos prácticos de lo que ya se ha trabajado en el pasado. Otras ideas pueden funcionar igualmente bien. Solamente una cosa es cierta: el conocimiento científico y las habilidades profesionales solamente, no son suficientes para hacer trabajadores de la salud realmente eficaces en el área de la Sexualidad humana. Se deben buscar maneras de forzarlos a confrontar sus propias actitudes, preferencias, prejuicios, preconcepciones y problemas sexuales. Solamente después de tener resuelto exitosamente éstos será justificado un acercamiento de los unos a los otros.

9. Un modelo estadounidense

En lo concerniente a nuestro propio programa de entrenamiento europeo estandarizado, me refiero una vez más a nuestro Instituto en San Francisco que, yo creo, desde sus inicios, ha sido una de las escuelas de postgrado más innovadoras no solamente de Sexología, sino también de cualquier campo académico.

Nos dimos cuenta muy pronto de que la mayoría, de hecho, finalmente todos nuestros estudiantes aspirantes en mitad de carreras profesionales, es decir médicos, enfermeras, trabajadores sociales, asesores en cuestiones de drogas, psicólogos clínicos, profesores universitarios de diversas disciplinas, sacerdotes católicos y ministros protestantes de todo el país y, de hecho, de países extranjeros, quienes aunque ya estaban establecidos y ejerciendo exitosamente en sus trabajos, buscaron alguna calificación adicional, ya que tienen que tratar con varios problemas sexuales de su clientela. Casi ninguno de ellos podía abandonar su trabajo para convertirse en un estudiante de tiempo completo en San Francisco, pero todos lograban organizarse para asistir a clases en el lapso de algunas semanas.

El Instituto por lo tanto introdujo un sistema trimestral. Durante cada trimestre, tres meses se podían pasar en casa, leyendo la literatura científica, haciendo informes de libros, trabajando en proyectos de investigación obligatorios, estudiando el manual del estudiante y viendo los videos de conferencias anteriores. Solamente cada cuatro meses necesitarían atención personal, ya que todas las conferencias, seminarios, talleres y practicas nuevas fueron concentrados en ese mes. A veces arreglos especiales se podrían hacer fuera de San Francisco para estudiantes muy avanzados que realizan terapia supervisada, ya que algunos miembros de la facultad adjunta residían en otros estados de los Estados Unidos. Al final, por supuesto, todos tenían que presentar los mismos exámenes orales y escritos en San Francisco.

Este sistema trabajó (y aún trabaja) notablemente bien, porque el Instituto había tomado una medida que fue revolucionaria en ese entonces: desde el primer día de enseñanza, grabó todas las conferencias y seminarios, incluyendo aquellos dados por los conferencistas invitados, llegando a ser así, la institución de estudios superiores mejor documentada en Historia. Con los años, muchos centenares, incluso miles de horas de enseñanza fueron filmadas y podían ser remitidas, seleccionadas o combinadas para verlas individualmente según las necesidades o los intereses específicos de cada estudiante. Con el simple presionar de un botón, los estudiantes podrían ver a Wardell B. Pomeroy escribiendo una historia sexual y enseñando en gran detalle cómo hacerlo, podrían ver terapeutas sexuales prominentes como Lonnie Barbach, Leah Schaefer, Marilyn Fithian, Albert Ellis, Bernie Zilbergeld, Jack Annon, Bernard Apfelbaum, William Hartman y muchos otros explicando los principios de su trabajo. Podrían ver investigadores sexuales como Sandra Bem, Anke Ehrhardt, Shere Hite, Pepper Schwartz, Evelyn Hooker, John Gagnon, William Simon, Allan Bell, Ira Reiss, John Money, Milton Diamond, C. A. Tripp, Martin Weinberg, Laud Humphreys, Edward Brecher y Leonard Rosenblum discutiendo sus métodos y resultados investigativos. Podrían ver grandes educadores sexuales como Maria Calderone, Michael Carrera, Sol Gordon y Lester Kirkendall hablando de sus enfoques pedagógicos. Podrían ver a escritores famosos como Glenway Wescott, SAM Steward, Allen Ginsberg, Robert Rimmer, Randy Shilts, John Rechy y Gore Vidal hablando de los aspectos sexuales de sus novelas, poemas, ensayos o informes. Además, podrían ver muchas otras mujeres y hombres importantes hablando acerca de sus aspiraciones, realizaciones y preocupaciones, desde el líder de de la unión de prostitutas hasta el jefe del policía, desde un productor de películas porno hasta un coleccionista de libros eróticos, desde el director del Departamento de salud de San Francisco hasta el anfitrión de un programa de entrevistas de la televisión. Pronto, una innovación técnica ampliamente disponible, y relativamente simple - la cámara de video - pagó, dividendos académicos enormes, en un periodo de tiempo corto.

Primero que todo, esto le permitió al Instituto individualizar su entrenamiento en un grado mucho mayor que antes. Segundo, tanto justificó como mejoró la fase a larga distancia del entrenamiento. Tercero, en la localización de San Francisco, proporcionó un recurso histórico valioso, documentando el curso de la Sexología estadounidense durante los años 70, 80 y 90. Además, el Instituto produjo un número considerable de películas terapéuticas así como también documentales sexuales, es decir películas sin guión o dirección, documentando una gran variedad de modelos de comportamientos sexuales desde individuos y parejas jóvenes hasta lesbianas y gays hasta viejos y discapacitados. El Instituto adquirió más adelante colecciones extensas de películas "porno" comerciales, revistas y fotos. Mucho de este material audio-visual ahora se está transfiriendo a un nuevo medio que permite al usuario grabar varias horas de la película en un casette pequeño no más grande que el audio casette común o que un paquete de cigarrillos (HI 8 casette).

Todo el esto fue hecho antes de la revolución electrónica actual que ahora abre horizontes completamente nuevos para todos nosotros. Aprendiendo del modelo de San Francisco, los europeos deberíamos, desde el comienzo, aprovechar las nuevas posibilidades técnicas. Deberíamos no sólo reunir y tamizar todos nuestros materiales didácticos ahora disponibles, sino también hacerlos directamente accesible por medio del PC. Esto incluiría el material audio-visual y los textos completos seleccionados así como guías de estudio, test variados, y cuestionarios verdadero/falso.

Desafortunadamente, la experiencia, incluso en los Estados Unidos, ha mostrado que las universidades tradicionales son demasiado lentas e inflexibles para innovaciones de esta clase. Yo por lo tanto sólo veo tres posibilidades de avance rápido para nuestra causa: la industria privada, la iniciativa gubernamental local o nacional o el patrocinio supranacional.

La industria privada en forma de casas editoriales y de conglomerados de medios indudablemente llegará a ser activa muy pronto o ya ha llegado a serlo. Por ejemplo, el editor italiano Giunti ha estado trabajando por algún tiempo, con el financiamiento proporcionado por la UE, en un programa interactivo de educación sexual para adolescentes. Una vez que este programa esté terminado, será ofrecido simultáneamente en los idiomas europeos más importantes. Teniendo solucionados los problemas técnicos implicados, Ginnti entonces estará listo para seguir adelante con un producto similar de formación permanente para los profesionales de la salud. Las únicas preguntas abiertas son si algún(os) programa(s) de entrenamiento existente(s) cooperará(n) en esta empresa y si éstos tendrán algunos materiales didácticos convenientes con los que pudieran colaborar.

Teóricamente, la cooperación podría ir muy lejos. Por ejemplo, un editor podría tomar la delantera y contratar un número de programas académicos existentes para suministrar el contenido a cambio de derechos de autor mientras que suministra el software terminado (quizás incluso el hardware) a cambio de utilidades. Este, a propósito, ha sido siempre el modelo que prevalecía en el mundo de la publicación de libros de texto. Sin embargo, también es posible que un programa de la universidad tome la delantera y, otorgando licencias y subcontratos a varios editores y proveedores, asegurando para sí mismo una posición más fuerte, más independiente. Desafortunadamente, en la actualidad no existe institución o programa sexológico en Europa con suficiente perfil para hacer posible este segundo resultado. La situación podría cambiar solamente si varios programas actuaran juntos o incluso lograran crear un curriculum básico europeo standard aprobado, nos dijo, la Federación Europea de Sexología. La distribución eventual de la influencia es difícil de predecir, especialmente desde que hay una gran tendencia en el mundo de los medios, a recolectar libros y publicaciones de periódicos, software y telecomunicación, incluyendo televisión, juntos en mega-compañías monopólicas. Al final, el ánimo de lucro puede ganarle al hábito científico de autocrítica y de la búsqueda de la verdad.

A mí me parece seguro, sin embargo, que muchas estructuras académicas tradicionales quedarán a mitad de camino. Para tomar un ejemplo que salta a la vista: Alemania fue el lugar de nacimiento de la Sexología, pero los nazis la destruyó deliberadamente, y hoy, cincuenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, no existe ningún programa académico de postgrado en Sexología en ningún país de habla alemana. Incluso, gracias a la unión europea, pronto será posible para los estudiantes en Berlín, Viena y Zurich adquirir diplomas sexológicos, los grados de master y de doctorado reconocidos en todos los países miembro, incluyendo el propio. Hoy, solamente la barrera idiomática los mantiene atrás. Sin embargo, se puede predecir con seguridad que, dentro de algunos años, los cursos completos o incluso los programas enteros llegarán a ser accesibles en inglés o en muchos otros idiomas a través del ordenador personal. Esto permitirá a universidades fuera de Austria, Alemania y Suiza ofrecer algo de su entrenamiento directamente a los estudiantes de esos países. Después de todo, una universidad a distancia en Madrid ofrece ya un programa de master sexológico a los estudiantes de toda España. Siguiendo este modelo, universidades en Sicilia, la Riviera francesa y las Canarias pueden muy bien llegar a ser las más populares. Podrán alistar estudiantes de toda Europa ofreciéndoles la oportunidad de permanecer donde estén la mayor parte del tiempo, e "ir a la sede" solamente por algunas semanas al año. Así, los estudiantes podrían estudiar, a su propio ritmo, en Hamburgo, Glasgow o Estocolmo, y solamente durante los meses fríos del invierno, tendrían que tomar vacaciones de sol por alguna práctica y por los exámenes. No pienso que éstas son fantasías ociosas, porque las universidades de Catania, de Aix-Marsella y de la Laguna, Tenerifa ya cuentan con programas reconocidos de entrenamiento sexológico. Si bien es cierto que en el momento requieren la presencia de los estudiantes, y esto seguirá así para la mayoría de sus cursos en el futuro, una vez que comiencen a ver la oportunidad única proporcionada por su localización geográfica, no querrán rechazar para siempre lo qué podría convertirse en un ingreso considerable. Por lo tanto, para volver a mi ejemplo, yo ya no creo que las universidades alemanas, austríacas y suizas tengan o incluso deban tener la oportunidad de desempeñar un papel importante en la Sexología europea. Han ignorado todos los desarrollos internacionales, incluyendo el informe de la OMS de 1975, y simplemente se han dormido en cuanto al establecimiento de programas de entrenamiento entre sus vecinos. Lo mismo es más o menos verdad para Finlandia, Irlanda, los Países Bajos, Dinamarca, Portugal y Grecia. No importa en ningún caso, si los estudiantes futuros de todos estos países puedan beneficiarse de las oportunidades representadas por las cuatro cartas mágicas UE y PC.

10. Una llamada a la acción

Al igual que el secretario general de la Federación Europea de Sexología, creo que ahora tenemos el foro apropiado para discutir y decidir todos estos asuntos. En marzo próximo llevaremos a cabo nuestra tercera conferencia en Marsella, y hasta entonces deberíamos preparar algún plan de acción.

Tendremos que ver cuántos de nosotros podemos conectarnos electrónicamente para facilitar la comunicación, cuántos de nosotros podemos formar grupos de trabajo o comités especiales y así reunirnos regular o irregularmente en varias ciudades europeas. También tendremos que explorar cómo podemos hacer oir nuestras voces en las varias instituciones y fuentes europeas para financiar, donde, hasta este momento, aún seguimos siendo ignorados. De hecho, debemos establecer una relación de trabajo continuo con la oficina regional del OMS para Europa, que a duras penas ha tomado nota de nosotros.

El archivo Sexología en Berlín continuará su encuesta mundial de las instituciones sexológicas, organizaciones, curricula y standards, esperando poder presentar los resultados en dos años. En junio de 1997 llevarán a cabo el próximo congreso mundial de Sexología en Valencia, España. Sería muy deseable si, para eentonces, los sexólogos europeos pudieran presentar un frente más o menos unido, si tuviéramos acordado un curriculum básico común, y si, junto con éste, hubiéramos producido algunos materiales didácticos comunes apropiados en varios idiomas europeos.

Creo firmemente que no podemos avanzar más nuestra causa a nivel nacional, pero debemos buscar mutuamente ayuda para un esfuerzo europeo más grande. Tenemos mucho que ofrecer a nuestros colegas en otros continentes, que a su vez pueden ofrecernos mucho a cambio. El tiempo es maduro. Aprovechemos el momento!

Referencias

1. Organización Mundial de la Salud (OMS), Education and Training in Human Sexuality: The Training of Health Professionals Serie Técnica Nr. 572, Ginebra 1975. Reimpreso en:

2. Haeberle, Erwin J. y Gindorf, Rolf (eds), Sexology Today: A Brief Inroduction, DGSS, Düsseldorf 1993

3. Haeberle, Erwin J. y Simons, Wolfgang 6. ibid (eds), Sexology in Europa: A Directory of Institutions, Organizations, Resource Centers, Training Programs, and Scientific Journals, RKI-Heft 3/1995, Robert Koch-lnstitut, Berlín 1995

4. The American Board of Sexology An Outline of Sexology, Washington, D.C., 1993

5. Ver 2 supra p. 45

6. ibid.

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