Archivo de Sexología Esta sección propociona, por primera vez en español, extensos pasajes originales de las discusiones teóricas de los primeros sexólogos alemanes.
En los primeros años del siglo XX, Iwan Bloch, el "padre de la Sexología", empezó a atacar y luego a destituir el concepto de la degeneración sexual que dominaba el pensamiento médico y científico en ese tiempo. Bloch llegó a su posición fijándose en una sugerencia hecha décadas anteriores por el médico y etnológo Bastian, quien creyó que cada religión, idioma, filosofía, arte y sistemas social y legal contienen ciertas "ideas básicas" universales. Estas ideas básicas reciben su forma particular como resultado de la geografía que fuerza a las personas dentro de sistemas económicos particulares. Por lo tanto, las ideas elementales aparecen en la forma especial de "ideas étnicas". Sin embargo, con el tiempo, la guerra, la migración y el comercio llevan a algunos de ellos a áreas en las cuales no originaron.1 Es el logro único de Bloch que aplicó este concepto de "ideas básicas" al tema del sexo. En consecuencia, procuró tratar este tema de una manera nueva, más integral, que fue usual en sus días y, por hacerlo, se convirtió en el primer sexólogo.
Los Primeros Escritos Programáticos (1907-1914)En 1907 Bloch publicó su primer trabajo verdaderamente sexológico bajo el título Das Sexualleben unserer Zeit (La vida sexual de nuestro tiempo) y declaró en su prefacio:
Este "punto de vista centralizado" era el de la Sexología (Sexualwissenschaft). El nuevo concepto y el nuevo término de Bloch fueron aceptados rápidamente por varios de sus colegas, y sólo un año después fue editada la primera Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) por Magnus Hirschfeld, quien utilizó la ocasión para publicar algunos de sus propios escritos programáticos. Sin embargo, antes de pasar a éstos, quizás es útil rastrear el propio pensamiento adicional de Bloch sobre el tema. Pronto emprendió un plan ambicioso para editar una serie de monografías, escritas por especialistas de varios campos. En resumen, ellos querían constituir una propia introducción basada en general en la Sexología. Este Handbuch der gesamten Sexualwissenschaft in Einzeldarstellungen (Manual de la completa Sexología en monografías) permaneció fragmentario debido a la muerte prematura de Bloch, pero en el prefacio del primer volumen, que escribió él mismo, una vez más ofreció un ensayo teórico conciso. El tema del libro, la prostitución, representó para Bloch el problema central de la Sexología, porque combinó los aspectos biológicos y culturales del sexo en la forma más dramática. Intentando tratar este problema fue conducido por consiguiente de forma natural al concepto de una nueva ciencia:
Durante la perfilación de su perspectiva notablemente agrandada para el estudio del sexo, Bloch pudo señalar a un predecesor verdaderamente ilustre, el reformador del sistema universitario alemán Wilhelm von Humboldt, cuyos trabajos coleccionados aparecieron justamente en una edición nueva y crítica.4 Esta edición publicó, por primera vez, la propuesta de una obra sexológica, la Historia de la dependencia en la raza humana, que Humboldt había bosquejado hacia 1827. Una consecuencia de un plan más antiguo para una Historia de fornicar (1790), el trabajo debía rastrear la pregunta sexual durante todos los períodos históricos. En cuatro secciones principales: la "Historia del sexo femenino", la "Historia del impulso reproductivo", la "Historia de la servidumbre" y la "Historia de la dependencia en la libertad masculina", Humboldt había planeado examinar la evolución de la libertad humana y utilizar como centro las relaciones entre los sexos. Obviamente, el fenómeno de la prostitución tuvo que ser central en este estudio, justo como estaba en el propio de Bloch. Además, en la introducción de su plan, Humboldt aun había anticipado el concepto posterior de "ideas básicas" de Bastian y había aplicado ésto a la esfera sexual:
Es comprensible que Bloch se alegrara por haber encontrado este precedente en los trabajos del hombre que, más que cualquier otro, había sido responsable de la forma y dirección de la enseñanza superior en Alemania. En efecto, el hecho de que Humboldt, muy adelantado en su tiempo, ya debía concebir algo de una ciencia completa del sexo, era prueba suficiente de que la sexología era más que un experimento académico, pero el producto lógico del progreso científico. Como Bloch expuso en referencia a la tentativa de Humboldt:
Mirando alrededor de él, Bloch vio que esta nueva base estaba formada. La enorme cantidad de nuevos resultados etnológicos, por ejemplo, esperaron simplemente para ser analizados desde el "punto de vista centralizado" de la sexología, y así Bloch pidió a Ferdinand von Reitzenstein, un asistente del Museo de Berlín de Etnología, que escribiera dos monografías ilustradas para el manual sexológico planeado: "Man in Natural and Civilized Societies" ("El hombre en las sociedades naturales y civilizadas") y "Woman in Natural and Civilized Societies." ("La mujer en las sociedades naturales y civilizadas") 7 Por una razón similar Bloch también se dirigió a Magnus Hirschfeld acerca de un volumen sobre homosexualidad, porque sus estudios estadísticos y conocimiento personal con miles de homosexuales (tanto los pacientes como los no pacientes) le habían provisto con más material que cualquier otra persona había poseído alguna vez en la historia.8 Bloch eligió a ambos autores principalmente por su conocimiento extenso y detallado, menos que por sus potencias especulativas. El deseó tanta evidencia objectiva como posible y deseó variedad documentada como un antídoto a las suposiciones estrechas e incontestables de la Medicina Sexual tradicional. En este sentido, Bloch era un empírico y está claro que habría estado entusiasmado por tal investigación posterior como había sido conducida por Kinsey y sus socios. Por todo su interés personal en las ideas, Bloch sabía demasiado bien que, en sexología, necesitaban ser apoyados con hechos. Los hechos eran tanto más importantes porque la última meta de cada esfuerzo sexológico era una reforma sexual racional y durable. Las mismas inquietudes habían sido también expresadas por Hirschfeld en su capacidad como editor de la ya mencionada Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) (1908). En esta revista pionera había escrito tres extensos artículos programáticos explicando la nueva ciencia. El primero de estos artículos, "Introducing Sexology" (Introduciendo la sexología) (enero de 1908), comienza acentuando el nuevo y desinteresado punto de vista del sexólogo:
Este pasaje introductorio, aunque pueda parecer estúpido a primera vista, contiene, sin embargo, los gérmenes de las discusiones posteriores más importantes. La demanda de Hirschfeld de que la sexología sea descriptiva fue, por supuesto, fácilmente aceptada, pero su caracterización sobre ella como una ciencia natural fue pronto declarada inadecuada. El caso está algo confuso porque menciona la teología, la jurisprudencia y la filosofía como ciencias que comparten los mismos principios que la sexología. Por otra parte, su declaración de encontrar leyes naturales conduce a una comprensión de los fenómenos observados, después considerados precipitados. Estos defectos fueron entonces corregidos por una distinción más clara entre las ciencias naturales y culturales. No obstante, Hirschfeld mereció reconocimiento por plantear las preguntas teóricas básicas. El mereció aun más reconocimiento por esbozar las ramas de la sexología en su segundo artículo programático (octubre de 1908). Aquí, en una forma preliminar, enumeró no menos de 14 áreas de la investigación sexológica: (1) Anatomía Sexual (el estudio de las diferencias físicas sexuales hasta la célula), (2) Química Sexual (el estudio de las feromonas, las glándulas externas e internas), (3) Fisiología Sexual (el estudio de los cambios corporales durante la actividad sexual), (4) Psicología Sexual (el estudio de las influencias culturales en el comportamiento sexual), (5) Evolución Sexual (el estudio del desarrollo sexual durante la vida humana), (6) Biología Sexual Comparativa (la comparación de varios comportamientos sexuales animal y humano), (7) Higiene Sexual (el estudio de los efectos de la abstinencia, la nutrición, la Educación Sexual, etc.), (8) Profilaxis Sexual (el estudio de las enfermedades venéreas y los problemas genéticos), (9) Política Sexual (el estudio de la ley civil con respecto al sexo y la promoción de la felicidad general), (10) Legislación Sexual (el estudio de las leyes criminales sexuales y sus efectos premeditados y no premeditados), (11) Eticas Sexuales (la búsqueda de las normas sexuales realistas), (12) Etnología Sexual (el estudio de las costumbres sexuales mundiales), (13) Variedades Sexuales (el estudio de la amplia gama de comportamientos sexuales) y (14) Patología Sexual (el estudio de los defectos sexuales y malformaciones). Obviamente esta lista no era exhaustiva, ya que ni siquiera mencionó el arte o la literatura erótica, cuya investigación había sido apoyada durante mucho tiempo por Hirschfeld y Bloch. Aun así, la lista ofrece una ilustración dramática de la perspectiva sumamente ampliada de la investigación sexual. La "psychopathia sexualis", la cual había dominado totalmente la investigación en el siglo precedente, se había reducido a un área problemática especial entre muchos y la mayoría de ésos no tenían ninguna conexión con la Medicina. Igualmente instructivo es el último artículo de Hirschfeld sobre los métodos de la sexología (diciembre de 1908). Enumera siete clases de herramientas de la investigación que pueden producir una comprensión sexológica. El primer gran grupo, por supuesto, está compuesto de todas las herramientas y métodos de las ciencias naturales, de la cinta métrica hasta las escalas, del cuchillo al microscopio hasta el análisis químico. El segundo método importante es lo que Hirschfeld llama la "exploración psicoanalítica" por medio de un cuestionario extenso. El artículo reimprime en realidad el cuestionario, el cual había sido desarrollado con la ayuda de colegas tales como Bloch y Karl Abraham. Muchos de los 127 puntos principales se subdividen en varias preguntas especiales y más bien sin término fijo, de modo que su número total, dependiendo del individuo, pudieran alcanzar cerca de 400 y más. En contenido, son absolutamente similares a ésos preguntados posteriormente por Kinsey en sus entrevistas: los antecedentes familiares, las características físicas, la salud, las experiencias de la niñez, la religiosidad, los hobbies, la actividad sexual, las actitudes sexuales, etc.. Hirschfeld amplió y retituló más tarde el cuestionario "psicobiológico" y lo utilizó generalmente en su propia investigación y práctica terapéutica. Diversos individuos se diferenciaron, por supuesto, también en la longitud de sus respuestas, aunque por regla general, éstos fueron completados dentro de 2 semanas. El récord fue conseguido por un hombre que tardó 3 años, rellenando casi en cada respuesta un gran volumen.10 Esta colección enorme e inestimable de documentos es ahora inaccesible para la ciencia como resultado de la destrucción nazi. No obstante, dos originales detallados encontraron de algún modo su camino al Instituto Kinsey, donde siguen estando sin traducir ni analizar hasta nuestros días. Dado este interés en la autoexploración sexual, no es sorprendente que Hirschfeld también describió la autobiografía y la biografía como el tercer método sexológico. El cuarto es proporcionado por los estudios estadísticos, algunos de los cuales habían sido conducidos ya por Hirschfeld mismo. El quinto método es un estudio histórico, el sexto y el séptimo son estudios etnográficos y filológicos. El artículo concluye con una llamada para institutos, revistas y congresos de sexología que demostrarían su carácter entero y consolidarían su posición académica. En suma, los tres artículos programáticos de Hirschfeld dejan absolutamente claro que la sexología podría reclamar su lugar como una ciencia en su propio derecho. También refutan implícitamente su caracterización como una ciencia estrictamente natural, ya que muchas de sus áreas de interés así como muchos de sus métodos no son los de las ciencias naturales. Esta cuestión se resolvió sólo después por los recién llegados a este campo. Sin embargo, como primer esquema amplio, la tentativa de Hirschfeld ha resistido bien la prueba del tiempo. El desarrollo real de la sexología siguió más bien estrechamente sus demandas y predicciones originales. Bloch, después de eso, tenía solamente otra oportunidad de ampliarse en sus opiniones. Esto ocurrió en 1914, cuando él, junto con Albert Eulenburg, republicó la Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) y abrió la primera edición con un artículo sobre "Las tareas y metas de la sexología". A la vez nuevos estudios endocrinológicos, especialmente aquellos de Eugen Steinach en Praga, habían levantado gran expectación y ésto se reflejó en la revaloración de Bloch de su posición anterior. El todavía se ocupó de las ideas y su desarrollo, pero ahora creyó que ellas son atribuídas a una base biológica. Por consiguiente, su definición de la sexología llevó un acento nuevo y diferente:
Esta era la última palabra en la materia del "padre de la sexología." Las tareas médicas durante la Primera Guerra Mundial le impidieron participar en discusiones adicionales, y poco después de la guerra crontrajo una enfermedad grave y persistente y murió.
La segunda fase de los escritos teóricos (1915-1926)La segunda fase de escritos teóricos está conectada con el nombre de Max Marcuse, quien no formuló realmente la teoría sexológica, pero quien, como editor de revistas y libros, estimuló a otros a hacerlo así. Su primera realización a este respecto fue la publicación de un artículo de Julius Wolf sobre "Sexología como una ciencia cultural" en el Archiv für Sexualforschung (Archivo de Investigación Sexual) en 1915. Bloch, Hirschfeld y Marcuse mismo eran médicos y aunque sus intereses variaron ampliamente, su entrenamiento había sido en las ciencias naturales. Wolf, como científico social, se acercó a la sexología desde una dirección totalmente diferente. El artículo primero revisa varios acercamientos a la sexualidad que habían sido enumerados en La pregunta sexual de Auguste Forel (1904). Forel había distinguido entre 10 acercamientos básicos: el pornográfico, autoerótico y artístico; el religioso, político, legal, ético y pedagógico, el médico y el histórico-etnográfico. El también había ofrecido una cierta crítica no sistemática de algunos de estos acercamientos y finalmente había recomendado una cierta metodología combinada. Obviamente, como Wolf indica, ésto no es suficiente para el establecimiento de una ciencia. De hecho, un examen crítico revela que los primeros tres acercamientos (el pornográfico, el autoerótico y el artístico) no son científicos y en este contexto no necesitan ser considerados de ninguna manera. Los cinco siguientes (el religioso, político, legal, ético y pedagógico-etnográfico) pueden utilizar el entendimiento científico, pero son esencialmente normativos en el carácter. Solamente los dos últimos acercamientos (el médico e histórico-etnográfico) pueden ser considerados como científicos en un sentido estrictamente empírico, especialmente si los consideramos paradigmáticos para las ciencias naturales y culturales respectivamente. Realmente hay sólo dos clases de ciencia: la ciencia natural (Naturwissenschaft) y la ciencia cultural (Kulturwissenschaft) y el conocimiento obtenido en una de ellas es fundamentalmente diferente del conocimiento obtenido en la otra. Como Wolf explica:
En los pasajes siguientes, Wolf deja claro que no excluye ambas Sexologías que son cultivadas por el mismo investigador, mientras tiene la distinción bien en cuenta. Después de observar que la sexología ha hecho ya un buen comienzo como una ciencia natural, Wolf menciona a Havelock Ellis, cuyo trabajo lo considera una tentativa en un tratamiento enciclopédico de la Sexología como una ciencia natural. La vida sexual de nuestro tiempo, de Iwan Bloch, por otra parte, es citado como un intento de presentar los resultados de la ciencia cultural con respecto al sexo. Sin embargo, se critica el libro pretextando que aboga por ciertos cambios legales y políticos. Esto no es científico:
Habiendo levantado estas demandas, Wolf hace algunas sugerencias en cuanto a las áreas que podrían ser investigadas provechosamente. Por ejemplo, cree que la teoría de la población "asexual", puramente económica de su tiempo sería enmendada por un acercamiento sexológico, desde que las "costumbres reproductivas" habían cambiado obviamente desde Malthus y no necesariamente por razones económicas. Objetos adicionales de la Sexología como una ciencia cultural podrían ser maneras masculinas y femeninas, condiciones de vivienda, derecho civil y penal, todas las formas de espectáculo de teatros y danzas públicas hacia fiestas privadas, arte y música. En este último contexto, menciona específicamente las óperas de Wagner y de Richard Strauss, que clamaron por una interpretación sexológica. Además, la historia, el contenido y la forma de la religión, especialmente de sectas religiosas, llegarían a ser mucho más comprensibles si fuesen examinadas por la Sexología. El ensayo concluye con una llamada de cooperación entre las dos Sexologías, las "ciencias hermanas", que juntas pueden superar los enormes obstáculos restantes de la investigación sexual. Desafortunadamente, las sugerencias de Wolf fueron hechas en el tiempo en que la Sexología, recién nacida, hacía frente a la primera amenaza externa para su supervivencia. La Primera Guerra Mundial estaba en su segundo año, sin final en vista y la nación se preocupó de otras cosas. El periódico, en el cual el ensayo apareció, era el órgano oficial de la Sociedad Internacional para la Investigación Sexual, fundada por Albert Moll, que fue, pues, impedida de progresar. Moll había planeado un congreso internacional, pero, debido a la guerra, tuvo que ser cancelado. Fue apenas después de la guerra, cuando Max Marcuse se convirtió en el editor del más viejo e importante Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología), de modo que la sociedad de Moll comenzó a prosperar. Finalmente, en 1926, esta gran revista renovó la discusión teórica. En el mismo año, Marcuse editó una versión ampliada de su Handwörterbuch der Sexualwissenschaft (Diccionario manual de Sexología), y Moll tuvo éxito en la convocatoria de su primer congreso en Berlín. El Handwörterbuch de Marcuse ofreció artículos muy largos en orden alfabético que, aunque escrito desde el "punto de vista centralizado" sexológico, reflejó los diversos métodos de muchas disciplinas. Así, demostraron el hecho de que la Sexología no tiene y no puede ser definida por un método científico de su propiedad. Esto fue debidamente observado por Hans Kunz en un artículo para la Zeitschrift für Sexualwissenschaft. Bajo el título "La metodología de la Sexología", Kunz expone llanamente:
En cuanto al "objeto" de la Sexología, Kunz indica los conflictos continuos sobre conceptos psicoanalíticos y observa:
Sin embargo, esta necesidad no nos disturba:
Estas observaciones sobrias ilustran la muy creciente sofisticación de los teóricos sexológicos, quienes se hicieron más críticos de sus propias suposiciones anteriores. El mismo nivel se mantiene en el Handwörterbuch de Marcuse, al cual Arthur Kronfeld contribuyó con el nuevo artículo "Sexología" (Sexualwissenschaft), un ensayo sustantivo que repasa y resume la edición entera. A Kronfeld, un psiquiatra brillante y el colaborador temporario de Hirschfeld, le ofrecieron finalmente una posición importante en Moscú, en donde, junto con su esposa, se suicidó por el acercamiento del ejército alemán. Es también posible que fuese víctima del terror stalinista y se matara por esa causa.19 Su ensayo no es importante solamente por razones históricas. Después de recapitular brevemente la historia de la Sexología, vuelve a la pregunta inevitable:
Volviendo a su pregunta, Kronfeld entonces da la siguiente respuesta:
Así, después de casi dos décadas de la discusión teórica, el argumento vuelve a la original, uno está tentado a decir instintiva, noción de Bloch de que la Sexología está caracterizada, sobretodo, por su "punto de vista centralizado".
Cambio tecnológico y el futuro de la SexologíaDesafortunadamente, poco después de ésto la Sexología hizo frente a su segunda amenaza exterior en la subida del nazismo y esta vez resultó fatal. En unos pocos años, todas las revistas sexológicas cesaron su publicación, los grandes libros pioneros fueron quemados, los institutos sexológicos cerrados, los congresos cancelados, los sexólogos acallados, arrestados o conducidos al exilio. Así, cualquier discusión teórica adicional también llegó a ser imposible. De hecho, cuando los nazis se pusieron a conquistar Europa, la Sexología misma, en todas sus manifestaciones y con todas sus realizaciones, llegó a un trágico final. Después de la derrota de Hitler y del final de la Segunda Guerra Mundial, los europeos tardaron muchos años en restablecer la investigación sexológica. Especialmente los sexólogos alemanes se enfrentaron a enormes obstáculos, ya que la entera base anterior de su trabajo había sido destruida. Con el tiempo hubo nuevamente algunos escritores teóricos, pero mostraron poco conocimiento de su gran tradición perdida. Esta tercera fase de la teoría sexológica alemana merece una discusión minuciosa en otro apartado.22 En el actual contexto puede ser suficiente mencionar un detalle sintomático: Cuando el primer sexólogo alemán de la posguerra Hans Giese publicó un nuevo Wörterbuch der Sexualwissenschaft (Diccionario de Sexología, 1952), éste ni siquera contuvo un artículo "Sexualwissenschaft" (Sexología) que habría insinuado un cierto esfuerzo teórico o desafiado el establecimiento académico existente. La Sexología todavía no se atrevió nuevamente a definirse. En realidad, la timidez del esfuerzo fragmentario llegó a ser penosamente obvia en la primera oración del "Prefacio":
Por supuesto, desde que estas palabras fueron escritas, ha habido mucho progreso en Alemania, en donde algunas universidades ahora emplean sexólogos. De hecho, éstos no son solamente médicos, sino también científicos sociales, que han mostrado un interés renovado en preguntas teóricas. Sin embargo, ya que ellos siguen ligados a las escuelas médicas, la mayor parte de su trabajo se dedica a demandas y preocupaciones terapéuticas. En cuanto a la comunidad académica más extensa, sabe poco o nada sobre la tradición sexológica perdida y por lo tanto todavía no ha mostrado ningún interés en verla restablecida. En principio, esta situación prevalece también en otros países, incluso en los Estados Unidos. La investigación estadounidense tiene, desde Kinsey y Masters y Johnson, tomada la dirección del desarrollo de la Sexología en todo el mundo, pero las universidades establecidas han hecho menos que sus contrapartes europeas para promoverlo dentro de sus propias paredes. Algunos "Programas de Sexualidad Humana" simbólicos han seguido siendo académicamente superficiales y no se les han permitido solidificarse en centros serios de la enseñanza e investigación graduadas. La percepción pública de la Sexología es deformada totalmente por "informes sexuales" populares pseudoscientíficos, las novedades de la terapia y las varias cruzadas morales. Los medios de comunicación en masa, careciendo de cualquier señal fiable, se inclinan hacia el sensacionalismo. En breve, el estudio del sexo todavía se considera extensamente como sospechoso, frívolo o a lo más, innecesario. Bajo estas condiciones puede parecer imprudente predecir un futuro brillante para la Sexología. Sin embargo, tal futuro puede ser nuestro, si desarrollamos una mayor conciencia de nuestro pasado distinguido. Nuestra tradición redescubierta puede ayudarnos a evitar errores prácticos y callejones sin salida teóricos, pues nos preparamos una vez más para avanzar en nuestro campo. Por ejemplo, ha habido sugerencias que puede ser que veamos al "desarrollo de la Sexología como una disciplina académica."24 Sin embargo, como ha mostrado la revisión abreviada precedente de escrituras teóricas tempranas, la Sexología no es, nunca fue y nunca podrá ser una disciplina académica en el sentido propio de ese término. No teniendo ni un objeto claramente delineado ni un método propio, no puede ofrecer ningún entrenamiento estándar, ningún plan de estudios fijo o conjunto definido de cursos. Por el contrario es, esencialmente, un esfuerzo interdisciplinario tomando sus métodos de las ciencias tanto naturales como culturales. De hecho, según estos métodos, uno puede hablar de dos diferentes Sexologías. Su objeto, la sexualidad, no es una constante inequívoca naturalmente dada, sino es virtualmente el producto de su punto de vista particular. Este punto de vista puede ser adquirido por y enseñado a los investigadores de varios campos, pero en sí mismo, no constituye una disciplina. Este hecho no es contradicho de ningún modo por una recomendación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo en 1975. En un informe "El entrenamiento sexológico de los profesionales de la salud", propuso que
Primero de todo, la palabra "disciplina" se refiere aquí no a la Sexología (una ciencia), sino a la "sexualidad humana" (un tema o un objeto de la ciencia). En segundo lugar, la "disciplina" se utiliza aquí en el sentido estrecho de un curso del estudio particular en una ciencia aplicada, es decir, en este caso, el cuidado de la salud. De hecho, en este campo, la recomendación de la OMS, mientras tanto, ha conducido al desarrollo de varios planes de estudios y requisitos del grado en Sexología Clínica y Educación Sexual. Aunque éstos se diferencian considerablemente según el país e incluso de una institución a otra, también muestran un consenso sorprendente sobre los requisitos básicos. En breve, como una ciencia aplicada de la salud, el estudio del sexo puede muy bien ser convertido en una disciplina. Como una empresa académica interdisciplinaria más amplia, sin embargo, la Sexología no puede reducirse de esta manera. Sin embargo, puede ser ordenada y formalizada como una ciencia en su propio derecho.
La Sexología es una ciencia, no diferente de la Arqueología, la Criminología o del Estudio de las Religiones, que se acerca a un problema importante de alguna manera disponible racional, sistemática e internamente consistente. Cuando la miramos con esta luz, la Sexología no sólo justifica sino que demanda el establecimiento de institutos, programas universitarios y departamentos de investigación especiales. Obviamente estos departamentos deben emplear a eruditos y científicos de una amplia variedad de disciplinas. Bajo ninguna circunstancia deben ser dominados por una disciplina única. Especialmente cualquier subordinación a la Medicina o a la psiquiatría debe ser evitada, si se espera el progreso significativo. Después de todo, como hemos visto, la Sexología debe su existencia a una crítica del modelo médico del comportamiento sexual. Los pioneros sexológicos mismos eran médicos, pero encontrando la visión médica demasiado restrictiva, crearon la perspectiva más amplia de la Sexología. Hoy, el estudio médico del sexo permanece, a menudo, científicamente ingenuo y todavía moviendose en "construcciones deductivas", exactamente como fue en el tiempo de Bloch. Términos tales como la "perversión", "aberración", "desviación" y de hecho "parafilia" sexuales, demuestran que la Medicina y la Psiquiatría todavía son perseguidas por la quimera precientífica de un único, dado naturalmente, comportamiento sexual correcto del cual se aparta la gente por su riesgo. Esta idea es una reliquia de doctrinas religiosas anteriores, como podemos ver a partir de la Sexología como una ciencia cultural. Si nosotros como científicos queremos caracterizar ciertos comportamientos sexuales como indeseables, el cual es nuestro privilegio, tendremos que hacerlo por motivos públicamente declarados, seculares, enteramente diferentes. Actualmente, sin embargo, las nociones míticas y públicamente teleológicas de un "diseño evolutivo", "intento de la naturaleza" o "propósito biológico" continúan apareciendo en discusiones académicas del sexo y robándolas de cualquier valor científico. Incluso la definición de la OMS de la "salud sexual" es ideológica en tanto que formula un típico ideal de las actuales sociedades occidentales industriales y postindustriales. Le es absolutamente imposible demandar validez universal, o con respecto a nuestro propio pasado o a culturas no occidentales. Esto no significa que la definición es mala en sí misma; llega a ser solamente mala, si, es tomada poco juiciosamente como dogma. Mucho de la inocencia todavía predominante e ingenua de los investigadores sexuales puede ser superada, sin embargo, por la crítica fuera de la Medicina y por un diálogo continuo entre diversas disciplinas académicas, como Bloch entendió tan bien. ¿Significa ésto que los departamentos de Sexología están condenados al desacuerdo perenne y a no poder establecer programas de entrenamiento graduados que conducen a grados académicos? De ninguna manera. Tales programas existen ya, y los grados académicos en Sexología se han concedido no solamente en los EE.UU., sino también en muchos países europeos, de hecho, incluso en la Universidad Católica de Leuven, Bélgica. El criterio para tal grado, en cuanto a cualquier otro, es la excelencia académica comprobada según un examen y una investigación presentada en una tesis o disertación aceptables. Es innecesario decir que la investigación debe ser sexológica, es decir que debe centrarse en un cierto asunto relacionado con el sexo, y para poder hacer tal investigación, el candidato al grado debe pasar por un riguroso programa interdisciplinario. Los detalles de tal programa están, por supuesto, muy abiertos al argumento, y muchas soluciones válidas son concebibles. Esta es un área donde las futuras discusiones entre los investigadores sexuales, basados en la experiencia disponible, puede traer mucho progreso e innovación útil. Estas discusiones pueden también estimular a universidades y escuelas graduadas hasta ahora poco dispuestas a reconocer el valor de la Sexología y concederle el reconocimiento formal a el cual tiene buen derecho. No solamente el mundo académico, sino también la sociedad en general se beneficiaría enormemente. Las sugerencias para una estructura posible de los departamentos de Sexología se pueden encontrar en los escritos programáticos tempranos de nuestros pioneros. Como hemos visto, Bloch, Hirschfeld, Wolf, Kunz y Kronfeld enumeraron una buena cantidad de disciplinas que podrían hacer contribuciones valiosas. De hecho, el Instituto de Sexología en Berlín (1919-1933) del propio Hirschfeld, con sus cuatro secciones principales, Biología Sexual, Patología Sexual (Medicina), Sociología Sexual y Etnología Sexual, podría ser tan bien un modelo para seguir como ninguno. Desafortunadamente, hasta ahora, la mayoría de las universidades no han hecho todavía ningun paso decisivo en esta dirección, y por consiguiente, la cooperación necesaria entre los sexólogos ha sido impedida. Así, nos encontramos en una clase de círculo vicioso: la carencia del reconocimiento institucionalizado académico impide a la Sexología la conducción de la clase de discusión animada y crítica que conduciría al reconocimiento. Por otra parte, las oportunidades ofrecidas por la 'era electrónica', tales como Internet, CDROM, e-mail y teleenseñanza, el empeoramiento de la situación financiera de muchas universidades tradicionales y la irrelevancia aumentada de los límites geográficos podrían muy bien conducir a un nuevo florecimiento de la Sexología. Por ejemplo, es concebible que tarde o temprano programas legítimos universitarios en Sexología ofrecerán al menos muchas partes teóricas de sus cursos electrónicamente y de tal modo atraerán a muchos nuevos estudiantes. Estos podrían continuar viviendo en ciudades distantes u otros países. Podrían ser sólo requeridos para tomar cierta práctica, seminarios especiales y sus exámenes "en la localidad". De esta manera, la Sexología podría llegar a ser accesible a nuevos grupos enteros de profesionales de la salud. Al mismo tiempo, muchos países con crecientes problemas sexuales pero con programas de entrenamiento sexuales subdesarrollados o inexistententes podrían aprovecharse de recursos extranjeros. Todo esto, por turno, le daría al campo entero un empuje muy necesario y le ayudaría a emerger de las sombras académicas en las cuales se ha mantenido oculta demasiado tiempo. Nota: El texto precedente es una versión actualizada de un artículo previamente publicado en "Challennges in Sexual Science: Current Theoretical Issues and Research Advances," Clive M. Davis, ed., Society for the Scientific Study of Sex, 1983, págs. 141-160
Referencias1º Cf. Karl von den Steinen, "Adolf Bastian Gedächtnisrede", Zeitschrift für Ethnologie, vol. 37, 1905. Los trabajos principales de Bastian son Der Mensch in der Geschichte, 3 vols. 1860 y Das Beständige in den Menschenrassen und die Spielweite ihrer Veränderlichkeit 1868. 2º Iwan Bloch, The Sexual Life of Our Time, traducido por Eden Paul, Nueva York: Allied Book Company 1908, págs. ixx. 3º Iwan Bloch, Die Prostitution, vol. I, Berlín: Louis Marcus 1912, págs. viiviii. 4º Wilhelm von Humboldt, Gesammelte Schriften, vol. VII, ed. Königlich Preussische Akademie der Wissenschaften, Berlín: B. Behr 1908, págs. 653655. 5º ibid. págs. 654655. 6º Iwan Bloch, Die Prostitution, pág. x. 7º ibid. págs. xiixiii. 8º ibid. 9º Magnus Hirschfeld, "Über Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, Nº. 1, 1908, págs. 12. 10º Magnus Hirschfeld, Sex in Human Relationships, London: John Lane the Bodley Head 1935, pág. 88. 11º Iwan Bloch, "Aufgaben und Ziele der Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. I, Nº. 1, págs. 23. 12º Julius Wolf, "Sexualwissenschaft als Kulturwissenschaft," Archiv für Sexualforschung, vol. I, Nº. 1, págs. 23. 13º ibid. pág. 4. 14º ibid. pág. 3. 15º ibid. pág. 4. 16º Hans Kunz, "Zur Methodologie der Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. XIII, Nº. 1, pág. 21. 17º ibid. pág. 22. 18º ibid. 19º Kurt Hiller, Leben gegen die Zeit (Logos), Reinbek b. Hamburg: Rowohlt 1969, pág. 114. 20º Artur Kronfeld, "Sexualwissenschaft," Handwörterbuch der Sexualwissenschaft, ed. Max Marcuse, Bonn: Marcus & Weber 1926, pág. 740. 21º ibid. págs. 740-741. 22º En esta discusión teórica, el conocimiento relativamente más grande de la tradición es desplegado por el historiador médico Werner Leibbrand y su asistente (posterior esposa) Annemarie Wettley. Desafortunadamente, sus esfuerzos no recibieron el eco que ellos bien merecieron. Vea especialmente Annemarie Wettley, Von der "Psychopathia sexualis" zur Sexualwissenschaft, Stuttgart: Enke 1959, Annemarie LeibbrandWettley y Werner Leibbrand, Medizin und "Sexualwissenschaft," München: Bayerische Landesärztekammer 1970, y Annemarie y Werner Leibbrand, Formen des Eros, 2 vols. Freiburg/München: Alber 1972. 23º Hans Giese, Wörterbuch der Sexualwissenschaft, Bonn: InstitutsVerlag 1952, pág. 5. 24º John Sumerlin, "Development of Sexology as an Academic Discipline," The Society Newsletter (SSSS), Winter 1981, pág. 4. 25ºWHO, Technical Report Series Nr. 572, 1975, Education and Treatment in Human Sexuality: the Training of Health Professionals. Section 2.1 Nota: Todas las citas, excepto la Nº. 8 (Bloch, The Sexual Life . . . ) fueron traducidas del alemán por el autor Erwin J. Haeberle para este ensayo.
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