Archivo de Sexología



Esta sección propociona, por primera vez en español, extensos pasajes originales de las discusiones teóricas de los primeros sexólogos alemanes.

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  • Los primeros escritos programáticos (1907-1914)
  • Cambio tecnológico y el futuro de la Sexología
  • La segunda fase de los escritos teóricos (1915-1926)
  • Referencias
  • Conceptos de la Sexología: una lista cronológica de los primeros escritos programáticos


  • El estudio científico del sexo, incluso en el sentido moderno estrecho, no es ninguna novedad académica reciente sino, como la sección en la Historia de la Sexología muestra, resultó de varias tradiciones antiguas y respetables, las cuales, en el curso del siglo XIX, se combinaron en una especial empresa intelectual.

    En los primeros años del siglo XX, Iwan Bloch, el "padre de la Sexología", empezó a atacar y luego a destituir el concepto de la degeneración sexual que dominaba el pensamiento médico y científico en ese tiempo.

    Bloch llegó a su posición fijándose en una sugerencia hecha décadas anteriores por el médico y etnológo Bastian, quien creyó que cada religión, idioma, filosofía, arte y sistemas social y legal contienen ciertas "ideas básicas" universales. Estas ideas básicas reciben su forma particular como resultado de la geografía que fuerza a las personas dentro de sistemas económicos particulares. Por lo tanto, las ideas elementales aparecen en la forma especial de "ideas étnicas". Sin embargo, con el tiempo, la guerra, la migración y el comercio llevan a algunos de ellos a áreas en las cuales no originaron.1

    Es el logro único de Bloch que aplicó este concepto de "ideas básicas" al tema del sexo. En consecuencia, procuró tratar este tema de una manera nueva, más integral, que fue usual en sus días y, por hacerlo, se convirtió en el primer sexólogo.

    Los Primeros Escritos Programáticos (1907-1914)


    En 1907 Bloch publicó su primer trabajo verdaderamente sexológico bajo el título Das Sexualleben unserer Zeit (La vida sexual de nuestro tiempo) y declaró en su prefacio:

    "El autor del presente trabajo...está...convencido de que la consideración puramente médica de la vida sexual...es todavía incapaz de hacer plena justicia a las relaciones polifacéticas entre el campo sexual y todos los otros campos de la vida humana. Para hacer justicia a la importancia entera del amor en la vida del individuo y de la sociedad y en lo referente a la evolución de la civilización humana, esta rama particular de la investigación tiene que ser tratada en su propia subordinación como una parte de la ciencia general de la humanidad, la cual está constituída por una unión de todas las otras ciencias de Biología General, Antropología y Etnología, Filosofía y Psicología, la Historia de la Literatura y la Historia entera de la Civilización...Hasta ahora no ha existido ningún tratado integral de la vida sexual completa...El tiempo es, de hecho, completamente maduro para una tentativa de tamizar...la cantidad enorme del material disponible y presentar el resultado desde un punto de vista centralizado. "2

    Este "punto de vista centralizado" era el de la Sexología (Sexualwissenschaft).

    El nuevo concepto y el nuevo término de Bloch fueron aceptados rápidamente por varios de sus colegas, y sólo un año después fue editada la primera Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) por Magnus Hirschfeld, quien utilizó la ocasión para publicar algunos de sus propios escritos programáticos. Sin embargo, antes de pasar a éstos, quizás es útil rastrear el propio pensamiento adicional de Bloch sobre el tema.

    Pronto emprendió un plan ambicioso para editar una serie de monografías, escritas por especialistas de varios campos. En resumen, ellos querían constituir una propia introducción basada en general en la Sexología. Este Handbuch der gesamten Sexualwissenschaft in Einzeldarstellungen (Manual de la completa Sexología en monografías) permaneció fragmentario debido a la muerte prematura de Bloch, pero en el prefacio del primer volumen, que escribió él mismo, una vez más ofreció un ensayo teórico conciso. El tema del libro, la prostitución, representó para Bloch el problema central de la Sexología, porque combinó los aspectos biológicos y culturales del sexo en la forma más dramática. Intentando tratar este problema fue conducido por consiguiente de forma natural al concepto de una nueva ciencia:

    "La naturaleza doble del impulso sexual, su aspecto biológico y cultural, nos deja entender la dificultad entera de la investigación científica sexual y hace comprensible que, por una parte, los científicos médicos y naturales, y por otra parte, los teólogos, filósofos, abogados y científicos culturales crean que deben solucionar la "pregunta sexual" de sus puntos de vista respectivos y estrechos. Este hecho sólo comprueba que es necesario establecer la Sexología como una ciencia en su propio derecho, la cual no debe verse más como un apéndice de cualquier otra ciencia o, lo que es completamente disparatado, como la suma total de todas estas diferentes disciplinas como tantos diferentes ciencias sexuales. Hacia donde nos conduciría ésto ha sido mostrado por el acercamiento puramente medicoclínico de Krafft-Ebing... sus predecesores y sucesores, algunos de los cuales creyeron que habían enriquecido la ciencia, cuando solamente habían acuñado nuevos términos que sonaban extraños...La vista puramente médica (solo psiquiátrica) de la sexualidad...no es suficiente para entender las relaciones polifacéticas del sexo en todas las otras esferas de la vida humana. Estas relaciones en su totalidad son el tema de la Sexología. Esto afronta la tarea de investigar no solamente las relaciones fisiológicas, sino también sociales e historicoculturales entre los sexos. Durante el estudio de ambos, hombre natural y civilizado, hay que encontrar, por así decirlo, las ideas elementales sexuales de la humanidad, es decir los fenómenos biologicosociales comunes en todos los pueblos y períodos históricos. Ellos son la fundación firme para la obra de la nueva ciencia. Solamente su visión antropológica (en el sentido más amplio de la palabra), nos provee con observaciones de gran escala para las cuales el material puede no ser nunca lo bastante extenso,...nos da una base científica de la misma exactitud y objetividad como se encuentra en la ciencia natural ."3

    Durante la perfilación de su perspectiva notablemente agrandada para el estudio del sexo, Bloch pudo señalar a un predecesor verdaderamente ilustre, el reformador del sistema universitario alemán Wilhelm von Humboldt, cuyos trabajos coleccionados aparecieron justamente en una edición nueva y crítica.4 Esta edición publicó, por primera vez, la propuesta de una obra sexológica, la Historia de la dependencia en la raza humana, que Humboldt había bosquejado hacia 1827. Una consecuencia de un plan más antiguo para una Historia de fornicar (1790), el trabajo debía rastrear la pregunta sexual durante todos los períodos históricos. En cuatro secciones principales: la "Historia del sexo femenino", la "Historia del impulso reproductivo", la "Historia de la servidumbre" y la "Historia de la dependencia en la libertad masculina", Humboldt había planeado examinar la evolución de la libertad humana y utilizar como centro las relaciones entre los sexos. Obviamente, el fenómeno de la prostitución tuvo que ser central en este estudio, justo como estaba en el propio de Bloch. Además, en la introducción de su plan, Humboldt aun había anticipado el concepto posterior de "ideas básicas" de Bastian y había aplicado ésto a la esfera sexual:

    "Hasta ahora, no se ha intentado suficientemente seguir la historia de una condición de los individuos y de la raza humana mediante todas las situaciones de la vida privada y de todos los acontecimientos de la tradición.... Sin embargo,...tenemos que examinar no solamente seres humanos bajo varias condiciones, sino también las condiciones generales como ellas mismas se manifiestan en varios seres humanos y pueblos. Estas condiciones permanecen aun cuando...el individuo perece....Estas se desarollan...y son transformadas en ideas, y como tales, son superiores a la raza humana, porque generaciones enteras pueden ser sacrificadas en su altar."5

    Es comprensible que Bloch se alegrara por haber encontrado este precedente en los trabajos del hombre que, más que cualquier otro, había sido responsable de la forma y dirección de la enseñanza superior en Alemania. En efecto, el hecho de que Humboldt, muy adelantado en su tiempo, ya debía concebir algo de una ciencia completa del sexo, era prueba suficiente de que la sexología era más que un experimento académico, pero el producto lógico del progreso científico. Como Bloch expuso en referencia a la tentativa de Humboldt:

    "La época no era propicia para tal empresa. Tanto la historia cultural como la ciencia natural general se movieron todavía en supuestas interpretaciones; la etnología todavía estaba en sus principios demasiado modestos, en breve, todo lo necesario para una fundación objetiva de la sexología y...la reforma sexual todavía faltaba. Otro siglo de investigación científica exacta,...métodos exactos en las...ciencias culturales e históricas,... una...acumulación de hechos en etnología, historia moral y legal comparativa...eran necesario para renovar la tentativa hacia una base más segura.";6

    Mirando alrededor de él, Bloch vio que esta nueva base estaba formada. La enorme cantidad de nuevos resultados etnológicos, por ejemplo, esperaron simplemente para ser analizados desde el "punto de vista centralizado" de la sexología, y así Bloch pidió a Ferdinand von Reitzenstein, un asistente del Museo de Berlín de Etnología, que escribiera dos monografías ilustradas para el manual sexológico planeado: "Man in Natural and Civilized Societies" ("El hombre en las sociedades naturales y civilizadas") y "Woman in Natural and Civilized Societies." ("La mujer en las sociedades naturales y civilizadas") 7 Por una razón similar Bloch también se dirigió a Magnus Hirschfeld acerca de un volumen sobre homosexualidad, porque sus estudios estadísticos y conocimiento personal con miles de homosexuales (tanto los pacientes como los no pacientes) le habían provisto con más material que cualquier otra persona había poseído alguna vez en la historia.8 Bloch eligió a ambos autores principalmente por su conocimiento extenso y detallado, menos que por sus potencias especulativas. El deseó tanta evidencia objectiva como posible y deseó variedad documentada como un antídoto a las suposiciones estrechas e incontestables de la Medicina Sexual tradicional. En este sentido, Bloch era un empírico y está claro que habría estado entusiasmado por tal investigación posterior como había sido conducida por Kinsey y sus socios. Por todo su interés personal en las ideas, Bloch sabía demasiado bien que, en sexología, necesitaban ser apoyados con hechos. Los hechos eran tanto más importantes porque la última meta de cada esfuerzo sexológico era una reforma sexual racional y durable.

    Las mismas inquietudes habían sido también expresadas por Hirschfeld en su capacidad como editor de la ya mencionada Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) (1908). En esta revista pionera había escrito tres extensos artículos programáticos explicando la nueva ciencia. El primero de estos artículos, "Introducing Sexology" (Introduciendo la sexología) (enero de 1908), comienza acentuando el nuevo y desinteresado punto de vista del sexólogo:

    " El estudio del sexo, al cual esta revista estará dedicada, no es un sector nuevo. Ha habido siempre hombres que abordaron los problemas del amor humano y de la vida sexual como investigadores y eruditos. Sin embargo, seguían siempre aislados y en número e importancia permanecían bastante debajo de éstos que se acercaron al tema desde dos otros puntos de vista, el ético y el artístico."

    Era sólo nuestro propio tiempo que creó el concepto de una ciencia exacta (Wissenschaft) del sexo. La ciencia natural, a la cual la Sexología obviamente pertenece, recoge los fenómenos naturales, es decir, es sobretodo descriptiva. No obstante, ésta también permite que entendamos los hechos, ya que conduce pensamientos en los fenómenos y de tal modo los conecta. Esto es característico de todo el esfuerzo científico (Wissenschaft), especialmente también de la tríada venerable, la teología, la jurisprudencia y la filosofía. El principio esencial del pensamiento es, en este caso, la simplificación y reducción de las observaciones variadas sobre los fenómenos básicos, hasta el punto en que la reducción adicional llega a ser imposible. . . . La sexología, como cualquier otra ciencia, se basa en el conocimiento de fenómenos individuales. Los recoge y describe, e intenta así explicarlos, encontrando a través de la deducción razonada su principio común o ley natural. Esta ley, por turno, nos ayuda a entender los fenómenos posteriormente encontrados.9

    Este pasaje introductorio, aunque pueda parecer estúpido a primera vista, contiene, sin embargo, los gérmenes de las discusiones posteriores más importantes. La demanda de Hirschfeld de que la sexología sea descriptiva fue, por supuesto, fácilmente aceptada, pero su caracterización sobre ella como una ciencia natural fue pronto declarada inadecuada. El caso está algo confuso porque menciona la teología, la jurisprudencia y la filosofía como ciencias que comparten los mismos principios que la sexología. Por otra parte, su declaración de encontrar leyes naturales conduce a una comprensión de los fenómenos observados, después considerados precipitados. Estos defectos fueron entonces corregidos por una distinción más clara entre las ciencias naturales y culturales. No obstante, Hirschfeld mereció reconocimiento por plantear las preguntas teóricas básicas.

    El mereció aun más reconocimiento por esbozar las ramas de la sexología en su segundo artículo programático (octubre de 1908). Aquí, en una forma preliminar, enumeró no menos de 14 áreas de la investigación sexológica: (1) Anatomía Sexual (el estudio de las diferencias físicas sexuales hasta la célula), (2) Química Sexual (el estudio de las feromonas, las glándulas externas e internas), (3) Fisiología Sexual (el estudio de los cambios corporales durante la actividad sexual), (4) Psicología Sexual (el estudio de las influencias culturales en el comportamiento sexual), (5) Evolución Sexual (el estudio del desarrollo sexual durante la vida humana), (6) Biología Sexual Comparativa (la comparación de varios comportamientos sexuales animal y humano), (7) Higiene Sexual (el estudio de los efectos de la abstinencia, la nutrición, la Educación Sexual, etc.), (8) Profilaxis Sexual (el estudio de las enfermedades venéreas y los problemas genéticos), (9) Política Sexual (el estudio de la ley civil con respecto al sexo y la promoción de la felicidad general), (10) Legislación Sexual (el estudio de las leyes criminales sexuales y sus efectos premeditados y no premeditados), (11) Eticas Sexuales (la búsqueda de las normas sexuales realistas), (12) Etnología Sexual (el estudio de las costumbres sexuales mundiales), (13) Variedades Sexuales (el estudio de la amplia gama de comportamientos sexuales) y (14) Patología Sexual (el estudio de los defectos sexuales y malformaciones).

    Obviamente esta lista no era exhaustiva, ya que ni siquiera mencionó el arte o la literatura erótica, cuya investigación había sido apoyada durante mucho tiempo por Hirschfeld y Bloch. Aun así, la lista ofrece una ilustración dramática de la perspectiva sumamente ampliada de la investigación sexual. La "psychopathia sexualis", la cual había dominado totalmente la investigación en el siglo precedente, se había reducido a un área problemática especial entre muchos y la mayoría de ésos no tenían ninguna conexión con la Medicina.

    Igualmente instructivo es el último artículo de Hirschfeld sobre los métodos de la sexología (diciembre de 1908). Enumera siete clases de herramientas de la investigación que pueden producir una comprensión sexológica. El primer gran grupo, por supuesto, está compuesto de todas las herramientas y métodos de las ciencias naturales, de la cinta métrica hasta las escalas, del cuchillo al microscopio hasta el análisis químico. El segundo método importante es lo que Hirschfeld llama la "exploración psicoanalítica" por medio de un cuestionario extenso. El artículo reimprime en realidad el cuestionario, el cual había sido desarrollado con la ayuda de colegas tales como Bloch y Karl Abraham. Muchos de los 127 puntos principales se subdividen en varias preguntas especiales y más bien sin término fijo, de modo que su número total, dependiendo del individuo, pudieran alcanzar cerca de 400 y más. En contenido, son absolutamente similares a ésos preguntados posteriormente por Kinsey en sus entrevistas: los antecedentes familiares, las características físicas, la salud, las experiencias de la niñez, la religiosidad, los hobbies, la actividad sexual, las actitudes sexuales, etc.. Hirschfeld amplió y retituló más tarde el cuestionario "psicobiológico" y lo utilizó generalmente en su propia investigación y práctica terapéutica. Diversos individuos se diferenciaron, por supuesto, también en la longitud de sus respuestas, aunque por regla general, éstos fueron completados dentro de 2 semanas. El récord fue conseguido por un hombre que tardó 3 años, rellenando casi en cada respuesta un gran volumen.10 Esta colección enorme e inestimable de documentos es ahora inaccesible para la ciencia como resultado de la destrucción nazi. No obstante, dos originales detallados encontraron de algún modo su camino al Instituto Kinsey, donde siguen estando sin traducir ni analizar hasta nuestros días.

    Dado este interés en la autoexploración sexual, no es sorprendente que Hirschfeld también describió la autobiografía y la biografía como el tercer método sexológico. El cuarto es proporcionado por los estudios estadísticos, algunos de los cuales habían sido conducidos ya por Hirschfeld mismo. El quinto método es un estudio histórico, el sexto y el séptimo son estudios etnográficos y filológicos. El artículo concluye con una llamada para institutos, revistas y congresos de sexología que demostrarían su carácter entero y consolidarían su posición académica.

    En suma, los tres artículos programáticos de Hirschfeld dejan absolutamente claro que la sexología podría reclamar su lugar como una ciencia en su propio derecho. También refutan implícitamente su caracterización como una ciencia estrictamente natural, ya que muchas de sus áreas de interés así como muchos de sus métodos no son los de las ciencias naturales. Esta cuestión se resolvió sólo después por los recién llegados a este campo. Sin embargo, como primer esquema amplio, la tentativa de Hirschfeld ha resistido bien la prueba del tiempo. El desarrollo real de la sexología siguió más bien estrechamente sus demandas y predicciones originales.

    Bloch, después de eso, tenía solamente otra oportunidad de ampliarse en sus opiniones. Esto ocurrió en 1914, cuando él, junto con Albert Eulenburg, republicó la Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología) y abrió la primera edición con un artículo sobre "Las tareas y metas de la sexología". A la vez nuevos estudios endocrinológicos, especialmente aquellos de Eugen Steinach en Praga, habían levantado gran expectación y ésto se reflejó en la revaloración de Bloch de su posición anterior. El todavía se ocupó de las ideas y su desarrollo, pero ahora creyó que ellas son atribuídas a una base biológica. Por consiguiente, su definición de la sexología llevó un acento nuevo y diferente:

    "La sexología...es el estudio...de las formas y efectos de la sexualidad en sus aspectos físico y psicológico, individuales y sociales. Esta definición hace justicia a la doble naturaleza peculiar del impulso sexual, su aspecto biológico y cultural, y nos muestra, incluso como médicos y científicos naturales, que no debemos nunca descuidar los aspectos sociales y culturales, especialmente ya que siempre tienen un sustrato biológico. Un estudio verdaderamente científico de los fenómenos sexuales es posible solamente sobre esta base primaria y biológica. Los fenómenos biológicos de la sexualidad explican los fenómenos psicológicos y culturales... La sexología es, esencialmente, una ciencia biológica. "11

    Esta era la última palabra en la materia del "padre de la sexología." Las tareas médicas durante la Primera Guerra Mundial le impidieron participar en discusiones adicionales, y poco después de la guerra crontrajo una enfermedad grave y persistente y murió.

    La segunda fase de los escritos teóricos (1915-1926)


    La segunda fase de escritos teóricos está conectada con el nombre de Max Marcuse, quien no formuló realmente la teoría sexológica, pero quien, como editor de revistas y libros, estimuló a otros a hacerlo así. Su primera realización a este respecto fue la publicación de un artículo de Julius Wolf sobre "Sexología como una ciencia cultural" en el Archiv für Sexualforschung (Archivo de Investigación Sexual) en 1915. Bloch, Hirschfeld y Marcuse mismo eran médicos y aunque sus intereses variaron ampliamente, su entrenamiento había sido en las ciencias naturales. Wolf, como científico social, se acercó a la sexología desde una dirección totalmente diferente. El artículo primero revisa varios acercamientos a la sexualidad que habían sido enumerados en La pregunta sexual de Auguste Forel (1904). Forel había distinguido entre 10 acercamientos básicos: el pornográfico, autoerótico y artístico; el religioso, político, legal, ético y pedagógico, el médico y el histórico-etnográfico. El también había ofrecido una cierta crítica no sistemática de algunos de estos acercamientos y finalmente había recomendado una cierta metodología combinada.

    Obviamente, como Wolf indica, ésto no es suficiente para el establecimiento de una ciencia. De hecho, un examen crítico revela que los primeros tres acercamientos (el pornográfico, el autoerótico y el artístico) no son científicos y en este contexto no necesitan ser considerados de ninguna manera. Los cinco siguientes (el religioso, político, legal, ético y pedagógico-etnográfico) pueden utilizar el entendimiento científico, pero son esencialmente normativos en el carácter. Solamente los dos últimos acercamientos (el médico e histórico-etnográfico) pueden ser considerados como científicos en un sentido estrictamente empírico, especialmente si los consideramos paradigmáticos para las ciencias naturales y culturales respectivamente. Realmente hay sólo dos clases de ciencia: la ciencia natural (Naturwissenschaft) y la ciencia cultural (Kulturwissenschaft) y el conocimiento obtenido en una de ellas es fundamentalmente diferente del conocimiento obtenido en la otra. Como Wolf explica:

    "Los objetos de la ciencia natural son aquellos procesos o acontecimientos que no dependen de la intención humana. Esto... es lo que queremos decir con procesos naturales. Sin embargo, con esta caracterización negativa...nosotros tenemos, al mismo tiempo, también definido los temas de la ciencia cultural. Uno tiene que dejar solamente lo negativo."

    "Por supuesto, los procesos y acontecimientos que no dependen de la intención humana no se pueden rastrear hasta llegar a cualquier motivación como su causa. Así, se ha dicho que la "naturaleza no sabe nada de propósitos e ideas". No obstante, mientras no sepamos la causa de un acontecimiento no podemos verdaderamente pedir "entender" ésto. El conocimiento ganado a través de la ciencia natural fue, por lo tanto, también llamado de forma apropiada un conocimiento externo. Visto desde el exterior, todo parece como... materia. Por lo tanto, el conocimiento de la ciencia natural es, se dijo, convertir todo en materia para sacar el alma de las cosas. La ciencia natural no nos muestra una motivación, sino explica todo ofreciendo alguna causa hipotética fundamental. Esto es verdad, no solamente para la Mecánica, la Física y la Química, sino también para las otras ciencias naturales explicativas: la Biología, la Fisiología y la Psicología. Uno tiene que pensar solamente en conceptos tales como la selección, la variación, la tumescencia, la detumescencia, el reflejo, la asociación, etc. En contraste, el conocimiento de la ciencia cultural significa comprensión, identificación y experiencia verdaderas. Las batallas políticas, las corrientes religiosas, los movimientos artísticos, etc., pueden y desean ser entendidos "desde el interior". El conocimiento de la ciencia cultural fue por lo tanto llamado, no sin justicia, una percepción del propósito, porque las causas definitivas son siempre propósitos, ideales, valores."

    "Dada esta gran diferencia, es claramente desaconsejable mezclar las comprensiones de la ciencia natural y cultural y quizás incluso cultivarlas juntas en el marco de una ciencia universal. Cada una de estas clases de comprensión requiere una ciencia separada. No como lo sugerido por Forel, una combinación, sino... dos diferentes sexologías empíricas: una como ciencia natural, la otra como ciencia cultural."12

    En los pasajes siguientes, Wolf deja claro que no excluye ambas Sexologías que son cultivadas por el mismo investigador, mientras tiene la distinción bien en cuenta. Después de observar que la sexología ha hecho ya un buen comienzo como una ciencia natural, Wolf menciona a Havelock Ellis, cuyo trabajo lo considera una tentativa en un tratamiento enciclopédico de la Sexología como una ciencia natural. La vida sexual de nuestro tiempo, de Iwan Bloch, por otra parte, es citado como un intento de presentar los resultados de la ciencia cultural con respecto al sexo. Sin embargo, se critica el libro pretextando que aboga por ciertos cambios legales y políticos. Esto no es científico:

    "Incluso como una ciencia cultural, la sexología debe...proceder de otro modo. No debe ser justificada de condenar cualquier cosa. Justo como ciencia natural, debe solamente investigar y explicar. No debe nunca presentar la vida erótica de un grupo determinado o de un período histórico como modelo. Por lo tanto, la Sexología debe...iluminar la vida sexual de diferentes clases sociales, pueblos y períodos históricos...y tiene que intentar lograr una comprensión completa de ésto rastreándola hasta llegar a las condiciones económicas, culturales y otras ."13

    Nuestra vida amorosa no es...puramente animalística, sino también un producto de la cultura y, como tal, se relaciona con otros objetos y valores culturales, tales como la economía, el estado, el arte, la religión, la ley etc. Una comprensión de éstos no puede nunca venir de las...ciencias naturales.14

    "Sin embargo, la mera...comprensión de diferencias en la vida sexual de diversas clases...no proporciona mucho más que la base para la Sexología como una ciencia cultural. Basado en esta comprensión, debemos...investigar para cada clase social qué relaciones recíprocas existen entre la vida sexual y el resto de la actividad, además, qué consecuencias tiene la vida sexual para la nación, su crecimiento y su organización así como su cultura material y espiritual."15

    Habiendo levantado estas demandas, Wolf hace algunas sugerencias en cuanto a las áreas que podrían ser investigadas provechosamente. Por ejemplo, cree que la teoría de la población "asexual", puramente económica de su tiempo sería enmendada por un acercamiento sexológico, desde que las "costumbres reproductivas" habían cambiado obviamente desde Malthus y no necesariamente por razones económicas. Objetos adicionales de la Sexología como una ciencia cultural podrían ser maneras masculinas y femeninas, condiciones de vivienda, derecho civil y penal, todas las formas de espectáculo de teatros y danzas públicas hacia fiestas privadas, arte y música. En este último contexto, menciona específicamente las óperas de Wagner y de Richard Strauss, que clamaron por una interpretación sexológica. Además, la historia, el contenido y la forma de la religión, especialmente de sectas religiosas, llegarían a ser mucho más comprensibles si fuesen examinadas por la Sexología. El ensayo concluye con una llamada de cooperación entre las dos Sexologías, las "ciencias hermanas", que juntas pueden superar los enormes obstáculos restantes de la investigación sexual.

    Desafortunadamente, las sugerencias de Wolf fueron hechas en el tiempo en que la Sexología, recién nacida, hacía frente a la primera amenaza externa para su supervivencia. La Primera Guerra Mundial estaba en su segundo año, sin final en vista y la nación se preocupó de otras cosas. El periódico, en el cual el ensayo apareció, era el órgano oficial de la Sociedad Internacional para la Investigación Sexual, fundada por Albert Moll, que fue, pues, impedida de progresar. Moll había planeado un congreso internacional, pero, debido a la guerra, tuvo que ser cancelado. Fue apenas después de la guerra, cuando Max Marcuse se convirtió en el editor del más viejo e importante Zeitschrift für Sexualwissenschaft (Revista de Sexología), de modo que la sociedad de Moll comenzó a prosperar. Finalmente, en 1926, esta gran revista renovó la discusión teórica. En el mismo año, Marcuse editó una versión ampliada de su Handwörterbuch der Sexualwissenschaft (Diccionario manual de Sexología), y Moll tuvo éxito en la convocatoria de su primer congreso en Berlín.

    El Handwörterbuch de Marcuse ofreció artículos muy largos en orden alfabético que, aunque escrito desde el "punto de vista centralizado" sexológico, reflejó los diversos métodos de muchas disciplinas. Así, demostraron el hecho de que la Sexología no tiene y no puede ser definida por un método científico de su propiedad. Esto fue debidamente observado por Hans Kunz en un artículo para la Zeitschrift für Sexualwissenschaft. Bajo el título "La metodología de la Sexología", Kunz expone llanamente:

    "Si uno deseó hacer la validez de una ciencia dependiente de la existencia de un...método específico así como de un...objeto exclusivo y específico, no habría Sexología. Era sobre todo la importancia enorme de la sexualidad en la vida que desempeñó...el papel decisivo en la creación del término de la Sexología (Sexualwissenschaft) por Iwan Bloch. Esto es en contraste a otras disciplinas, donde el elemento afectivo desempeñó un papel más subordinado e inconsciente. El hecho de que no tengamos una ciencia especial del "olor" o del "hambre" no es debido a la comprensión lógica de que la justificación sería igual que ésa para la Sexología, sino es debido solamente a ese elemento afectivo."16

    En cuanto al "objeto" de la Sexología, Kunz indica los conflictos continuos sobre conceptos psicoanalíticos y observa:

    "No hay ninguna perspectiva de un acuerdo general sobre una definición válida de lo que queremos decir con sexualidad. No vemos ninguna manera de...determinar exactamente los objetos de la Sexología."17

    Sin embargo, esta necesidad no nos disturba:

    "Otras ciencias academicamente toleradas se encuentran en la misma situación, la Psicología y la Biología, por ejemplo. Nadie, en la esperanza de lograr el acuerdo general, se atreverá a ofrecer una definición esmerada del "alma" o de la "vida." 18

    Estas observaciones sobrias ilustran la muy creciente sofisticación de los teóricos sexológicos, quienes se hicieron más críticos de sus propias suposiciones anteriores. El mismo nivel se mantiene en el Handwörterbuch de Marcuse, al cual Arthur Kronfeld contribuyó con el nuevo artículo "Sexología" (Sexualwissenschaft), un ensayo sustantivo que repasa y resume la edición entera.

    A Kronfeld, un psiquiatra brillante y el colaborador temporario de Hirschfeld, le ofrecieron finalmente una posición importante en Moscú, en donde, junto con su esposa, se suicidó por el acercamiento del ejército alemán. Es también posible que fuese víctima del terror stalinista y se matara por esa causa.19 Su ensayo no es importante solamente por razones históricas. Después de recapitular brevemente la historia de la Sexología, vuelve a la pregunta inevitable:

    "¿Es la Sexología...una ciencia autoapoyada, completamente válida en su propio derecho?"

    "La Sexología no tiene ciertamente un objeto unificado. La Sexualidad, sus condiciones, formas y efectos varían tan aplastantemente...que no pueden ser aislados de la totalidad de los procesos de la vida. En tanto que, una Sexología especial no parece necesaria. En cambio, la sexualidad está totalmente absorta en la riqueza de los problemas abordados por las ciencias integrales. Pero incluso, según el método, la Sexología aparentemente no puede ser justificada como una ciencia en su propio derecho. Por ejemplo, la Biología Sexual no tiene ningún otro método en su arsenal que Biología como tal. También el resto de las disciplinas parciales de la Sexología, la antropológica, heredológica, sociológica, etc., tienen que utilizar los métodos desarrollados por... la Antropología, la Heredología, la Sociología, etc. "20

    Volviendo a su pregunta, Kronfeld entonces da la siguiente respuesta:

    "Puedo aquí ofrecer solamente mi opinión personal, que es compartida probablemente por todos los contribuyentes a este diccionario manual, a saber que hay de hecho un criterio que justifica la Sexología como una ciencia en su propio derecho."

    "Me parece a mí que este criterio se puede encontrar en la unidad de todas estas diversas disciplinas con respecto a su perspectiva orientadora, a su máxima orientadora, a su punto de vista y a su manera de concentrarse en los procesos de la vida y acontecimientos. La Sexología va, de hecho, tomada de la mano con todas las ciencias individuales, trata los mismos objetos y utiliza los mismos métodos: Pero el punto de vista, del cual selecciona los fenómenos y las áreas problemáticas, del cual toma una posición respecto a ellos, los entiende y evalúa, este punto de vista es en todas partes el mismo. Acentúa las relaciones a la sexualidad, las aísla en parcialidad consciente y fusiona así los resultados de las investigaciones individuales en una imagen total especial. Esta parcialidad es la garantía de la unidad. De esta manera, obtenemos una vista científica de la totalidad de la vida. Puede no ser la última, otras visiones y quizás más profundas son posibles. Pero esta visión, parcial como puede ser, sin embargo ofrece una estructura ordenada de entendimientos y evaluaciones jerarquicamente interrelacionadas."21

    Así, después de casi dos décadas de la discusión teórica, el argumento vuelve a la original, uno está tentado a decir instintiva, noción de Bloch de que la Sexología está caracterizada, sobretodo, por su "punto de vista centralizado".

    Cambio tecnológico y el futuro de la Sexología


    Desafortunadamente, poco después de ésto la Sexología hizo frente a su segunda amenaza exterior en la subida del nazismo y esta vez resultó fatal. En unos pocos años, todas las revistas sexológicas cesaron su publicación, los grandes libros pioneros fueron quemados, los institutos sexológicos cerrados, los congresos cancelados, los sexólogos acallados, arrestados o conducidos al exilio. Así, cualquier discusión teórica adicional también llegó a ser imposible. De hecho, cuando los nazis se pusieron a conquistar Europa, la Sexología misma, en todas sus manifestaciones y con todas sus realizaciones, llegó a un trágico final.

    Después de la derrota de Hitler y del final de la Segunda Guerra Mundial, los europeos tardaron muchos años en restablecer la investigación sexológica. Especialmente los sexólogos alemanes se enfrentaron a enormes obstáculos, ya que la entera base anterior de su trabajo había sido destruida. Con el tiempo hubo nuevamente algunos escritores teóricos, pero mostraron poco conocimiento de su gran tradición perdida. Esta tercera fase de la teoría sexológica alemana merece una discusión minuciosa en otro apartado.22 En el actual contexto puede ser suficiente mencionar un detalle sintomático: Cuando el primer sexólogo alemán de la posguerra Hans Giese publicó un nuevo Wörterbuch der Sexualwissenschaft (Diccionario de Sexología, 1952), éste ni siquera contuvo un artículo "Sexualwissenschaft" (Sexología) que habría insinuado un cierto esfuerzo teórico o desafiado el establecimiento académico existente. La Sexología todavía no se atrevió nuevamente a definirse. En realidad, la timidez del esfuerzo fragmentario llegó a ser penosamente obvia en la primera oración del "Prefacio":

    "No nos adherimos a la tesis que el público debe ser necesariamente instruído sobre materias sexuales, sino más bien creemos que la sexualidad debería, de acuerdo con su esencia, ocurrir entre dos personas y no ir más allá de este marco sin razón especial."23

    Por supuesto, desde que estas palabras fueron escritas, ha habido mucho progreso en Alemania, en donde algunas universidades ahora emplean sexólogos. De hecho, éstos no son solamente médicos, sino también científicos sociales, que han mostrado un interés renovado en preguntas teóricas. Sin embargo, ya que ellos siguen ligados a las escuelas médicas, la mayor parte de su trabajo se dedica a demandas y preocupaciones terapéuticas. En cuanto a la comunidad académica más extensa, sabe poco o nada sobre la tradición sexológica perdida y por lo tanto todavía no ha mostrado ningún interés en verla restablecida.

    En principio, esta situación prevalece también en otros países, incluso en los Estados Unidos. La investigación estadounidense tiene, desde Kinsey y Masters y Johnson, tomada la dirección del desarrollo de la Sexología en todo el mundo, pero las universidades establecidas han hecho menos que sus contrapartes europeas para promoverlo dentro de sus propias paredes. Algunos "Programas de Sexualidad Humana" simbólicos han seguido siendo académicamente superficiales y no se les han permitido solidificarse en centros serios de la enseñanza e investigación graduadas. La percepción pública de la Sexología es deformada totalmente por "informes sexuales" populares pseudoscientíficos, las novedades de la terapia y las varias cruzadas morales. Los medios de comunicación en masa, careciendo de cualquier señal fiable, se inclinan hacia el sensacionalismo. En breve, el estudio del sexo todavía se considera extensamente como sospechoso, frívolo o a lo más, innecesario.

    Bajo estas condiciones puede parecer imprudente predecir un futuro brillante para la Sexología. Sin embargo, tal futuro puede ser nuestro, si desarrollamos una mayor conciencia de nuestro pasado distinguido. Nuestra tradición redescubierta puede ayudarnos a evitar errores prácticos y callejones sin salida teóricos, pues nos preparamos una vez más para avanzar en nuestro campo. Por ejemplo, ha habido sugerencias que puede ser que veamos al "desarrollo de la Sexología como una disciplina académica."24 Sin embargo, como ha mostrado la revisión abreviada precedente de escrituras teóricas tempranas, la Sexología no es, nunca fue y nunca podrá ser una disciplina académica en el sentido propio de ese término. No teniendo ni un objeto claramente delineado ni un método propio, no puede ofrecer ningún entrenamiento estándar, ningún plan de estudios fijo o conjunto definido de cursos. Por el contrario es, esencialmente, un esfuerzo interdisciplinario tomando sus métodos de las ciencias tanto naturales como culturales. De hecho, según estos métodos, uno puede hablar de dos diferentes Sexologías. Su objeto, la sexualidad, no es una constante inequívoca naturalmente dada, sino es virtualmente el producto de su punto de vista particular. Este punto de vista puede ser adquirido por y enseñado a los investigadores de varios campos, pero en sí mismo, no constituye una disciplina.

    Este hecho no es contradicho de ningún modo por una recomendación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo en 1975. En un informe "El entrenamiento sexológico de los profesionales de la salud", propuso que

    "Dependiendo de las condiciones locales, la sexualidad humana debería ser fortalecida para desarrollarse como una disciplina autónoma en la educación y el entrenamiento de los profesionales de la salud..."25

    Primero de todo, la palabra "disciplina" se refiere aquí no a la Sexología (una ciencia), sino a la "sexualidad humana" (un tema o un objeto de la ciencia). En segundo lugar, la "disciplina" se utiliza aquí en el sentido estrecho de un curso del estudio particular en una ciencia aplicada, es decir, en este caso, el cuidado de la salud. De hecho, en este campo, la recomendación de la OMS, mientras tanto, ha conducido al desarrollo de varios planes de estudios y requisitos del grado en Sexología Clínica y Educación Sexual. Aunque éstos se diferencian considerablemente según el país e incluso de una institución a otra, también muestran un consenso sorprendente sobre los requisitos básicos. En breve, como una ciencia aplicada de la salud, el estudio del sexo puede muy bien ser convertido en una disciplina. Como una empresa académica interdisciplinaria más amplia, sin embargo, la Sexología no puede reducirse de esta manera. Sin embargo, puede ser ordenada y formalizada como una ciencia en su propio derecho.

    La Sexología es una ciencia, no diferente de la Arqueología, la Criminología o del Estudio de las Religiones, que se acerca a un problema importante de alguna manera disponible racional, sistemática e internamente consistente. Cuando la miramos con esta luz, la Sexología no sólo justifica sino que demanda el establecimiento de institutos, programas universitarios y departamentos de investigación especiales. Obviamente estos departamentos deben emplear a eruditos y científicos de una amplia variedad de disciplinas. Bajo ninguna circunstancia deben ser dominados por una disciplina única. Especialmente cualquier subordinación a la Medicina o a la psiquiatría debe ser evitada, si se espera el progreso significativo. Después de todo, como hemos visto, la Sexología debe su existencia a una crítica del modelo médico del comportamiento sexual. Los pioneros sexológicos mismos eran médicos, pero encontrando la visión médica demasiado restrictiva, crearon la perspectiva más amplia de la Sexología.

    Hoy, el estudio médico del sexo permanece, a menudo, científicamente ingenuo y todavía moviendose en "construcciones deductivas", exactamente como fue en el tiempo de Bloch. Términos tales como la "perversión", "aberración", "desviación" y de hecho "parafilia" sexuales, demuestran que la Medicina y la Psiquiatría todavía son perseguidas por la quimera precientífica de un único, dado naturalmente, comportamiento sexual correcto del cual se aparta la gente por su riesgo. Esta idea es una reliquia de doctrinas religiosas anteriores, como podemos ver a partir de la Sexología como una ciencia cultural. Si nosotros como científicos queremos caracterizar ciertos comportamientos sexuales como indeseables, el cual es nuestro privilegio, tendremos que hacerlo por motivos públicamente declarados, seculares, enteramente diferentes. Actualmente, sin embargo, las nociones míticas y públicamente teleológicas de un "diseño evolutivo", "intento de la naturaleza" o "propósito biológico" continúan apareciendo en discusiones académicas del sexo y robándolas de cualquier valor científico. Incluso la definición de la OMS de la "salud sexual" es ideológica en tanto que formula un típico ideal de las actuales sociedades occidentales industriales y postindustriales. Le es absolutamente imposible demandar validez universal, o con respecto a nuestro propio pasado o a culturas no occidentales. Esto no significa que la definición es mala en sí misma; llega a ser solamente mala, si, es tomada poco juiciosamente como dogma. Mucho de la inocencia todavía predominante e ingenua de los investigadores sexuales puede ser superada, sin embargo, por la crítica fuera de la Medicina y por un diálogo continuo entre diversas disciplinas académicas, como Bloch entendió tan bien.

    ¿Significa ésto que los departamentos de Sexología están condenados al desacuerdo perenne y a no poder establecer programas de entrenamiento graduados que conducen a grados académicos? De ninguna manera. Tales programas existen ya, y los grados académicos en Sexología se han concedido no solamente en los EE.UU., sino también en muchos países europeos, de hecho, incluso en la Universidad Católica de Leuven, Bélgica. El criterio para tal grado, en cuanto a cualquier otro, es la excelencia académica comprobada según un examen y una investigación presentada en una tesis o disertación aceptables. Es innecesario decir que la investigación debe ser sexológica, es decir que debe centrarse en un cierto asunto relacionado con el sexo, y para poder hacer tal investigación, el candidato al grado debe pasar por un riguroso programa interdisciplinario. Los detalles de tal programa están, por supuesto, muy abiertos al argumento, y muchas soluciones válidas son concebibles. Esta es un área donde las futuras discusiones entre los investigadores sexuales, basados en la experiencia disponible, puede traer mucho progreso e innovación útil. Estas discusiones pueden también estimular a universidades y escuelas graduadas hasta ahora poco dispuestas a reconocer el valor de la Sexología y concederle el reconocimiento formal a el cual tiene buen derecho. No solamente el mundo académico, sino también la sociedad en general se beneficiaría enormemente.

    Las sugerencias para una estructura posible de los departamentos de Sexología se pueden encontrar en los escritos programáticos tempranos de nuestros pioneros. Como hemos visto, Bloch, Hirschfeld, Wolf, Kunz y Kronfeld enumeraron una buena cantidad de disciplinas que podrían hacer contribuciones valiosas. De hecho, el Instituto de Sexología en Berlín (1919-1933) del propio Hirschfeld, con sus cuatro secciones principales, Biología Sexual, Patología Sexual (Medicina), Sociología Sexual y Etnología Sexual, podría ser tan bien un modelo para seguir como ninguno. Desafortunadamente, hasta ahora, la mayoría de las universidades no han hecho todavía ningun paso decisivo en esta dirección, y por consiguiente, la cooperación necesaria entre los sexólogos ha sido impedida. Así, nos encontramos en una clase de círculo vicioso: la carencia del reconocimiento institucionalizado académico impide a la Sexología la conducción de la clase de discusión animada y crítica que conduciría al reconocimiento.

    Por otra parte, las oportunidades ofrecidas por la 'era electrónica', tales como Internet, CDROM, e-mail y teleenseñanza, el empeoramiento de la situación financiera de muchas universidades tradicionales y la irrelevancia aumentada de los límites geográficos podrían muy bien conducir a un nuevo florecimiento de la Sexología. Por ejemplo, es concebible que tarde o temprano programas legítimos universitarios en Sexología ofrecerán al menos muchas partes teóricas de sus cursos electrónicamente y de tal modo atraerán a muchos nuevos estudiantes. Estos podrían continuar viviendo en ciudades distantes u otros países. Podrían ser sólo requeridos para tomar cierta práctica, seminarios especiales y sus exámenes "en la localidad". De esta manera, la Sexología podría llegar a ser accesible a nuevos grupos enteros de profesionales de la salud. Al mismo tiempo, muchos países con crecientes problemas sexuales pero con programas de entrenamiento sexuales subdesarrollados o inexistententes podrían aprovecharse de recursos extranjeros. Todo esto, por turno, le daría al campo entero un empuje muy necesario y le ayudaría a emerger de las sombras académicas en las cuales se ha mantenido oculta demasiado tiempo.

    Nota: El texto precedente es una versión actualizada de un artículo previamente publicado en "Challennges in Sexual Science: Current Theoretical Issues and Research Advances," Clive M. Davis, ed., Society for the Scientific Study of Sex, 1983, págs. 141-160

    Referencias


    Cf. Karl von den Steinen, "Adolf Bastian Gedächtnisrede", Zeitschrift für Ethnologie, vol. 37, 1905. Los trabajos principales de Bastian son Der Mensch in der Geschichte, 3 vols. 1860 y Das Beständige in den Menschenrassen und die Spielweite ihrer Veränderlichkeit 1868.

    Iwan Bloch, The Sexual Life of Our Time, traducido por Eden Paul, Nueva York: Allied Book Company 1908, págs. ixx.

    Iwan Bloch, Die Prostitution, vol. I, Berlín: Louis Marcus 1912, págs. viiviii.

    Wilhelm von Humboldt, Gesammelte Schriften, vol. VII, ed. Königlich Preussische Akademie der Wissenschaften, Berlín: B. Behr 1908, págs. 653655.

    ibid. págs. 654655.

    Iwan Bloch, Die Prostitution, pág. x.

    ibid. págs. xiixiii.

    ibid.

    Magnus Hirschfeld, "Über Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, Nº. 1, 1908, págs. 12.

    10º Magnus Hirschfeld, Sex in Human Relationships, London: John Lane the Bodley Head 1935, pág. 88.

    11º Iwan Bloch, "Aufgaben und Ziele der Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. I, Nº. 1, págs. 23.

    12º Julius Wolf, "Sexualwissenschaft als Kulturwissenschaft," Archiv für Sexualforschung, vol. I, Nº. 1, págs. 23.

    13º ibid. pág. 4.

    14º ibid. pág. 3.

    15º ibid. pág. 4.

    16º Hans Kunz, "Zur Methodologie der Sexualwissenschaft," Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. XIII, Nº. 1, pág. 21.

    17º ibid. pág. 22.

    18º ibid.

    19º Kurt Hiller, Leben gegen die Zeit (Logos), Reinbek b. Hamburg: Rowohlt 1969, pág. 114.

    20º Artur Kronfeld, "Sexualwissenschaft," Handwörterbuch der Sexualwissenschaft, ed. Max Marcuse, Bonn: Marcus & Weber 1926, pág. 740.

    21º ibid. págs. 740-741.

    22º En esta discusión teórica, el conocimiento relativamente más grande de la tradición es desplegado por el historiador médico Werner Leibbrand y su asistente (posterior esposa) Annemarie Wettley. Desafortunadamente, sus esfuerzos no recibieron el eco que ellos bien merecieron. Vea especialmente Annemarie Wettley, Von der "Psychopathia sexualis" zur Sexualwissenschaft, Stuttgart: Enke 1959, Annemarie LeibbrandWettley y Werner Leibbrand, Medizin und "Sexualwissenschaft," München: Bayerische Landesärztekammer 1970, y Annemarie y Werner Leibbrand, Formen des Eros, 2 vols. Freiburg/München: Alber 1972.

    23º Hans Giese, Wörterbuch der Sexualwissenschaft, Bonn: InstitutsVerlag 1952, pág. 5.

    24º John Sumerlin, "Development of Sexology as an Academic Discipline," The Society Newsletter (SSSS), Winter 1981, pág. 4.

    25ºWHO, Technical Report Series Nr. 572, 1975, Education and Treatment in Human Sexuality: the Training of Health Professionals. Section 2.1

    Nota: Todas las citas, excepto la Nº. 8 (Bloch, The Sexual Life . . . ) fueron traducidas del alemán por el autor Erwin J. Haeberle para este ensayo.


    Conceptos de la Sexología: Una lista cronológica de escritos programáticos tempranos


    • Bloch, Iwan, "Vorwort", Das Sexualleben unserer Zeit, Berlín: Louis Marcus 1907.

    • Hirschfeld, Magnus, "Über Sexualwissenschaft"; "Einteilung der Sexualwissenschaft"; "Zur Methodik der Sexualwissenschaft", Zeitschrift für Sexualwissenschaft, Nº. 1 (enero), Nº. 10 (octubre), Nº. 12 (diciembre) 1908.

    • Rohleder, Hermann, "Die Sexualwissenschaft in ihrer Bedeutung für die ärztliche Allgemeinpraxis", Zeitschrift für Sexualwissenschaft, Nº. 2 (febrero) 1908.

    • Katte, Max, "Über den Begriff der Abnormität mit besonderer Berücksichtigung des sexuellen Gebietes", Zeitschrift für Sexualwissenschaft, Nº. 7 (julio) 1908.

    • Bloch, Iwan, "Vorrede", Die Prostitution, vol. I, Berlín: Louis Marcus 1912.

    • Bloch, Iwan, "Aufgaben und Ziele der Sexualwissenschaft", Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. I, 1914

    • Rohleder, Hermann, "Die Bedeutung der Sexualwissenschaft für die ärztliche Praxis", Zeitschrift für Sexualwissenschaft,vol. I, 1914

    • Wolf, Julius, "Sexualwissenschaft als Kulturwissenschaft", Archiv für Sexualforschung, vol. I, Nº. 1, 1915.

    • Elster, Alexander, "Sozialhygiene - Eugenik und Eubiotik - Sexualsoziologie. Ein Versuch methodischer Klarstellung", Zeitschrift für Sexualwissenschaft, vol. XII, 1925.

    • Elster, Alexander, "Sexualsoziologie", Handwörterbuch der Sexualwissenschaft, Max Marcuse ed., Bonn: Marcus und Weber 1926.

    • Kronfeld, Arthur, "Sexualwissenschaft", Handwörterbuch der Sexualwissenschaft, Max Marcuse ed., Bonn: Marcus und Weber 1926.

    • Kunz, Hans, "Zur Methodologie der Sexualwissenschaft", Zeitschrift für Sexualwissenschaft,vol. XIII, 1926

    • von Müller, Hermann, "Über den Begriff der Norm im Geschlechtlichen", Zeitschrift für Sexualwissenschaft und Sexualpolitik, vol. XVII, 1931.

    • Bien, Ernst, "Fortschritte der Sexualwissenschaft", Sittengeschichte der Nachkriegszeit, vol. I, Magnus Hirschfeld ed., Leipzig und Wien: Verlag für Sexualwissenschaft Schneider and Co. 1931

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