Intersexualidad - Tratando la Intersexualidad

Posturas Socio-Culturales - Tradiciones Legales

Identificación Personal

Prácticamente en todos los países, las leyes reconocen solo dos sexos – hombre y mujer. Ya sea uno o el otro se registra en los respectivos documentos oficiales – certificados de nacimiento, registro educativos o de salud, licencia de manejar, tarjetas de identificación, pasaportes, etc. Para la ley, una persona es hombre o mujer. No existe otra opción. Mientras que esta distinción simple y estricta es útil para la mayoría de la gente, también puede crear problemas para una pequeña minoría. De hecho, en algunos países Occidentales, las leyes ahora han aceptado una excepción: los transexuales pueden cambiar sus papeles personales, después de una cirugía de reasignación de sexo exitosa, pero otra vez solo de masculino a femenino o al revés. Solo existe un único caso en Australia, donde una persona intersexual ha tenido éxito en obtener un pasaporte que registra su sexo como “X” lo que quiere decir que ni femenino, ni masculino. Este precedente puede ser útil para otros, pero existe mucha duda que esta sea una solución práctica para todas las personas intersexuales. Teniendo en cuenta toda la gama en el espectro de la intersexualidad, se puede asumir que casi todos están contentos con la escogencia de hombre o mujer. Pero su preocupación es muy diferente: Ya que muchos de los intersexuales se diagnostican erróneamente al nacer y crecen en un rol genérico que ellos o ellas más tarde pueden rechazar, quieren que se defina un factor: su auto-identificación sexual, no su sexo físico. Inclusive en la adolescencia tardía o en la adultez, es muy tarde para hacer algo acerca del estatus biológico y no debe ser el único criterio. Lo que se debe considerar en cambio, es la convicción interna de ser hombre o mujer. Si todo esto entonces requiere un cambio en todos los documentos personales, se debería facilitar el proceso a algo diferente a lo que es hoy en día. En otras palabras, casi todos los intersexuales no les ofenden la alternativa limitada de hombre o mujer como tal, sino la falta de flexibilidad. Si la ley permitiera un mayor campo de acción en estos casos, muchos individuos se podrían ayudar, aquellos que en este momento siguen encontrándose en problemas innecesarios.