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Journal of Homosexuality, vol. 6 (1/2), Fall/Winter 1980/81, pp. 135-139

"ESTIGMAS DE DEGENERACION":
MARCAS DE PRISIONEROS EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACION NAZI

Erwin J. Haeberle, Ph.D, Ed.D

RESUMEN

La persecución de hombres homosexuales, travestis y "contaminantes de la raza" en la Alemania nazi llevó a la estigmatización tradicional religiosa y psiquiátrica de desviados sexuales en Europa a su extremo lógico. Son descritos el sistema de marcas de prisioneros en los campos de concentración nazi y su función estigmatizante.

Hay una antigua tradición en Europa y Estados Unidos de estigmatizar a los hombres que incurren en comportamiento erótico entre miembros del mismo sexo, como malvados, peligrosos e inferiores y de referirse a ellos sólo en términos negativos. En la época medieval y en la alta Edad Moderna el motivo para esta estigmatización verbal fue principalmente religioso. Cuando un hombre fue llamado sodomita o bugger (una corrupción de bulgar), de ese modo se definió como un enemigo de las personas porque, como todos sabían, sodomía (el pecado de Sodoma) y buggery (la herejía de Bulgaria) fueron aberraciones del camino de rectitud e insultos a Dios que invitaron a su retribución. Aislando y persiguiendo sodomitas y buggers, los fieles se protegieron debidamente a sí mismos.

En el siglo XIX, cuando los psiquiatras empezaron a convertir los pecados de la carne en enfermedades mentales ("psicopatías sexuales"), los términos originalmente religiosos "aberración", "perversión" y "desviación" comenzaron a ser usados como elementos de un diagnóstico médico. Este proceso se observa más fácilmente en el trabajo de un psiquiatra francés influyente que había empezado su entrenamiento académico como estudiante de teología, Benedict Augustin Morel (1809-1873). Por analogía con la Biblia, Morel suponía la existencia de plagas de un hombre perfecto o "tipo primitivo" (Adán) quien, después de la corrupción externa e infernal (la caída), se volvió susceptible a diversas influencias negativas. El debilitamiento general resultante produjo varias razas humanas menos perfectas, pero todavía relativamente saludables, y algunas de líneas genéticas "degenerativas" que crecerían más débiles con cada generación y finalmente se exterminarían: "las degeneraciones son las desviaciones del tipo humano normal, que son transmisibles por herencia y que se deterioran progresivamente hacia la extinción" 1. Era tarea de la Psiquiatría reconocer los síntomas de la degeneración en los individuos y tomar las medidas apropiadas (principalmente paliativas). Como el historiador médico Zilboorg resumió:

La atención de Morel fue absorbida por el problema de la degeneración. En 1857 apareció su magnum opus, un volumen de setecientas páginas titulado Traité des dégenerescences physiques, intellectuelles et morales de l’espèce humaine. El consideró la enfermedad mental principalmente como "resultado de la debilidad hereditaria". La degeneración era un fenómeno hereditario, desde luego, y Morel desarrolló un método detallado para descubrir la gran variedad de "estigmas de degeneración" encontrados entre los enfermos mentales. Estos fueron signos principalmente físicos —diversas malformaciones— pero también diversas desviaciones intelectuales y morales de lo normal. 2

En el mismo año, 1857, otro francés, Ambroise Tardieu, publicó su Etude medico légale sur les attentats aux moeurs, el cual pretendió ser un estudio científico del autoerotismo sexual en Francia. Tardieu alegó haber descubierto pruebas físicas de la inclinación hacia la "pederastia". Los pederastas eran individuos depravados y difirieron no sólo moral sino también anatómicamente de otros hombres. Los pederastas activos tenían un pene subdesarrollado, estrecho, asemejándose al de un perro; el ano de un pederasta pasivo, incluso antes de cualquier actividad sexual, fue naturalmente suave, careciendo de pliegues radiales3.

Bajo la influencia de Morel, tales supuestas características pronto fueron consideradas "estigmas de degeneración", y durante el resto del siglo XIX "expertos" de toda Europa intentaron encontrar, enumerar y clasificar cada vez más de estos estigmas con fines de diagnóstico. En la opinión de la mayoría de los psiquiatras, la "degeneración" siguió siendo la causa principal, rara vez cuestionada, de la no conformidad sexual. Incluso en 1906, cuando Iwan Bloch trató de escapar de las suposiciones psiquiátricas estrechas acerca del comportamiento sexual al introducir el concepto nuevo, más amplio de Sexualwissenschaft o Sexología, los "estigmas de degeneración" infames continuaron persiguiendo su mente:

.

Distinguimos estigmas de degeneración física y mental. Al anterior pertenecen... las malformaciones, tales como la asimetría del cráneo, la estrechez del paladar, labio leporino, palatosquisis, anomalías de los dientes y del pelo,... los estados anormales y morbosos de los órganos genitales y las funciones genitales y más especialmente las malformaciones del oído, como el oído de Morel (la ausencia completa o parcial del helix o antihelix)... Los fenómenos degenerativos mentales comprenden todo lo que se conoce como caracteres "extraños o anormales"... Estos fenómenos comprenden los trastornos peculiares de la armonía de la vida espiritual, caracterizada por la falta de equilibrio entre la emoción y el intelecto así como por una irritabilidad anormal y la reacción indebida a la estimulación 4

Bloch, sin embargo, había desarrollado dudas serias en cuanto al significado de estos estigmas. De hecho, tenía reservas acerca de la idea entera de la degeneración y declaró que esas "perversiones" podrían también ser encontradas entre los saludables. La homosexualidad, por ejemplo, podría ser simplemente uno de muchos "hábitos viciosos", como el tabaquismo excesivo 5. Además, aún en las personas mentalmente desordenadas, los "estigmas de degeneración" quizá son detectados no por causas genéticas sino por diversas causas sociales, como malas condiciones de vida o desnutrición, como lo ilustran las piernas raquíticas arqueadas de los trabajadores de las fábricas inglesas. Para probar la degeneración, por consiguiente, uno tenía que poner mucho más énfasis sobre los estigmas mentales, que sobre las anormalidades de la personalidad espiritual 6.

En pocos años, se volvió obvio que incluso tales reservas críticas no podían salvar la teoría de Morel. Las dudas individuales de Bloch cedieron al escepticismo generalizado y finalmente a la negativa abierta. Especialmente después de que Sigmund Freud había reemplazado la noción entera de la degeneración hereditaria por la de una historia de vida individual durante mucho tiempo inconsciente, la búsqueda de los estigmas físicos viejos fue abandonada por todos los científicos serios.

No obstante, la idea de degeneración progresiva y de sus manifestaciones físicas vivía en en el folclore sexual y entre diversos movimientos políticos reaccionarios. Después de la Primera Guerra Mundial, el movimiento nazi en Alemania se adhirió especialmente a la creencia en los "degenerados" y en las razas inferiores. En la propaganda nazi popular (tal como en Der Stürmer de Julius Streicher), los judíos "racialmente inferiores" siempre fueron representados con diversos "estigmas de degeneración" exagerados (cabezas deformes, narices torcidas, labios inferiores caídos, piernas corbadas, etc.) para crear la imagen de un enemigo enfermizo, sexualmente "perverso". Ya que los nazis no creían que los judíos se exterminarían por sí mismos, Hitler decidió hacerlos matar.

El asesinato masivo final de los judíos europeos no podía proceder sin alguna preparación. A falta de estigmas anatómicos, ya que los judíos no se parecían al estereotipo de la propaganda nazi, tenían que ser identificados. Un proceso de estigmatización gubernamental se puso en movimiento. Primero, a todos los judíos se les obligó legalmente a que adoptaran el nombre adicional "Israel" (para hombres) o "Sara" (para mujeres) como un medio de subrayar su estado marginado. Luego, por la misma razón, sus pasaportes fueron estampados con una "J" grande. En 1941, se vieron obligados a usar una estrella amarilla en su ropa, y finalmente, un año después, tuvieron que exhibir la estrella incluso en las puertas de sus apartamentos . En resumen, lo que una vez había empezado como una teoría psiquiátrica francesa se convirtió en una práctica política alemana. Los "estigmas de degeneración" se convirtieron de las supuestas malformaciones físicas congénitas en marcas exteriores concretas de identificación burocrática. Lo peor de todo, a diferencia de la "degeneración" imaginaria de Morel, este proceso burocrático señaló, de hecho, a sus víctimas y literalmente las condujo "progresivamente hacia la extinción".

Según el criterio nazi, los judíos "degenerados" con su herencia genética inferior infectarían incluso a las razas nórdicas saludables si les fuera permite hacerlo. Por consiguiente, tan pronto como en 1935, el gobierno de Hitler aprobó una especial "Ley para la protección de la sangre y el honor alemán", la cual proscribe las relaciones sexuales entre judíos y no judíos como "contaminantes de la raza". Los agresores fueron enviados a los campos de concentración junto con otros "degenerados" sexuales, como travestis y hombres homosexuales 7.

Dentro de los campos, todos los prisioneros fueron estigmatizados con marcas especiales que tanto justificaban su encarcelamiento como indicaban la naturaleza de sus delitos. Como Eugen Kogon, un prisionero político y sobreviviente, describió posteriormente en su estudio clásico de los campos:

Quién pertenecía a un campo de concentración según la Gestapo? Sobre todo, cuatro grupos de personas: adversarios políticos, miembros de las "razas inferiores" e "inferiores desde el punto de vista de la biología de la raza", criminales y "asociales"...

Todos los grupos de prisioneros en el campo de concentración tenían que usar marcas externas que se cosieron a su ropa, a saber un número y un triángulo de un cierto color en el lado izquierdo del tórax así como en la manga derecha del pantalón. Rojo fue el color de los prisioneros políticos... Los otros colores y designaciones fueron del siguiente modo: verde para los criminales... violeta para los testigos de Jehová, negro para los asociales, rosado para los homosexuales, a veces pardo para los gitanos... los judíos usaron un triángulo amarillo invertido debajo de sus marcas roja, verde, negra, u otra, formando una estrella de seis puntas. Los denominados "contaminantes de la raza", judíos o no judíos,... recibieron un esquema triangular negro invertido sobre sus triángulos amarillos o verdes...

En el caso de extranjeros, la inicial de su nacionalidad fue impresa en el triángulo: "T" para tchech (los checos) "F" para los franceces,... y así sucesivamente.

Los miembros de las compañías penales tuvieron un punto negro, del tamaño de una moneda de un dólar entre la punta inferior del triángulo y el número. Aquellos sospechosos de intento de escape tenían blancos rojo y blanco pintados tanto en el tórax como en espalda....

Colores, marcas y designaciones especiales —en este sentido el campo de concentración entero fue una granja loca. Ocasionalmente hubo verdaderas constelaciones del arco iris. Por ejemplo, hubo una vez un judío testigo de Jehová como contaminante de la raza con punto de colonia penal y blanco de escape!

Debe ser enfatizado que las marcas no fueron ninguna garantía absoluta de que el prisionero verdaderamente pertenecía a dicha categoría... De hecho, ocasionalmente sucedió que, correcta o erroneamente, las marcas fueron cambiadas. 8

En la edición alemana original de este libro, Kogon proporcionó una tabla de colores que ilustraba el sistema de las marcas. La impresión costosa a color se suprimió en la edición posterior en idioma inglés, sin embargo y así ha sido casi inaccesible a los lectores estadounidense en general. Por este motivo, se proporciona aquí una adaptación ligeramente simplificada de la tabla de Kogon (la presente versión omite los números de los prisioneros, los cuales aparecían bajo el triángulo, pero agrupa las diversas categorías de color de una manera más metódica). Se observará que los prisioneros judíos siempre usaron un estigma doble, y que a los inmates homosexuales se les asignó el "afeminado" color rosado. Uno también debería ser consciente de la intención divisiva detrás de estas marcas, las cuales fueron introducidas no sólo para la comodidad de la administración de campamentos, sino también para poner a un grupo de prisioneros contra el otro. Aquí nuevamente, los hombres homosexuales se convirtieron en víctimas de los grandes prejuicios generales permanentes:

Dentro del campo de concentración, fue suficiente la mera sospecha para etiquetar a un prisionero como homosexual y por lo tanto exponerlo a la denigración, sospecha general, y peligros especiales. En esta ocasión debe decirse que la práctica homosexual estuvo generalizada en los campos. Sin embargo, los prisioneros sólo aislaron a los que habían sido marcados por las SS con un triángulo rosado. 9

El destino de los diversos grupos de prisioneros es un tema para el estudio especializado; así, también, es una historia detallada de la estigmatización religiosa, psiquiátrica y política. No obstante, el sistema nazi de marcas de prisioneros puede servir de recordatorio que hace pensar en la tendencia viciosa inherente a toda la rotulación negativa de seres humanos.

NOTAS

1.Quoted in Franz G. Alexander and Sheldon T. Selesnick, The History of Psychiatry (New York: Harper & Row, 1966), p. 162.

2.Gregory Zilboorg, A History of Medical Psychology (New York: W.W. Norton, 1941), p. 402.

3.See Arno Karlen, Sexuality and Homosexuality: A New View (New York: W.W. Norton, 1971), p. 186.

4.Iwan Bloch, The Sexual Life of Our Time (New York: Allied Book Co., 1908), p. 664 (traducción de Das Sexualleben unserer Zeit).

5.Ibid., p. 662.

6.Ibid., p. 665.

7.H. Timpke, en Studien zur Geschichte der Konzentrationslager (Stuttgart, 1970), p. 18.

8.Eugen Kogon, Der SS Staat (Frankfurt/M., 1946), pp. 46, 50f. (La cita ha sido traducida de la edición alemana. La edición estadounidenses de este trabajo se titula The Theory and Practice of Hell (Nueva York: 1950).)

9.Ibid., p. 263.

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