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Registrado

27. IV. 1933

Respetado señor Consejero Sanitario:

Durante nuestra última reunión expresé, en presencia del consejero judicial W. (un abogado, probablemente Werthauer), que, debido a las condiciones cambiantes en Alemania, ya no existen las condiciones previas de mis contratos. De acuerdo a lo acordado, he postpuesto el bosquejo de la conclusión final, ya que primero quiero intentar, tras de mi regreso a Berlín, reasumir mis actividades científicas y reestablecer el consultorio, para esperar allí el desarrollo de las cosas. Desafortunadamente, usted, respetado Consejero sanitario, tuvo razón con su opinión: el parágrafo ario (es decir discriminación legal contra judíos), se ha extendido también a los médicos. No solamente el seguro médico local general, sino también las compañías de seguros de clase media, no ven con buenos ojos, que sus miembros consulten a médicos judíos. Además, el público general evita consultarlos. El poder de publicidad de su nombre ha desaparecido ahora por completo. Un médico desconocido ha sido nombrado mi jefe, mientras yo me he comprometido a colaborar solamente con usted. Las visitas guiadas, conferencias y cursos médicos que habían popularizado constantemente el nombre del Instituto y habían atraído a pacientes, ahora también han sido completamente suprimidos. Por éstas y por muchas otras razones que no puedo detallarle aquí, considero que las condiciones previas de los contratos que hice con usted y la Fundación, ya no se cumplen, por lo tanto, me dan el derecho a una renuncia extraordinaria. La separación resultante de el Instituto, con quien estuve asociado por muchos años, es comprensiblemente muy difícil para mí. Quisiera efectuarla solamente si no hay otra salida y si no hay esperanza de un cambio (político)de condiciones. Manteniendo mis derechos legales según lo expuesto arriba, propongo que usted me conceda, hasta el final del año, un periodo de prueba de observación dentro del cual examinaré, si mi estancia se justifica. Si mi respuesta es positiva, nuestros contratos seguirán estando en vigor. Sin embargo, si llegase a la conclusión de que la cancelación de nuestros contratos es inevitable, se lo informaré. Entonces, seguiré estando a disposición del Instituto otro mes, de modo que el Instituto no se quede sin ayuda médica y un reemplazo pueda ser encontrado. Si usted, respetado Consejero Sanitario, piensa en mis preocupaciones por la educación de mis cuatro hijos, entenderá seguramente que, a pesar de mi lealtad a su Instituto, debo sacar la conclusión de la situación actual. Por favor, ahórreme tener que expresar estas conclusiones inmediatamente, aprobando mis propuestas arriba mencionadas.

Con mis mejores saludos y deseos,

Bernhard Shapiro

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