Archivo de Sexología


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Ensayos del Archivo

El siguiente artículo fue publicado primero en alemán en el "Neue Zürcher Zeitung ", 19 de Feb.,1986
La foto de la derecha muestra un detalle del billete de 1000 francos suizos, el cual fue diseñado en honor a Forel como uno de los grandes científicos suizos.



Erwin J. Haeberle

Auguste Forel - el Primer Sexólogo Suizo



En estos meses puede ser vista una exposición histórica en Zurich, la cual es de interés científico tanto local como general. Esta dedicada a los comienzos de la Sexología, surgida en Berlín, la cual llegó a un final temporal con la destrucción por los nazis del primer Instituto de Sexología en 1933. El fundador de este Instituto, Magnus Hirschfeld, fue primero en exilio a Suiza y después a Francia y murió en Niza en 1935. Esta exposición de Zurich, integra la vida y obra de Forel, Brupbacher y Hanselmann, tres reformadores sexuales suizos de gran influencia internacional. Especialmente Auguste Forel (1848-1931), nacido en Morges (Waadt), psiquiatra, investigador del cerebro humano y de hormigas, director de la clínica Burghölzli y profesor de la Universidad de Zurich, puede ser calificado como un pionero de la Sexología en Suiza.


La clínica psiquiátrica "Burghölzli", Zurich, en tiempos de Forel.

La gloria de Forel en los campos tradicionales de la ciencia está bien asegurada. Menos conocidas son, sin embargo, su contribución al desarrollo de la Sexología y su colaboración con Hirschfeld como presidente de una Liga Mundial para la Reforma Sexual, la cual, ya había sido bastante reconocida en los congresos internacionales en Copenague, Londres, Viena, y Brno. Por otra parte, estas mismas actividades condujeron a algunos ataques por parte de sexólogos alemanes contra Forel, que ahora de pronto, lo reconocieron como un precursor de los programas de esterilización y aniquilación nazi.

Un libro provoca escándalo

Después de veinte años de trabajo arduo y por así decirlo, "en la cima de su vida", Forel entregó la dirección de la Burghölzli y se retiró a la vida privada en el cantón de Waadt, cuando en 1905, con la publicación de su libro "Die sexuelle Frage" ("La Cuestión Sexual") pisó un nuevo terreno científico. Históricamente, esta fue la primera obra, que contuvo un tratamiento completo de la vida sexual humana desde perspectivas biológicas y sociológicas. No sólo alcanzó grandes ventas en muchos idiomas, sino que también se convirtió en el blanco de violentos ataques, sobre todo, por parte de círculos religiosos. Ya en el primer año de publicación, dijo estruendosamente un pastor Ritter en la catedral suiza de Nuestra Señora, en un sermón festivo ante el púlpito: "Un libro como un puñetazo... Aquí, con un descaro consecuente, el hombre será tratado como un animal desarrollado sin ningún tipo de responsabilidad moral... Por lo cual, el permiso legal está siendo exigido para cosas que fueron abominaciones incluso en el paganismo...Tal pensamiento es una aberración moral, una desorientación nublada, emanando de las profundidades pantanosas de la carne".


Portada de la edición estadounidense del libro de Forel
"The Sexual Question".

Pero ¿cuáles fueron esas abominaciones que Forel quería legalizar? Estas fueron, primero que todo, la igualdad completa de los sexos y el reconocimiento formal del trabajo doméstico femenino equivalente al trabajo profesional masculino. Además fomentó la despenalización del concubinato y de todas las relaciones sexuales de consentimiento mutuo entre adultos, incluyendo el incesto y todas las "perversiones" mientras que estas no violen los derechos de otros. En el caso de la homosexualidad, lamentó incluso que el matrimonio entre hombres fuera prohibido, ya que sería "completamente inofensivo a la sociedad". Además Forel fomentó la "disponibilidad libre de métodos anticonceptivos", e incluso quizo que el aborto fuese permitido en casos de violación, peligro para la salud de la madre, enfermedades mentales y eventualidades similares. Desde luego se entiende que, a principios de nuestro siglo semejantes programas en boca de un científico de renombre tenían un carácter de provocación. Sin embargo, Forel había reflexionado cuidadosamente al respecto y justificado ampliamente sus exigencias, aunque sin referencia a la ética cristiana tradicional. Aunque creció en una atmósfera calvinista devota, muy pronto Forel se volvió escéptico respecto a la Religión y por ello a los 16 rehusó incluso la confirmación. La fortaleza de voluntad que manifestó en esta rebelión juvenil, fué una característica típica suya. Siempre que se trataba de su convencimiento honesto, hacía caso omiso de la delicadeza de los demás.

Lenguaje sin tapujos

El siempre fue deliberadamente rudo no sólo en el contenido sino también en la forma. Así por ejemplo, fomentó la reforma de la ley de Sodomía en estos términos drásticos: "en caso de un impulso sexual no satisfecho se aparea por ejemplo un pobre imbécil, que es despreciado por todas las chicas, en la oscuridad tranquila del establo, con una vaca que come cómodamente, la cual no se preocupa y no es perturbada por ello ni en su pudor ni en su bienestar... ¿De dónde toma la ley el derecho de castigar semejante acto?... Esto es un resto de misticismo religioso, algo parecido al castigo del pecado contra el espíritu santo".

Forel quiso liberar a la ley de dichas frivolidades. En su opinión, la ley justificaría su existencia sólo como un sistema racional y utilitario. Sin embargo, muchos otros científicos de disciplinas muy diferentes, también demandaron la secularización de la ley criminal. Ellos, también quisieron una respuesta "racional" a la cuestión sexual, es decir, una reforma sexual completa sobre la base del conocimiento científico. Así, la gran publicación de Forel hizo una contribución esencial al establecimiento de una ciencia especial "ciencia del sexo", para la cual Hirschfeld acuñó un lema adecuado: "Per scientiam ad justitiam!" (¡Por medio de la ciencia hacia la justicia!)

No era sino lo justo, en 1908, que Forel también apareciera como colaborador de la primera Revista de Sexología (Zeitschrift für Sexualwissenschaft), la cual fue editada por Hirschfeld en Berlín. Otros autores fueron, los entonces discutidos psicoanalistas Sigmund Freud, Alfred Adler y Wilhelm Stekel, los grandes académicos reconocidos Paolo Mantagazza y Cesare Lombroso y muchos otros. Sin embargo, mientras que la mayoría de los Freudianos rehuían compromisos prácticos sociopolíticos y gradualmente se alejaban del círculo de los sexólogos, Forel, el apasionado activista, permaneció en contacto con Hirschfeld hasta su muerte. Además, llegó a ser coeditor de una revista especial de reforma sexual "Herencia y vida sexual" (Vererbung und Geschlechtsleben) y escribió para la revista feminista "Nueva generación" (Neue Generation) de Helene Stöcker. Tres años antes de su muerte, también aceptó la presidencia de la Liga Mundial para la Reforma sexual - junto con Hirschfeld y Havelock Ellis. Esta liga intentó imponer sus peticiones internacionalmente tan ampliamente como le fue posible.

Forel y la Eugenesia

Como psiquiatra, Forel había conocido pronto los efectos devastadores individuales y sociales del alcoholismo y dedicó su vida a combatirlo. Como paladín de la abstinencia del alcohol, contó, sobre todo, con persuasión y ejemplos personales, pero fue también bastante ingenuo al esperar la mejora mediante prohibiciones legales. El nunca se dió cuenta completamente del grotesco fracaso del experimento estadounidense de la prohibición. Fue del mismo modo, creyente en materia de leyes estadounidenses referidas a la esterilización forzada, la cual fue aplicada presumiblemente sólo en casos excepcionales. El abuso racista de dicha ley simplemente se le escapó. Forel elogió tales leyes como "eugenésicas" y creyó seriamente que ellas contribuirían a una reproducción deliberada y eternamete perfecta de la raza humana. Como ardiente pacifista, deploró la "Cacogenesia" es decir la antiselección de guerra, la cual mató salvajemente a los mejores y más sanos en el campo de batalla, mientras que los viejos y enfermos sobrevivieron en la patria. Al contrario, él creyó que mediante el uso de métodos anticonceptivos y de la esterilización voluntaria de aquellos que sufrieran enfermedades hereditarias, impediría su reproducción. Curiosamente, la esterilización masculina (vasectomía), debido a la afirmación del endocrinólogo Eugen Steinach, fue menos popular entonces, como método anticonceptivo entre los pobres que como método de "rejuvenecimiento" entre los ricos. Además, muchas mentes críticas creyeron en el efecto ilusorio, y el mismo Sigmund Freud se sometió a una "operación Steinach". Forel, sin embargo, se interesó por un incremento en las razas e individuos de "alta calidad" y una disminución de aquellas de "baja calidad". Incluso planteo la "eutanasia inmediata" en caso de malformaciones de nacimiento. Tales ideas presentadas en la jerga científica inocente de entonces, caen bajo la sombra de las subsecuentes atrocidades nazis. Así, existe hoy el peligro de una "proyección hacia atrás" que hemos aprendido desde entonces y de creación de Forel, ex post facto, un compañero ideológico de Himmler. De hecho, después del final de la Segunda Guerra Mundial, el periódico suizo "Solothurner Anzeiger" sucumbió a este peligro y escribió el 28 de julio de 1945: "Espanto y horror corrieron por el mundo, cuando las atrocidades en los campos de muerte alemanes llegaron a ser conocidas... Sin embargo no es suficiente arrastrar los infrahumanos SS al patíbulo... En 1942, el libro "Die Sexuelle Frage" de Auguste Forel fue publicado por una editorial suiza en su decimaséptima edición (!) ... Este trabajo, después de la discusión de razas inferiores (!) y selección (!), da lugar a la pregunta si nacidos liciados y niños con malformaciones severas deberían ser mantenidos vivos bajo cualquier circunstancia... Sin embargo, sólo existe un pequeño paso de la eliminación de estos liciados a la gasificación de ancianos y enfermos y a los campos de muerte modernos para las llamadas razas inferiores... Quien quiera que exhorte a otra persona a cometer asesinato, puede ser castigado por la ley. Pero, si alguien, en nombre de la ciencia, pide la muerte de cientos de miles, uno cierra firmemente ambos ojos y luego afirma hipócritamente estar horrorizado por la aplicación práctica de estas teorías. Cuanto tiempo tendrá que tolerar el pueblo suizo este espíritu nazi en su propia casa?"

Selección racista?

Esas sugerencias simplístas, las cuales sacan las ideas de Forel de sus contextos científicos e históricos, no hacen frente a un examen riguroso. Es cierto que Forel compartió muchos errores con sus contemporáneos, y también tuvo una actitud imperialista extraña hacia las razas "negra" y "amarilla", pero fue también muy honesto, consciente y desinteresado para prestarse al más mínimo acto inhumano. Por el contrario, cualquier lector de sus escritos debe admirar como Forel atacó infatigablemente todo prejuicio, discriminación o injusticia que llegaba a sus oídos. No hay duda de que él hubiera luchado con todas sus fuerzas contra el estado nazi y su política racial. Incluso a edad avanzada firmó apelaciones contra la pena de muerte y contra el antisemitismo y de hecho contra todas las formas de racismo, haciendo alusión a la mezcla racial en su propia familia.

Incluso donde, según las ideas actuales, hubiera sido cuestionable, desarmaría finalmente por medio de su autocrítica, cuando no mediante su lógica extravagante. Por ejemplo, una vez propuso seriamente una solución simple a la disputa acerca del valor mayor de la raza "blanca" o de la "amarilla": adopción mutua de bebés. Los niños asiáticos occidentales, criados en Europa por padres europeos y los niños europeos criados en Asia oriental por padres asiáticos, deberían luego como adultos ser comparados. La "selección" racial fue para él, en cualquier caso, un proyecto voluntario y a ser realizado a lo largo de siglos. El rechazó la idea de un ser humano ideal: "No existe tal "ser humano ideal"... Gracias a nuestros cruces raciales, existen seres humanos mejores o sea, más sociales, más éticos... que realmente anhelan una perfeción inalcanzable, aunque sólo sea para el futuro. Ellos desean lograr una humanidad internacional, sin guerras, sin drogas estimulantes que afecten sus cerebros, sin dinero. Esto puede ser alcanzado por medio de la Eugenesia, aunque nunca completamente, a través de la lucha contra nuestro propio impulso egoísta. La Eugenesia necesita tiempo y paciencia."

Así que, por supuesto el libro de Forel "Die sexuelle Frage" fue prohibido en la Alemania Nazi. De hecho, existe una opinión experta especial escrita en 1938 por el psiquiatra nazi M. H. Göring la cual explica la razón de la prohibición. C. Müller, el director del Forel Archive in Lausanne-Cery, la publicó hace dos años, y ésta prueba de una vez por todas que Forel no fue para servir al proposito de los nazis. Como Göring minuciosamente enumera, las afirmaciones de Forel concernientes a la "pregunta racial", la pena de muerte, homosexualidad, igualdad sexual, anticoncepción, aborto y esterilización fueron inaceptables.

Legado sexológico de Forel

Cuando una exposición especial en Zurich ahora recuerda los orígenes de la Sexología, se puede recordar con orgullo a su gran pionero suizo. Su camino hacia la Sexología fue lógico e inevitable, y el impulso que le dió continuó teniendo efecto durante mucho tiempo. Forel fue sobre todo, un científico, acostumbrado a tratar problemas incluyendo problemas sexuales de una manera racional. Como médico y psiquiatra, se preocupó de la salud del individuo y de la sociedad. Sin embargo, su sentido del deber y su temperamento apasionado le exigían que convirtiera sus conocimientos en un compromiso social práctico.


Fritz Brupbacher el asistente de Forel.

Su asistente en Zurich, el más tarde activista médico Fritz Brupbacher, lo describió de esta manera: "Cada una de sus conferencias fue una fiesta.... Forel siempre lleno de entusiasmo desbordante, siempre lleno de problemas, nos arrastraba, iluminaba, centelleaba y cautivaba. Donde había un prejuicio, lo sacudía violentamente, donde había necesidad de una palabra de valor, Forel la pronunciaba para horror de sus colegas y no menos considerable horror del gobierno de Zurich... Siempre combatió el egocentrismo y las actitudes "superiores" de la juventud; intentando siempre involucrarlas en causas sociales."

Para Forel, así como para los otros investigadores sexuales con quienes permaneció en contacto, el motivo impulsor fue una reforma sexual sobre una base científica. Aunque, hoy, su confianza en la fuerza de la razón parece algo ingenua, podemos aún considerar el ejemplo personal de Forel como un ejemplo a seguir. A pesar de sus achaques físicos, permaneció activo hasta su vejez, modesto en su vida diaria, pero luchador e intrépido en su vida pública, fué un abogado fuerte y digno de confianza de la nueva ciencia.



Carta de Forel a Hirschfeld y a los participantes del congreso de la WLSR en Londres. Para ver la traducción, haga click aquí. Auguste Forel en su vejez.

Afortunadamente, no sobrevivió para ver la destrucción por parte de los nazis de esta ciencia joven. Con la subida de Hitler al poder en Alemania, no solamente fueron prohibidos los libros de Forel, sino también aquellos de los otros sexólogos pioneros. De hecho, estos fueron conducidos al exilio mientras vivieron. El primer Instituto de Sexología de Hirschfeld en Berlín fue saqueado ya en 1933, las sociedades sexológicas tuvieron que disolverse, e incluso la Liga Mundial para la Reforma Sexual no sobrevivió mucho tiempo a la muerte de sus presidentes Forel y Hirschfeld.

Sólo después de la Segunda Guerra Mundial, vivió la Sexología su renacimiento, esta vez en los Estados Unidos con los estudios pioneros de Kinsey y Masters y Johnson. También tuvieron lugar congresos sexológicos mundiales en: Paris (1974), Montreal (1976), Roma (1978), Ciudad de México (1979), Jerusalén (1981), Washington, D.C. (1983) y Delhi (1985). Así ha sido revivida una tradición de preguerra importante, y en 1987, Heidelberg será la próxima sede del congreso. Hasta entonces, la Sexología europea será capaz de contribuir con aportes importantes. Suiza tiene incluso, desde hace algunos años, un departamento sexológico universitario - el Unité de Sexologie de la Universidad de Ginebra. Para conocedores de la historia hay aquí una justicia poética a su obra: el legado sexológico de Forel continúa viviendo en el Lago Lemán, donde él, al igual que antes Voltaire y Rousseau, trabajaron en beneficio de toda la humanidad.

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