Miniatura del siglo X, donde vemos a Jesucristo coronando a Oton I, los seguidores de Oton
tomaron de Bizancio la idea que el poder real le venia directamente de Cristo
Era mal visto, pero los Papas tenian que hacerlo, ya que los emperadores no solo los protegían
de invasiones extranjeras, sino que además les daban territorios y riqueza material para beneficio de
todos sus proyectos.
Fue el Papa Gregorio VI (Giovanni Graciano Pierleoni 1045‐1046) y Enrique III (1017‐1056), Rey
de Germania, quienes inician la querella que habría de durar muchos años.
Gregorio VI (1045‐1046)
Enrique III de Germania (10171056)
El Papa Gregorio VI trató de hacer reformas que no se lo permitió Enrique III de Germania. Con
ellas el Papa quería recuperar el prestigio perdido de la Iglesia y su gran poder de influencia entre las
naciones europeas cristianas. Esta acción condujo al Papa a convocar el Concilio de Pavia y el Sinodo de
Sutri.
El primer enfrentamiento entre Papado e Imperio es la denominada `Querella de las
Investiduras' (1024‐1122) donde el Emperador Enrique III de Germania (10171056) pretendía ser
denominado `Augusto', Rey de los Romanos, queriendo adquirir, por ende, un `carácter sagrado'
proclamandose como `Hijo adoptivo de Dios' de quien recibe directamente el poder en la tierra y
considerandose el legitimo sucesor del apostol Pedro (Cesaropapismo). Pero lamentablemente para el
emperador tenía que ser obligatoriamente coronado por el Papa, Gregorio VI (1045‐1046) y aquí
comenzaban los problemas.
Sin embargo Enrique III muere y el Papado quiere aprovechar la contingencia para `liberarse'
del sometimiento a los poderes imperiales. Emprenden cambios para dignificar a la Iglesia, a los clerigos,
151