amenazan la vida de Juan Vicente Gómez, quedándose por su seguridad en Maracay, sede que se le
sería de agrada por todo el resto de su vida. En esos momentos la salud de Castro comienza a incidir
determinantemente en la conducción del gobierno y son los años 1907 y 1908 de duro trajinar para el
enfermo Castro quien deja de malinterpretar al general Gómez y lo nombra primer vicepresidente.
Una vez partido Castro, Gómez da el golpe de estado y posteriormente en una serie
interminable de vericuetos constitucionales hace que el Congreso Nacional lo nombre en abril de 1910,
General en Jefe de los Ejércitos Venezolanos. El objetivo había sido alcanzado.
Son dignas de mención las palabras de Gómez al tomar el poder, por aquello de que la historia
es una serie ininterrumpida de repeticiones y errores que desdicen del valor de raciocinio humano. Cito
textualmente: `Ya sabeis que vine a desempeñar el Poder Ejecutivo Nacional en virtud del titulo legal
que invisto, sin ser empujado por ninguna ambición personal... vine a hacer efectivas las garantías
constitucionales, practicar la libertad en el seno del orden, respetar la soberanía de los estados, amparar
las industrias contra odiosas confabulaciones, buscar una decorosa y pacifica solución para todas las
contiendas internacionales, vivir vida de paz y de armonía y dejar que sólo la ley impere con su
indiscutible soberanía.' Todo era falso. (43)
Los Generales Juan Vicente Gómez y López Contreras
¿CUÁLES FUERON LOS PADECIMIENTOS UROLÓGICOS DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ?
El General Juan Vicente Gomez (1857‐1935) sufría de retenciones agudas de orina, por
presentar un crecimiento de la glándula prostática (inicialmente de origen benigno que luego se le sumó
un cancer de próstata), necesitando cateterismos uretrovesicales con relativa frecuencia a partir de la
década de los 60 años en adelante. No se podría descartar alguna estrechez uretral ocasionada por
alguna uretritis de etiología venérea en su época juvenil, frecuente en la segunda mitad del siglo XIX.
(1,2,9,13,20,21,24)
A finales de 1921, es decir a los 64 años, hace una retención de orina de características graves,
pero con la acertada intervención del doctor Adolfo Bueno, logra recuperarse.
Son varios los galenos que actuan en los cuadros de retenciones aguda de orina que tenía el
benemérito, según el registro que de la evolución clínica llevaba uno de sus edecanes el Coronel
Benjamín Velasco Ibarra, aporte invalorable en la investigación histórica de los hechos acaecidos al
general Gómez.
Al principio los médicos eran Chacin Itriago y el doctor Nuñez Tovar, dándole al General
píldoras de Urotropina, baños de asiento y bolsas de agua caliente, con lo cual lograba aliviar muy poco
las crisis de retenciones urinarias que lo aquejaban. Llaman posteriormente a Caracas al doctor Rafael
Gonzalez Rincones quien realiza cateterismo vesical, extrayendo abundante orina (1,2,9,13,20,21,24)
Posteriormente los cateterismos uretrovesicales son infructuosos y llaman a Caracas a los
doctores Adolfo Bueno (1881‐1967) y Elias Rodriguez y éstos al pasarle una sonda más rígida se logró
extraerle litro y medio de orina de olor penetrante, característico de vejigas de gran capacidad y
descompesadas, compatible con vejiga obstruida de larga data aunado a la presencia de una vejiga
diabetica.(1,2)
Esto, desde el punto de vista medico, es interesante ya que las versiones que se han leido
refieren que la diabetes del General Gómez se le evidenció pocos meses antes de morir. Esto ocasiona
una duda razonable, ya que en la decada de los años 20 su vejiga descompensada con niveles de
capacidad por arriba de un litro de orina nos decía a todas luces del desarrollo de la diabetes y de sus
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