Decía Pocaterra, cito textualmente: `La República era un largo lamento solapado, bajo una
orquesta de jazz‐band, entre una zarabanda de chárleston y de concesiones de hidrocarburos'.
Doctor Henrique Toledo Trujillo
General Juan V. Gomez
Al General Juan Vicente Gomez, a sus setenta y cuatro años se le aconseja a través de una Junta
Médica de su confianza, una cirugía prostática y se decide que el mejor cirujano que existe para la época
es el eminente urologo francés Georges Jean Baptiste Marion (1.869‐1.960). Se le recomienda que vaya a
‐`Me muero en Venezuela pero de
aqui no salgo' y en 1.932 traen al eminente doctor Marion, de Francia a Venezuela.
El Dictador Gómez obliga al doctor Marion a operar a dos pacientes del Hospital Vargas de
Caracas, antes de operarlo a él y uno de ésos pacientes muere a las veinticuatro horas de haber sido
intervenido quirurgicamente, por lo cual el General Gómez, desconfiado, envía de regreso al profesor
Marion a Francia y nunca se operaría. Moriría Gómez, tres años despues, de una insuficiencia renal
producto de la obstrucción de la salida vesical por la glandula prostatica tumoral.
George J.B Marión (1.869‐1.960)
Otra de las anecdotas de Gómez refería que cuando éste le daban urgencias urinarias, donde se
consiguiere iba a orinar, bien sea en el baño de un instituto de gobierno, o de una escuela o de una casa
de familia y `una meadita del general', era motivo de orgullo para los afectados y a us vez de envidia y de
consternación para los demás, y Herrera Luque en su libro `En la casa del pez que escupe agua'
jocosamente refería que al igual que sucedía con los emperadores romanos que se inventaron los
lagrimorios, para guardar las lagrimas `imperiales', deberían haberse inventado los `urinorios' para los
meados del `César Venezolano'.
Según versiones del doctor Francisco Plaza Izquierdo con el autor de éste ensayo, cuando el
doctor Adolfo Bueno Madrid, familiar del doctor Plaza Izquierdo `fue llamado y buscado para que le
resolviera el transtorno obstructivo urinario al General Gómez, al llegar a Maracay pidió una sonda de
Nelaton y pudo completar el cateterismo uretrovesical sin ninguna dificultad, por lo cual el doctor Plaza
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