Aun cuando se dice que eran mujeres escogidas para él, no deja de despertar dudas clínicas
debido a la frecuencia que en ésa época se tenía de enfermedades como la gonorrea, la sífilis y el
linfogranuloma venéreo. Pío Gil en `El Cabito' describe de manera morbosa dicha característica de
Castro e inclusive el General López Contreras adepto a Castro refería que la `dedicación al amor libre'
causó grave impacto en la vida política del presidente.
López Contreras, con su parquedad característica, refería que la licenciosa vida de Don Cipriano
le había venido afectando peligrosamente. Excesos con los licores, y sus andanzas sexuales con la
adquisición de alguna enfermedad venérea (alguna gonorrea mal curada) produjo repercusiones urinarias
ascendentes (uretra, próstata, vejiga y riñones) que infectaron las vías urinarias llegando al riñón y
produciendo daños renales importantes, `riñón supurado'.
La sintomatología clínica infecciosa urinaria como fiebres, postración, sudoración, cefaleas, no lo
abandonarían nunca, por el resto de su vida.
Como dato interesante y comparativo, nunca su compadre el general Juan Vicente Gómez,
participaría de aquellas `orgías castristas'.
Fue a partir del año 1.904 cuando se convierte en un hombre disipado y trivial. Protagonizando
episodios vergonzosos en prostíbulos. Recibiendo a los ministros en billares o en el gabinete del masajista,
mientras los músicos tocaban componiéndole valses. La liviandad y el indecoroso comportamiento,
campean en el centro del poder, a la par que el presidente pierde su brillantez y sus facultades físicas
debido a sus famosas parrandas. Venezuela era definida como el país donde `Los hombres le abrían los
brazos a Castro y las mujeres la abrían las piernas'.
Ya en 1906 expuso como excusa para `una' de sus renuncias `fatiga y hastío'. Varias veces
suspende labores gubernamentales para irse a descansar a la Guaira en Macuto.
El agravamiento de su cuadro clínico es debido al padecimiento de una fístula colónica‐vesical
que se diagnostica clínicamente en 1.907 y endoscópicamente en 1.908, por el doctor Juan Manuel Iturbe
Bescanza (1.883‐1.962) quien regresaba de sus estudios en Alemania e introdujo en Venezuela el
Cistoscopio de Nitze, para exploraciones endoscópicas de la uretra y vejiga urinaria. Dicha exploración se
realiza en la Clínica de su propiedad entre las esquinas de Principal y Conde.
Aquí se presenta una duda razonable, que aparece en varias fuentes consultadas. Manuel Iturbe
llega de Europa en 1.908, por lo cual es imposible que se le haya realizado un diagnostico endoscópico el
año 1.907 al general Cipriano Castro, por lo cual pensamos que la cirugía que trataron de hacer Revenga y
Acosta Ortiz en Macuto en 1.907, no tenia el diagnostico endoscópico de Iturbe. Este se haría al año
siguiente, año de la partida para Alemania a realizarse su cirugía definitiva en Berlín con el doctor Israel.
La fístula colónica‐vesical es una comunicación anormal del sistema intestinal con el sistema
urinario, es decir el colon sigmoides se adhiere y comunica con la vejiga urinaria, por una complicación de
una enfermedad diverticular en el colon y con el tiempo se abre el colon hacia la vejiga urinaria,
produciéndose la entrada de materia fecal y gases intestinales a la vejiga urinaria, provocando infecciones
urinarias a repetición, y sobre todo infecciones urinarias ascendentes que ocasionaron pielonefritis a
repetición con la ulterior formación de un riñón `supurado', patología difícil de tratar en la Venezuela de
entonces.
Doctor Juan Manuel Iturbe Bescanza (1.883‐1.962)
165