1.973;107(6):985‐991) y posteriormente Dalton con el mismo grupo de investigadores, describen la
tuberculosis en la momia de un niño inca del 700 DC (Dalton H.P, Allison M.J, Pezzia A. Med Coll Virginia Q.
1.976;12:43‐48). Lamentablemente, no vivió para ver con sus ojos como la comunidad científica
internacional aceptaba como válido aquello que el había descubierto (Requena A. Evidencia de tuberculosis
en la América Precolombina. Acta Venezolana. 1.945; 1: 141‐164).
"El doctor Requena diagnostica a sus pacientes de barro cocido", informaba el diario "El
Nacional" el 8 de agosto de 1.950. Obviamente no se refería a la figurilla representando una joven
gestante que había regalado a su amigo Julio Calcaño. En ésta el diagnóstico era más que obvio.
Como complemento necesario a la arqueología se interesó vivamente por la antropología.
Realizó estudios sobre las deformaciones craneanas a que eran sometidos los niños indígenas y que
habían sido interpretadas, al ser observadas en cráneos de adultos, como pertenecientes a otras razas y
culturas. Tanto así, que su propio padre adelantó la tesis de que se trataba de "atlantes".
Estudió diversos grupos étnicos, entre ellos los ayamanes, verdaderos pigmeos caribeños
asentados en Falcón. Contribuyó de forma importante a los estudios sobre la población del territorio
americano y venezolano en particular.
Como corolario a sus intereses en arqueología y antropología, fue de los fundadores y por
muchos años director de la Escuela de Sociología y Antropología de la Universidad Central de Venezuela.
También fue de los fundadores y primer Presidente del Colegio de Sociólogos y Antropólogos de
Venezuela (Berrizbeitia, E.L de. Diez médicos precursores de la antropología física en Venezuela. Rev Soc Venez
Historia de la Medicina. 1.992; 41(62): 1‐40), (Castro G.A. Sociólogos y Sociología en Venezuela. UNESCO; 1.988).
Su colaboración entusiasta y continua con el Museo de Ciencias Naturales le llevó hasta donar
gran cantidad de piezas arqueológicas al Museo. De ocuparse de los ancestros de los actuales indígenas,
pasó a ocuparse de ellos en la Comisión Indigenista, de la que fue miembro y hasta Presidente, por
muchos años. Procuró para ellos el bienestar y el respeto adecuado a sus personas, sus propiedades,
zonas de influencia, culturas y formas de vida.
También recordaremos que fue Presidente del Colegio de Médicos del Distrito Federal (1.950) y
Presidente de la Federación Médica Venezolana. En 1.951, fue elegido por primera vez Presidente de la
Federación Médica Venezolana. En ese año, como ahora, uno de los temas candentes, de diaria
discusión, era el del ejercicio ilegal de la medicina y el empirismo. La lucha fue frontal y acerba.
Le correspondió presidir la VII Asamblea de la Federación Médica Venezolana en que se aprobó
el anteproyecto de la Ley de ejercicio de la Medicina, que venía siendo postergado por las asambleas
anteriores y que, según sus palabras representaba "si no el máximo de sus aspiraciones, al menos la
consagración de sus más elementales derechos y el logro de mínimas aspiraciones" En esa misma
asamblea fue reelegido Presidente de la Federación Médica Venezolana.
Fue miembro de la Sociedad Venezolana de Cirugía, de la de Cancerología y Fundador y
Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Urología para el período 1.945‐1.946. El 25 de febrero de
1.954, fue recibido como Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas
y Naturales. Academia a la que pertenecía desde 1.948 (Fundación Polar. Diccionario de Historia de Venezuela.
P‐Z. Caracas: 1.988).
En 1.958, tras la caída de Marcos Pérez Jiménez, aparece totalmente involucrado en la Junta
Patriótica, de la cual termina siendo su Presidente.
Pero tanto fue el esfuerzo y los disgustos generados por los intereses políticos y personales de
otros, que chocaban contra su idealismo romántico y quijotesco y su emoción ante el futuro, la verdad y
la entrega generosa de su tiempo, su voluntad y su salud, que terminó muy enfermo y hubo de ser
intervenido de gastrectomía en los Estados Unidos de Norteamerica.
Falleció el 17 de julio de 1.973. La noticia de su muerte la expresaba el diario El Nacional en
"Ayer murió el doctor Antonio Requena, ilustre médico, antropólogo y hombre público
venezolano, que deja una huella perenne en el recuerdo de la comunidad nacional, por la obra de bien que
realizó en los diversos campos donde debió actuar..." (Zighelboim I, Requena A.G. El blasón de la cincuentona,
trece años después. Rev Obstet Ginecol Venez, oct. 2.005, vol.65, no.4, p.163‐166).
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