El Dr. Potenziani hace mención a este respecto sobre las dificultades para obtener y leer los
trabajos médicos venezolanos sobre materia urológica en nuestro país, que estuvo íntimamente ligada
por muchos años a la Cirugía General, sobre todo en los siglos XIX y XX donde los cirujanos se encargaban
de la práctica de la misma. El Dr. Pablo Acosta Ortiz cirujano estrella en su época aparece fotografiado en
el salón de sesiones de la Academia de Medicina con un instrumento urológico de su invención en París.
Las afirmaciones de los Profesores Drs. Ricardo Archila y Francisco Plaza Izquierdo, ambos valiosos
académicos, sobre tales dificultades son verdaderas y persisten.
Quiero dejar constancia de las grandes mejoras que se llevan a cabo en la biblioteca de la
Academia Nacional de Medicina, durante la gestión del Académico, Dr. Guillermo Colmenares A. en los
últimos 4 años, donde están muchos de los documentos señalados. Resumo: Hay 24 000 títulos
indexados. Se encuentran digitalizados desde el año 2.004 hasta la fecha. Información de los trabajos por
autores y materia de 1893‐1894‐1895. La bibliografía de los principales urólogos está disponible para su
lectura en la Academia indexados por autor y materia a petición de los interesados. La indexación de todo
el material existente resulta muy costosa y se trabaja sobre ella con personal atento y especializado.
El autor señala con detalles las causas y circunstancias que determinaron el establecimiento de la
Urología como una especialidad separada de la Cirugía General. El 25 de julio de 1.940 se funda la
Sociedad Venezolana de Urología. La creación de Servicios de Urología en el Hospital Vargas de Caracas a
cargo del brillante cirujano y urólogo Dr. Alfredo Borjas, mi recordado maestro, y más tarde del Dr. Luis H.
Rodríguez Díaz, ambos Académicos y ExPresidentes, contribuyeron al establecimiento de la Urología como
especialidad y una escuela venezolana que se ampliaría al inaugurar otra similar en 1958 en el Hospital
Universitario de Caracas.
Ya para terminar este Prólogo, quiero manifestar mi complacencia por la dedicatoria que el autor
hace de esta obra a mi maestro, amigo, compañero de Cátedra y de Academia el Profesor Francisco Plaza
Izquierdo, a quien profesé especial afecto.
Mis sinceras felicitaciones al Dr. Potenziani por la gran calidad demostrada en su obra, a la cual
auguro la mayor aceptación y consulta y mi agradecimiento por asignarme este Prólogo
Dr. José A. Ravelo Celis
Individuo de Número Sillón XXXIII
Academia Nacional de Medicina
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